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Los nuevos retos de los mercados

comercio | la transformación de las plazas de abastos

Abrir por las tardes, el reparto a domicilio y los cambios en la gestión son los objetivos que deben afrontar los industriales para ser más competitivos en el sector de la alimentación

El Mercado de Triana es uno de los principales referentes de las plazas de abastos de Sevilla. / José Ángel García
Diego J. Geniz

19 de junio 2017 - 08:36

Si de algo puede presumir Sevilla es de mercados de abastos. En la ciudad hispalense hay 18 plazas de titularidad municipal. Algunas de gran renombre, como la de la calle Feria, la Encarnación o Triana. Otras que, pese a estar más alejadas, han logrado consolidarse con los años, como es el caso del Mercado de Pino Montano. Pese a esta oferta tan amplia, los comerciantes que en ellos trabajan han de enfrentarse a diversos cambios importantes para garantizar que el volumen de ventas no mengüe frente a la dura competencia de las grandes cadenas de distribución. Retos que conciernen al horario de apertura, el reparto a domicilio y la necesidad de contar con una gestión individualizada en cada uno de ellos. Retos comunes en unos mercados con demasiadas particularidades, lo que obliga, en muchas ocasiones, a plantear otros objetivos más urgentes.

Los mercados de la calle Feria y de Triana suponen un claro ejemplo de transformación, de adaptación a los nuevos hábitos de los consumidores. En ellos han adquirido especial protagonismo los negocios hosteleros. A la plaza de abastos no sólo se va a comprar género alimenticio, sino también a comerlo, a catarlo a mesa y mantel. Productos en muchas ocasiones que merecen el calificativo de gourmet y con los que logran diferenciarse de otros establecimientos pertenecientes a grandes cadenas de distribución. Teresa Ojeda es la presidenta de la asociación de comerciantes del Mercado de Triana. Defiende que este tipo de negocios se distingue de los supermercados por la atención al público, la amplia variedad de productos frescos y la apuesta que últimamente ofrecen de "experiencia gastronómica". "Hemos resuelto bastante bien la combinación de la restauración, el ocio y las compras diarias, algo que resulta muy complejo", destaca Ojeda. El hecho de que en los mercados se vayan haciendo un hueco, cada vez más importante, negocios que hasta ahora eran poco comunes en ellos es lo que lleva a pensar a esta comerciante que resulta necesaria una nueva ordenanza para regular el sector. "La normativa municipal que está en vigor actualmente es de 2006. Aunque pueda parecer reciente, se ha quedado obsoleta ante las nuevas necesidades que plantea el futuro de las plazas de abastos", refiere la representante del Mercado de Triana.

Los industriales de este mercado tienen previsto abrir por las tardes a partir de septiembre. No lo harán todos. Se mantendrá una pequeña guardia para que siempre esté operativo, al menos, un puesto por especialidad. "Nos llevamos una grata sorpresa cuando la directiva lo planteó, pues en 30 puestos nos dijeron que estaban dispuestos a hacerlo", recuerda Ojeda. La propuesta pasa por que todos los puestos cierren a las 15:00 y luego, a las 17:00 o 18:00, vuelven a abrir hasta las 20:00 los que cada jornada se encuentren de guardia. "Con esta fórmula acercamos nuestra oferta a las personas que no pueden acudir, por motivos laborales, a nuestro mercado por la mañana. Así tienen tiempo de hacerlo cuando salgan del trabajo", explica la comerciante.

Esta idea ya fue planteada por la delegada municipal de Economía y Comercio, Carmen Castreño, hace año y medio. Lo hizo en plena Navidad y en el Mercado de Triana. La idea fue acogida con más dudas que certezas por los industriales de los mercados de abastos. Todos aludían a la reducida plantilla con la que contaban en sus negocios -la mayoría en manos de pymes familiares o de autónomos- y al hecho de que era imposible compaginar la apertura vespertina con el temprano inicio de la jornada laboral, en muchas ocasiones a las tres de la madrugada. En el Mercado de Triana, por ahora, están dispuestos a probar suerte cuando pase el verano.

En el de Pino Montano se intentó pero las ventas por la tarde no han funcionado. Así lo explica Ana Gallardo, quien ha ostentado hasta hace poco el cargo de presidenta de los comerciantes de este mercado que, pese a encontrarse en una barriada bastante alejada del centro, se ha consolidado como uno de los referentes del sector en sus 30 años de vida. El pasado mes de septiembre se empezó a abrir por las tardes. A esta iniciativa se sumaron hasta siete negocios. La experiencia no ha sido nada satisfactoria. "La clientela nuestra está acostumbrada a comprar por la mañana. Por la tarde no venía nadie, motivo por el cual ya se ha descartado continuar con la apertura más allá del horario habitual", explica Gallardo. En lo que sí están inmersos es en el reparto a domicilio, "a cualquier hora del día".

