La 'patrona' gráfica de los periodistas
Canallesca. María José Carmona recoge en un libro retratos fotográficos de 127 periodistas, imágenes acompañadas por las semblanzas profesionales y vocacionales
Hay quien llegó al periodismo "por lo mal que se me daba el latín" (Lola Alvarado, primera por orden alfabético) y quien lo hizo porque unas paperas le regalaron tiempo para la lectura (Esther Rodríguez). Hay tantas maneras de descubrir el periodismo como periodistas y casi todas están en el libro La Fauna en su Laberinto (Létrame).
El libro está formado por 127 periodistas, una legión, a los que a lo largo de cuatro años, la mayoría pasando por el salón de su casa de la Ronda de Triana, fotografió María José Carmona González (Cabra, 1962), una egabrense hija de locutores de radio que de niña entrevistaba a las toallas y a los paños de cocina, que con veinte años empezó en Radio Genil de Granada y en el siglo XXI descubre la fotografía. El libro incluye un autorretrato.
"El fresco final es un festín a lo Bosco", escribe en el prólogo Mercedes de Pablos. 45 de esos retratos ya formaron parte de una exposición de mujeres periodistas que la autora mostró en el Ayuntamiento con un texto de Carmen de Burgos, Colombine, una de las pioneras del oficio. Cazadoras cazadas.
Hoy es San Francisco de Sales (1657-1622). Este año se conmemora el cuarto centenario de la muerte del que fuera obispo de Ginebra y es patrón de los periodistas. María José Carmona es en cierta forma una patrona visual de esta fauna en su laberinto, como la llama en un título propio de novela del realismo mágico.
Hay tres dedicatorias en el libro. Tres oraciones por los ausentes, por utilizar una expresión de la novela de Tahar ben Jelloum. Uno es Paco Carmona (1935-2011), el padre de la autora, un locutor con mucho predicamento que aprendió a tocar el violín y prendió la mecha vocacional de su hija. Otro José Luis Jurado, Pepón (1958-2015), de quien Carmona recuerda su cita favorita: "Vivimos mientras haya alguien que nos dedique, aunque sea un pensamiento fugaz, pero nos transformamos en inmortales cuando lo que reserve para nosotros sea una emoción". Completa el podio de dedicatorias Valentín García Sandoval (1967-2019). Madrileño, se recrió en la Sevilla del 92. Posó para María José Carmona y escribió su perfil, "trabajo en la radio y soy capaz de entrevistar a una piedra si hace falta porque me encanta ponerme frente a un micrófono".
Pasamos por delante de su cámara cuatro matrimonios de periodistas. Los decanos, Juan Holgado Mejías y María Jesús González. En todo matrimonio tiene que haber un cura. Javierre convenció a Holgado para que se dedicara a la entrevista (le hizo la primera a Felipe González cuando era todavía Isidoro) y a María Jesús, que había estudiado Periodismo en Madrid con Vicente Verdú, Nativel Preciado, Soledad Puértolas y José María García, la convenció para venir a Sevilla.
En la nómina hay un periodista nacido en Ginebra, donde fue obispo san Francisco de Sales, y un "anarquista spenceriano". Vocaciones surgidas por Primera Plana, la película de Billy Wilder. Canteranos de Radio Aljarafe (Blas Fernández, Jorge Molina, Manolo Pedraz, yo mismo con Árbitro, la hora que hacía con el Guti) e historias llenas de inocencia. Lourdes Lucio, referente de la prensa política, recibía todas las semanas en su casa la revista Don Balón y quería ser presidenta del Betis. Charo Padilla, que sería la primera (y única) pregonera de la Semana Santa de Sevilla, se estrenó con una información sobre hockey sobre patines. Del latín al patín sin solución de continuidad.
Hay un paisano de Matías Prats que lleva casi treinta años con sus Historias de Papel, literatura radiofónica; una catedrática en conventos que acaba de ser abuela (Gloria Gamito); un Cervantes que viajó más que Colón; una Marina en Lola que fue Marinera en Rocío; viajeras como Mercedes Benítez que en Estados Unidos descubrió que "comen muy mal pero el periodismo lo hacen genial". Analógicos como Antonio López de Montilla, digitales como su hijo Isaac. Periodistas que han trabajado con Arenas y con Maíllo, sin distingos, reporteras que nacieron en el Hospital de las Cinco Llagas (M.J. García Romero) y otras que trabajan de periodistas en el Parlamento ubicado en el viejo hospital. Comunicadores de empresarios(García Mahamud) o de jornaleros (Raúl Limón). Un Delgado-Roig nieto del gran arquitecto.
Hay hasta una compañera, Gracia Ortega, que nació el día de Santo Domingo de Sales en Mairena del Alcor. Una María José Carmona, Pepa para sus amigos. Vocaciones periodísticas que llegaron después de dejar en el camino, según los casos, la Medicina, la Antropología o la Criminología. O el Teatro, metido hasta las entrañas en la trayectoria de José Luis Losa. Reporteros que hicieron el mismo viaje de la autora para descubrir la fotografía, caso de Juan María Rodríguez.
El papel de periódico o el éter de las ondas como trampolín de novelistas consagradas como Ana de Haro (33 premio Asecan por su libro sobre Blade Runner) o Eva Díaz Pérez, directora del Centro Andaluz de las Letras. Rafael Rodríguez, presidente de la Asociación de la Prensa de Sevilla, hacía los deberes oyendo la radio. Hay quien leía el periódico del día que ya había visto toda la clientela en el bar de sus padres.
Periodismo local, el más universal según Joyce, o institucional, incluso sueños de corresponsal de guerra. Baile de letras, letras de baile como las que domina Marta Carrasco, una madrileña de Sevilla que nació en Barcelona. Orla de currantes de diferentes escuelas y canteras: Carretera Amarilla, Polígono Calonge, Cardenal Ilundain, calle Rioja. Hijos del oficio como Manuel de Medio o supervivientes como Raimundo de Hita, que volvió a Región (la de los vivos) después de entrevistar a Juan Benet en un congreso sobre Carreteras. Con este libro volverás a Legión.
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