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La Operación Sevilla triunfa en EEUU

‘El falsificador de Franco’, obra de Juan Carlos Arias, gana un premio Latino Book al mejor libro sobre arte

"Uno de los Greco del Prado pudo ser pintado por un falsificador de Sevilla"

Juan Carlos Arias posa con unas láminas de cuadros que pudieron ser pintados por el falsificador Eduardo Olaya. / Juan Carlos Vázquez

El detective privado sevillano Juan Carlos Arias ha obtenido un galardón literario en EEUU por su libro El falsificador de Franco, en la que relata una trama real de falsificación y venta de obras de arte con epicentro en la capital andaluza. Se llamó precisamente así, Operación Sevilla, por ser ésta la ciudad de origen del pintor Eduardo Olaya, a quien se le atribuyen las falsificaciones de obras de algunos de los mayores artistas de la historia, como Velázquez o el Greco.

Esta historia tiene además un componente personal y sentimental muy elevado para el autor del libro, pues fue su padre, comisario de la Policía Nacional, quien inició la investigación de la misma. El galardón que ha recibido la obra de Arias es una mención honorable al mejor libro relacionado con las artes en los premios Latino Book Awards, que se entregaron el pasado 19 de octubre en Los Ángeles.

El falsificador de Franco. La historia del pintor que engañó al mundo del arte es el título de este libro, editado por la editorial sevillana Samarcanda, basado en unos hechos reales e históricos que salpicaron a Carmen Polo, la esposa del dictador, a Carlos Arias Navarro cuando fue director general de seguridad y a una pléyade de pícaros y aristócratas venidos a menos en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo.

El pintor que engañó al mundo del arte es Eduardo Olaya, un restaurador y excelente copista de obras que era capaz de plasmar en lienzos a los que daba apariencia de tener varios siglos de antigüedad. Era homosexual en una España que perseguía a los homosexuales aplicándoles la ley de vagos y maleantes, por lo que estuvo en prisión en varias ocasiones. También pasó tiempo en la cárcel de la Ranilla por estafar dando el cambiazo con cheques.

Olaya trabajaba por encargo de un anticuario sevillano llamado Andrés Moro, que tenía su negocio junto a la Giralda. Moro se codeaba con la aristocracia sevillana y cerraba sus tratos en los palacios de la capital andaluza. Uno de sus clientes extranjeros era Stanley Moss, un judío asentado en Nueva York que le pedía al anticuario sevillano obras de Velázquez, Murillo, Ribera, el Greco y otros grandes maestros de la pintura. "Si no tenía lo que pedías, te lo buscaba", llegó a decir el marchante neoyorquino de Andrés Moro. Y era Olaya el encargado de fabricar los cuadros que les pedían.

Según Arias, Olaya era capaz de calcar las obras de los maestros y de darle a los cuadros una apariencia de varios siglos. El detective cree que pudo copiar entre 400 y 500 cuadros, pues trabajó a diario desde finales de los años cuarenta hasta el final de los sesenta y nunca pintó un cuadro propio, ni firmó ninguno con su nombre. Tras la publicación de su libro, Arias explicó en una entrevista con este periódico que está seguro que al menos un Greco del Museo del Prado y otro del Thyssen fueron pintados por Eduardo Olaya.

En aquella entrevista, detalla cómo fue aquella Operación Sevilla, que era precisamente el título original de su libro. "La operación Sevilla, que era el título original del libro, es una operación que la Policía de Franco en 1960. Era de carácter ultrasecreto. Se investigaba inicialmente el destino de un falso bodegón de Velázquez vendido en Sevilla, tras una denuncia de una aristócrata. Se acusó al copista de realizar esta acción. El copista era Eduardo Olaya pero realmente el cuadro lo vendió Andrés Moro. Las indagaciones de la Policía no llegaron a nada. Detuvieron a una serie de personas, entre ellas a Olaya y Moro. Finalmente el cuadro apareció en el Palacio del Pardo".

El galardón supone para el autor "una alegría grande", sobre todo por lo que le toca personalmente en la figura de su padre, comisario de lo que hoy se llama Policía Científica. "Y tengo que decir, en esta era de premios literarios que en España se dan por encargo, que no conozco a nadie del jurado", dice Arias.

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