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Los nuevos brillos del retablo de San Lorenzo

Patrimonio

Ya se puede ver el resultado de la limpieza realizada por los alumnos de Bellas Artes durante el último mes. Se ha completado la renovación lumínica del templo.

El retablo al completo. Foto: Victoria Hidalgo
Juan Parejo

07 de agosto 2015 - 05:03

Con un esplendor renovado. Así luce desde principios de esta semana el retablo mayor de la parroquia de San Lorenzo, una obra de primer nivel que ha sido restaurada en el último mes por doce alumnos de Bellas Artes coordinados por Agustín Martín de Soto y Antonio Gamero Osuna, licenciados en Bellas Artes y conservadores-restauradores especialistas en conservación preventiva. El coste de la intervención ha rondado los 15.000 euros y ha sido asumido en su totalidad por la Archidiócesis con cargo al Plan Diocesano de Conservación Preventiva.

El retablo de San Lorenzo, realizado entre 1632 y 1652, es uno de los más importantes de la ciudad debido a los artistas que trabajaron en su realización. El proyecto fue encargado a Martínez Montañés, autor del diseño y la arquitectura. Las esculturas y relieves salieron de las gubias de Felipe y Francisco Dionisio de Rivas; mientras que la pintura, el dorado y el estofado corresponden a Francisco Pacheco. Además, Diego López Bueno ejecutó el sagrario con anterioridad (1625). Toda una amalgama de artistas que han posibilitado que los 12 estudiantes -once de la Universidad de Sevilla y uno de la Politécnica de Valencia- hayan tenido una experiencia profesional extraordinaria.

El retablo había sufrido varias intervenciones a lo largo de su historia que habían alterado su aspecto. Además, el estado de conservación era deficiente debido a su propia función y a la degradación natural de los materiales, como explicó a este periódico Agustín Martín de Soto: "El retablo ha sufrido mucho trasiego por los propios cultos y el uso propio de la parroquia. De estructura estaba muy bien. La ejecución de Martínez Montañés es muy buena, pero sí tenía mucha acumulación de polvo, grasa de las velas, repintes que trataban de ocultar intervenciones anteriores...".

Una vez retirados los andamios esta semana, los feligreses de San Lorenzo han podido redescubrir un altar en el que el oro viejo brilla más que nunca gracias a la limpieza, y en el que las esculturas y relieves han sido iluminados y muestran la riqueza de las policromías tras la retirada del polvo, la suciedad y los repintes. La experiencia para los estudiantes no ha podido ser más satisfactoria, apunta Antonio Gamero Osuna: "El retablo está reluciente. Le hemos retirado todo el oscurecimiento a las pátinas. Los alumnos han disfrutado mucho porque salir prácticamente de la facultad y enfrentarte a una obra de primer orden como es el retablo mayor de San Lorenzo es muy satisfactorio". Las prácticas además han sido remuneradas gracias al acuerdo suscrito entre el Arzobispado y la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla.

La del retablo mayor no es la única actuación que se ha realizado en la parroquia. Como ya informó este periódico, se han sustituido las luminarias existentes por unas de tecnología led y se ha completado la instalación con lámparas nuevas para complementar la iluminación artística y funcional del templo. Una vez visto el resultado del retablo mayor, los técnicos van a evaluar si es necesario reforzar las luces de esta zona.

La empresa adjudicatarias de los trabajos ha sido Silva & Vilches, SA, previo concurso abierto por la Archidiócesis de Sevilla. Esta actuación es la primera que acomete directamente la Archidiócesis, después de que la parroquia de Los Remedios la ejecutara por iniciativa propia con un resultado muy positivo. La intención es que haya más actuaciones similares para conseguir un Arzobispado eficiente energéticamente, con el consiguiente ahorro en la factura de la luz para los templos y la mejora en la calidad lumínica, asumiendo de este modo la responsabilidad medioambiental que le corresponde disminuyendo la emisión de CO2. El coste de la renovación ha sido asumido por el Arzobispado.

Por su parte, la Hermandad de la Soledad ha restaurado las pinturas murales de su capilla, un trabajo realizado por Manuel Antonio Ruiz-Berdejo y Antonio Díaz Arnido. La corporación ha aprovechado también para limpiar su retablo. Por último, se ha pintado todo el interior del templo, un trabajo acometido directamente por la parroquia.

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