Tanto el Mercado de Triana como el de Pino Montano se enfrentan a un déficit que impide, en buena medida, que aumenten las compras: la falta de aparcamientos. El que existe bajo el mercado trianero resulta insuficiente y en Pino Montano se redujo de forma considerable el número de plazas existentes al habilitarse el carril bici. "Antes venían muchos clientes de barrios más alejados o de pueblos cercanos. Había suficiente espacio para aparcar. Desde que nos pusieron delante el carril bici, muchos han dejado de comprar aquí porque han de dejar el coche muy lejos, una distancia que resulta muy molesta cuando se va cargado de bolsas", destaca esta comerciante.

El aparcamiento es uno de los principales problemas que ha sufrido el nuevo Mercado de la Encarnación cuando fue inaugurado en sus nuevas instalaciones hace seis años. Juan Carlos Vázquez, el presidente de los comerciantes de esta antigua plaza de abastos, explica que un cliente cuando acude a un mercado de estas características carga con una media de entre 15 y 25 kilos. "Un peso que se vuelve muy molesto si se carece de un aparcamiento cercano", subraya Vázquez, quien asegura que si la Encarnación poseyera un parking inmediato "esto sería el Mercado de la Boquería de Barcelona, donde sí hay un aparcamiento muy cercano".

Esta carencia dificulta, incluso, la labores de carga y descarga. "A muchos proveedores los han multado cuando hacían su trabajo por falta de espacio para llevarlo a cabo", recuerda el principal representante de los industriales de la Encarnación. "Cualquier negocio que se quiera poner en marcha, si no tiene un aparcamiento cercano, no es negocio", añade.

La idea de abrir por las tardes en este mercado no se contempla, por ahora. "Aquí se planteó, pero no hay cultura entre los sevillanos de acudir a las plazas de abastos más allá del horario habitual. El año pasado se abrió por las tardes en Navidad y fracasamos", mantiene Vázquez. Lo que sí llevan años haciendo es el reparto a domicilio, una labor que se atiende "a nivel particular por cada puesto". "Hacerlo en común es muy complicado", explica.

Buena parte de los mercados de abastos han puesto en marcha su propia página web en el último mes. Una apuesta que obedece a la subvención municipal destinada a tal fin. Teresa Ojeda, la representante del Mercado de Triana, defiende que esta herramienta contribuye, especialmente, a crear una marca que lo aglutina todo. "Ya nadie dice voy al puesto de Pepe o de Juan, sino al Mercado de Triana. Hemos logrado una seña de identidad", destaca. En Pino Montano también lo poseen. Durante varios meses una empresa de comunicación se encargará de gestionar la página web. Pasado este tiempo de prueba, los comerciantes decidirán si se hacen cargo de ella o mantienen a los profesionales externos. En el Mercado de la Encarnación ya se ha dado el primer paso con la digitalización. El objetivo a largo plazo, según Vázquez, es que "cada comerciante posea dentro de esa página su propio apartado para dar a conocer sus productos y ofertas".

Otra cuestión planteada en los mercados concierne a su gestión. Ojeda se muestra partidaria de aplicar el modelo del mercado barcelonés de Borne, donde por un lado existe un director municipal designado por el Ayuntamiento y, por otro, un gerente elegido por los comerciantes. Para la representante de los placeros de Triana, "sería conveniente que cada mercado poseyera un director municipal propio, y en caso de los más pequeños, que uno representara a varios". Gallardo también considera oportuna la figura del gerente. "Lo ideal sería tener una persona que se encargara en exclusiva de esta labor, que estuviera en los mercados siempre para afrontar los problemas, sin tener que compaginar ese trabajo con la gestión de su puesto", explica.

Todos estos retos comunes aquí planteados se enfrentan a la realidad particular de cada plaza de abastos, algunas de ellas situadas en ciertos barrios que condicionan su supervivencia. Ejemplo de esta situación es el Mercado de la Candelaria, en uno de los distritos más empobrecidos y con mayor tasa de paro de España. El presidente de los comerciantes, Joaquín Aguilar, critica al Ayuntamiento por "tener en olvido" este mercado. Lamenta que el alcalde, Juan Espadas, haya incumplido "la promesa" realizada a estos industriales poco antes de las últimas elecciones municipales. "Aquí nos enfrentamos a un grave problema que merma nuestros negocios. En los bajos de numerosos bloques de pisos operan negocios de alimentación al margen de la legalidad. Los vecinos, muchos de ellos en paro, acuden a comprar allí porque ofertan productos mucho más baratos, al no tener que pagar licencias ni impuestos. Esto es una competencia desleal con la que Espadas prometió acabar cuando fuera alcalde. Dos años después de llegar al poder, no sólo no se ha solucionado, sino que la situación ha empeorado", incide Aguilar.

La venta ilegal en el cercano barrio de Los Pajaritos y la crisis han provocado una brusca caída de las ventas en este mercado, que se ha saldado con el cierre de la mitad de los puestos. El Ayuntamiento les ofreció la posibilidad de acogerse a la subvención municipal para adaptarse a la era digital. Esta ayuda fue rechazada. El presidente de los comerciante resume la razón de esta negativa en una sencilla frase: "En estas circunstancias, una página web es un capricho".

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