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Los operarios de Lipasam retiran del río 500 kilos de basura cada semana

Un barco municipal 'barre' de lunes a sábado el Guadalquivir a su paso por la ciudad y colabora en los rescates · Los operarios advierten de la tendencia a arrojar urnas con cenizas de difuntos a las aguas

El barco 'Anastasio Senra', junto al Puente de Triana, en sus tareas de limpieza diarias.
Juan Parejo

25 de octubre 2010 - 05:03

Contenedores, bicicletas, colchones, tableros, carros de la compras, botellas y hasta coches. La empresa municipal de limpieza, Lipasam, retira cada semana una media de cinco metros cúbicos de basura, el equivalente a 500 kilos. De estas tareas se encarga el barco Anastasio Senra, botado en 1991 y que a diario recorre la lámina de agua para barrer la suciedad superficial y mantener el agua en perfecto estado de revista.

El barco recorre semanalmente los cinco kilómetros que hay, aproximadamente, entre el Puente de las Delicias a las últimas estribaciones del Parque del Alamillo. La zona está dividida en 23 sectores y se estima que, al año, la basura retirada supera las 20 toneladas de residuos, que posteriormente se trasladan hasta una planta de reciclaje para su tratamiento.

"Normalmente el río está limpio porque hacemos batidas de lunes a sábado. El día que más suciedad suele haber es el lunes. Por la botellona hay muchos residuos en el Paseo Juan Carlos I, muchas botellas, y plásticos, pero hemos sacado de todo, como un coche hace un par de años que tiraron desde el Paseo de la O", explica José Verdugo Rodríguez, patrón del barco, que lleva desde 1991 realizando la misma tarea. Le acompaña Fernando López Rojas, que se incorporó a este servicio hace sólo tres años. Él también es patrón portuario y marino de máquina y optó a esta plaza después de ser conductor de camiones: "Aquí se está mejor; no hay tanto estrés".

Verdugo y López trabajan en la que ellos denominan la calle principal y más importante de Sevilla, un canal que es utilizado en demasiadas ocasiones por los ciudadanos como vertedero incontrolado. Otro de los cometidos del barco Anastasio Senra es baldear las zapatas de los puentes y las orillas. Además, el barco va equipado con una manguera de agua a presión que lo convierte en un arma muy útil para luchar contra el fuego.

Desde que el barco empezó a funcionar, en 1991, siendo alcalde Manuel del Valle, José Verdugo ha ido atesorando en su memoria infinidad de anécdotas curiosas y algunos momentos nada fáciles de digerir. En estos casi 20 años se ha topado con 19 personas ahogadas en el río. La primera en 1992. Siempre colaboran con la Policía y los Bomberos en el rescate de los cuerpos: "La primera vez te llevas una impresión terrible. Estás varios días que te despiertas hasta por las noches. Mi primer compañero se fue cuando encontramos a una mujer ahogada".

También hay veces que estos operarios de Lipasam llegan a tiempo y contribuyen a salvar vidas. "Una vez me tiré a por una mujer", afirma Verdugo. "La verdad es que hemos salvado a mucha gente; además de tener limpio el río hacemos una labor de asistencia y auxilio. Algún día nos deberían reconocer este trabajo, que luego la medalla se la ponen siempre a los policías, cuando nosotros estamos aquí ayudando en todo", añade reivindicativo Rojas, quién ya ha rescatado dos cadáveres y espera no volver a ver ninguno más.

Cuando la desaparición de Marta del Castillo estuvieron colaborando con la Policía y la familia en el rastreo del río a la altura del barrio de San Jerónimo: "Estuvimos por la zona del Huevo de Colón. Vi una mano entre los juncos y dije ¡ahí está!, pero resultó ser una mujer mayor que llevaba casi cuatro meses desaparecida", comenta uno de los patrones.

Desde 1991 mucho ha cambiado el aspecto del río, sobre todo en la parte de la Isla de la Cartuja, algo que Verdugo ha ido comprobando día a día: "Antes el río era una escombrera. Había de todo y no se limpiaba. Lo que había era un barquito de la junta del Puerto, pero que apenas hacía nada. En la época de la Expo estaba todo muy sucio. Por dentro del recinto muy bonito, pero fuera había mucha porquería. Llegábamos a vaciar la cuba 3ó 4 veces".

Un problema con el que se están enfrentando actualmente son las urnas funerarias con cenizas que las personas arrojan al río y se quedan flotando en la superficie: "Al principio las respetamos, pero a los dos o tres días las tenemos que sacar. Un día vimos a una señora que tiró una urna desde el Puente de Triana, yo le dije que tirara sólo la ceniza o que le metiera una piedra para que la vasija se fuera al fondo. Nada, al final, la sacamos y se la dimos al hijo para que arrojasen sólo las cenizas".

El barco Anastasio Senra, además de para limpiar, también sirve como escenario para el juego de la cucaña en la Velá de Triana. Además, presta escolta a la Virgen del Carmen en su procesión fluvial de cada año.

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