Un 'okupa' del barrio de San Jerónimo encierra a una mujer en el mercado

Barrios de Sevilla

La afectada afirma en su denuncia que sufrió una crisis de ansiedad al quedar retenida en el baño

Los vecinos piden al Ayuntamiento que desaloje a este hombre por los continuos problemas de convivencia

El último fracaso para la zona cero del barrio sevillano de San Jerónimo

Instalaciones donde reside el 'okupa' del mercado de San Jerónimo.
Instalaciones donde reside el 'okupa' del mercado de San Jerónimo. / José Ángel García

Vecinos del barrio sevillano de San Jerónimo han denunciado la situación que sufren desde hace bastante tiempo con el comportamiento incívico de un okupa, alojado en las instalaciones del antiguo mercado de abastos. La paciencia de estos residentes se ha agotado tras los momentos de angustia vividos en días recientes, cuando este hombre encerró contra su voluntad a una mujer de 62 años, lo que le provocó un ataque de ansiedad. También alertan de que posee un perro peligroso, al cual tiene sin bozal ni vacuna.

El antiguo mercado de abastos de San Jerónimo, además de presentar un deficiente estado, tensa la convivencia ciudadana en el barrio, situado al norte de la capital andaluza. Desde hace tiempo un hombre se saltó la verja que separa este edificio del solar situado al lado y decidió usar dichas instalaciones como vivienda. Allí lleva residiendo desde hace meses entre escombros y todo tipo de basura, sin importarle demasiado el estado de degradación de la que se ha convertido en su casa.

Su presencia ha agravado la vida de los vecinos de la zona. Especialmente después de lo acontecido el pasado 20 de noviembre, cuando decidió retener contra su voluntad a una mujer de 62 años en el antiguo mercado. Así lo explica la propia afectada en una denuncia interpuesta en el Ayuntamiento de Sevilla, a la que ha tenido acceso este periódico.

La denuncia

En el escrito, dirigido a la Delegación municipal de Consumo (propietaria del mercado de abastos), explica que "el pasado lunes 20 de noviembre, Antonio G. R., quien vive de 'okupa' en la plaza de abastos de San Jerónimo, encerró con alevosía y mala intención a la señora Manuela M. S., de 62 años, en el baño de dicho mercado, lo que le provocó un ataque de pánico". La denunciante aporta el nombre de dos testigos que la "auxiliaron" tras lograr salir del encierro.

Esta mujer ha narrado los hechos a Diario de Sevilla. Detalla que acudió a la zona del mercado reformado en 2004, donde sólo queda en servicio una cafetería. Desayunó y luego fue al aseo. Cuando se encontraba allí oyó un ruido, pero pensó que era de otra persona que acudía al baño. Al salir se dio cuenta que la puerta estaba bloqueada y no podía abrirla. Empezó a gritar para que la auxiliaran. Estuvo así más de diez minutos. Tal fue la ansiedad que le provocó la situación, que cuando logró escapar se olvidó allí el móvil y la mochila que portaba.

No es la primera vez que la presencia de esta persona en las instalaciones municipales -abandonadas desde hace décadas- genera conflictos con los vecinos. Otros residentes de la zona han enviado escritos al Ayuntamiento en el que denuncian "el comportamiento incívico" de esta persona, que "ataca verbalmente a las vecinas". Advierten de que posee un perro sin correa, sin estar vacunado y sin bozal.

"Tiene el patio de la comunidad de vecinos de la calle Sábalo repleto de heces caninas, lo que provoca una peste insoportable y deja la zona totalmente insalubre", refieren los afectados en la referida denuncia, en la que piden al Ayuntamiento el "desalojo urgente" de esta persona del antiguo mercado de abastos.

Una desidia municipal

El mercado de abastos de San Jerónimo se inauguró en 1973. Lo hizo con 50 puestos y 14 locales exteriores. En 2004, con el gobierno de Alfredo Sánchez Monteseirín, se reformó una tercera parte. De los 14 negocios que se pusieron en marcha, sólo uno se mantiene con actividad, con servicio de cafetería.

El pasado mandato hubo negociaciones con un importante grupo de alimentación para hacerse con las instalaciones. Exigía a cambio el uso de un solar vallado, situado a escasos metros, pero cuya titularidad no es municipal, lo que paralizó las negociaciones con el Ayuntamiento. La entidad vecinal Todos somos iguales confía en que las gestiones se retomen en el mandato actual.

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