La pandemia dispara el número de sevillanos con problemas mentales
Día Mundial de la Salud Mental
El número de pacientes crece un 20% en un año mientras la media de espera para una primera consulta con el especialista es superior al mes en todos los hospitales de Sevilla
Los expertos apuntan que las patologías que más han proliferado son ansiedad, depresión y conductas suicidas
La ola de la salud mental
Desde el inicio de la crisis sanitaria hasta la actualidad, un 6,4% de la población ha acudido a un profesional de la salud mental por algún tipo de síntoma, siendo el mayor porcentaje un 43,7% por ansiedad y un 35,5% por depresión, según los últimos datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Más de dos años después de la declaración del estado de alarma y el confinamiento, la pandemia sigue generando un gran impacto en la salud mental de la población. En la provincia de Sevilla, se atendieron un total de 87.437 consultas relacionadas con algún trastorno de esta naturaleza durante el pasado 2021. Los datos representan un 16% más respecto al 2020 -inicio la crisis sanitaria- cuando se contabilizaron 73.461 atenciones en el conjunto de todos los recursos asistenciales del Servicio Andaluz de Salud (SAS), según datos facilitados a este medio por la Consejería de Salud.
El número de pacientes también se ha visto incrementado. En este caso un 20% entre 2020 y 2021 pasando de 17.789 a 22.478. Mientras, la espera media para una primera cita con el especialista también se dispara. Los datos estadísticos revelan el aumento exponencial de los sevillanos que piden cita por algún trastorno mental. Según el último informe sobre las listas de espera de consultas externas, a finales de junio de 2022 había en los hospitales sevillanos 5.638 pacientes que aguardaban una primera consulta con un profesional, con una demora media superior a un mes en todos los hospitales de la provincia donde se presta este servicio. Destacan los 91 días de espera del Hospital La Merced de Osuna, seguidos de los 70 días que se esperan de media en el Macarena, los 38 del Virgen del Rocío y los 36 del Valme.
Para el doctor Álvaro Moleón, especialista en psiquiatría del Hospital Virgen del Rocío y premiado por Doctoralia como el mejor de España, los cambios que supuso en el día a día de la población la crisis del coronavirus están detrás, "sin duda", del aumento de los trastornos psiquiátricos, pero apunta otros factores que también están influyendo como la guerra de Ucrania o la inflación de los últimos meses. "Son situaciones que hace que vivamos en una incertidumbre continua y eso provoca que patologías mentales que estaban en segundo plano pasen a primer plano y que aparezcan ciertos trastornos nuevos", explica.
Y es que, la pandemia ha puesto a todos en una situación de mayor aislamiento y soledad, pero en las personas vulnerables y con enfermedades psíquicas previas se ha acentuado. Los síndromes ansioso-depresivos se han multiplicado. "Son trastornos que muchas veces están sustentados por la hiperesponsabilidad y el exceso de trabajo que hace que la población cada vez se dedique menos horas a su vida personal y eso genera ansiedad en determinados perfiles de personas", señala. El profesional también apunta a un aumentado los trastornos obsesivos-depresivos "con tintes hipocondríacos".
En esta línea, un elevado porcentaje de pacientes demanda una primera consulta con un equipo de salud mental porque percibe que algo no va bien en su día a día, como cambios de humor, sentimiento de desesperanza, de soledad o de vacío. Existen otros síntomas sutiles, como la pérdida de apetito o apetito desmesurado, insomnio o somnolencia extrema, la sensación de nudo en el estómago, náuseas o taquicardias. "Es una sintomatología a la que hay que estar atentos también en los niños", añade.
El psiquiatra destaca el elevado porcentaje de pacientes en edades tempranas, infancia y adolescencia, como una de las consecuencias de la crisis sanitaria. "Es algo que estamos viendo tanto en las consultas ambulatorias de psiquiatría como en las urgencias hospitalarias. Niños y adolescentes que cada vez tienen más episodios de descompensación psicopatológicas principalmente con clínica compatible con la conducta suicida", afirma. "Son conductas que claramente se han agravado con la pandemia porque antes eran poco frecuentes", apostilla.
El doctor Moleón advierte de que, pese a los avances, la depresión sigue teniendo asociados una gran diversidad de creencias negativas. La desestigmatización de esta enfermedad mental supone la adopción de una nueva perspectiva y el abandono de prejuicios y actitudes discriminatorias. Algunos de los mitos vinculados con esta patología están relacionados con la creencia de que la única sintomatología es el sentimiento de tristeza; que la gente con menos recursos es más propensa a sufrir depresión; que es una debilidad mental o que se finge para llamar de atención. "Yo creo que, realmente, lo que hay es un gran desconocimiento de lo que es la salud mental. Los pacientes con depresión no es que no salgan de la cama o de casa porque no quieran como la población puede llegar a pensar. Se trata de un síntoma más de la enfermedad que padecen. Pedir a un paciente con depresión que sociabilice es imposible para ellos. Sigue faltando mucha conciencia sobre lo que son las enfermedades mentales. Este factor es mucho más latente cuando el enfermo es un menos. Y en eso estamos trabajando desde las sociedades científicas y también con la visibilización en las redes sociales", sentencia el psiquiatra.
En los casos extremos, el paciente puede llegar al suicidio, que es la primera causa de muerte no natural en España, triplicando las muertes por accidente de tráfico. "Que en nuestro país siga sin existir un plan de prevención del suicidio como ya lo hay en otros países cercanos es incomprensible. Es urgente que se desarrolle un plan y que actuemos de forma decidida ante esta lacra", sentencia.
En este sentido, el psiquiatra fija el foco en los avances. "Se están desarrollando nuevas formas de abordaje terapéutico. Destaca la elaboración de planes de atención asertiva comunitaria para pacientes con enfermedad mental grave que tienen un déficit a nivel social y hay equipos multidisciplinares de ayuda que acuden a su domicilio con cierta periodicidad. A nivel farmacológico, también hay avances muy buenos, sobre todo, en esquizofrenia y el riesgo suicida. Pero creo que son las técnicas de estimulación cerebral que serán nuestras principales armas en las próximas décadas para el abordaje de los trastornos mentales más resistentes", concluye.
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