Manuel Marchena, catedrático de la Universidad de Sevilla y candidato a rector y Carlos F. Peruchena, científico de Datos en Amazon

Pasado, presente y futuro de la Universidad de Sevilla

Este viernes 12 de julio se cumplen 519 años de la Fundación de la Universidad de Sevilla

El Rectorado de la Universidad de Sevilla.
El Rectorado de la Universidad de Sevilla. / D. S.

12 de julio 2024 - 05:12

En el siglo XVI, más concretamente en 1505, el Papa Julio II otorgó al Colegio de Santa María de Jesús la facultad de impartir Teología, Filosofía, Derecho, Medicina y Artes iniciando su andadura la Universidad de Sevilla (US). Hay varias etapas claves en estos 519 años: El Plan de Estudios de Olavide, de 1768, significó la materialización de la Reforma Ilustrada para la Universidad de Sevilla que supuso el origen de la concepción de la universidad moderna, aunque este modelo no se consolidó hasta el siglo XIX. Con la Revolución de 1868 se declara libre el ejercicio de la enseñanza en todos los niveles educativos y se suprimen las asignaturas de Doctrina Cristiana, Historia Sagrada, Religión, Moral Cristiana, … El alzamiento contra la II República frenó un periodo progresista de la US que posteriormente sufrió una depuración entre 1936-39. Durante la dictadura franquista se puso en marcha la Ley de Ordenación Universitaria de 1943 que trajo un férreo control ideológico. En 1948 la US trasladó su sede a la antigua Real Fábrica de Tabacos (1728-1758). La Constitución de 1978 reconoce la autonomía de las universidades. En 1983 se aprobó la Ley de Reforma Universitaria que consolida la autonomía universitaria como un derecho fundamental y como servicio público esencial.

La Universidad de Sevilla hoy

La US que encontramos hoy es una universidad mastodóntica -con más de 80.000 personas (profesores, personal y alumnado)- que avanza lentamente sin unos objetivos concretos con un perfil bajo para su potencialidad real. Nuestra universidad tiene excelentes servicios con un capital humano magnífico e instalaciones, que hay que mejorar, distribuidas en 26 centros que articulan muchos barrios y distritos de Sevilla afortunadamente. Es un campus múltiple, abierto e imbricado que ha conseguido hacer crecer a la sociedad con la que convive. 

Ahora bien, hay un fatalismo instalado en el gobierno de la US sobre los graves problemas de gestión y procedimientos internos que están mediatizando negativamente la labor docente y de investigación, las dos funciones y objetivos claros de la universidad. Ante esta parálisis interna hay que mejorar de manera efectiva la gestión para que la US salga del resignado devenir y cambie su curso. Solo con audacia, arrojo, resolución y brío se puede emerger de donde se encuentra la US. La Universidad de Sevilla demanda un nuevo modelo que será el que propongan los actores principales (profesorado, personal técnico y alumnado) los que mejor conocen los cambios y mejoras oportunas: Un arquetipo de universidad moderna, innovadora, en vanguardia con el uso ético y eficaz de la inteligencia artificial.

La universidad bajo el nuevo paradigma de la IA

La irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) representa un cambio de paradigma sin precedentes en nuestra sociedad. Sus avances en áreas como conducción autónoma, diagnósticos y tratamientos médicos de precisión y herramientas de creación de contenido, entre muchos otros, están transformando la forma en que vivimos y trabajamos. Asimismo, plantean desafíos éticos y sociales como la desigualdad, la privacidad y la seguridad. Por tanto, es crucial que las universidades aprovechen los avances de la IA para mantenerse a la vanguardia y preparar a los estudiantes para los desafíos y oportunidades del futuro, formando profesionales que aborden sus implicaciones de manera responsable y participando activamente en el debate público para fomentar un desarrollo y aplicación ética y segura de la misma.

En este contexto, la universidad debe incorporar soluciones de IA que modernicen la enseñanza, evaluación y gestión académica, brindando una experiencia personalizada y eficiente. Sistemas basados en IA pueden ofrecer apoyo y aprendizaje personalizado a estudiantes, responder consultas mediante procesamiento de lenguaje natural, automatizar tareas repetitivas y optimizar la asignación de aulas y horarios. Además, el análisis predictivo con IA ha demostrado aumentar las tasas de retención y graduación al identificar y apoyar a estudiantes en riesgo de deserción en otras universidades, a los que se les brinda apoyo adicional.

Mas allá de aplicaciones para mejorar diversos aspectos del funcionamiento de la universidad, se debe abrir un debate sobre la reelaboración de sus planes de estudio, que reduzcan la acumulación de conocimientos en aras del desarrollo de habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad y la resolución de problemas complejos, más relevantes en la era de la IA. De forma complementaria, se debe plantear la incorporación de discusiones interdisciplinarias que combinen la tecnología con las humanidades, cultivando un pensamiento crítico sólido y un sentido humanista. Cabe citar a este respecto los desafíos éticos y filosóficos que plantea la IA, a los que se enfrentarán los estudiantes en su carrera profesional, que abarcan conceptos tales como la libertad individual, la autonomía humana y la naturaleza de la conciencia, como han señalado autores como Bostrom, Harari o Tegmark. 

A nivel social, la universidad tiene la responsabilidad de participar en la exploración de los principios y marcos que guiarán el desarrollo y uso de la IA, abordando temas como la privacidad, la responsabilidad, la transparencia y la equidad. En este sentido, es clave mejorar las capacidades de supercomputación y almacenamiento actuales de la universidad, así como fomentar el uso de servicios en la nube para complementar y escalar estos recursos de manera flexible y eficiente. 

Los disruptivos avances de la IA en todos los ámbitos, así como la rapidez con la que se producen, exigen una respuesta ágil por parte de las instituciones educativas, especialmente de la universidad. Es fundamental, por tanto, la incorporación responsable de la IA en planes de estudio universitario, investigación y operaciones, así como contribuir al bienestar y desarrollo de su entorno. Sólo así podrá seguir cumpliendo su misión de formar ciudadanos preparados para los retos del futuro y generar conocimiento valioso para el progreso social. De otro modo, se corre el riesgo de formar profesionales con habilidades obsoletas y desconectados de los desafíos y oportunidades que plantea este nuevo paradigma.

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