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El nuevo cielo de San Antonio Abad

Patrimonio

La sede canónica del Silencio recupera las pinturas del XVIII tras cuatro años de restauración.

Foto: Antonio Pizarro
Juan Parejo

17 de octubre 2016 - 05:03

Cuatro años de trabajo y un resultado espectacular. La Real Iglesia de San Antonio Abad, sede canónica de la Hermandad del Silencio, puede presumir desde el pasado mes de septiembre de lucir uno de los mejores conjuntos de pinturas murales de la ciudad. Realizadas en el siglo XVIII por pintores relacionados con Juan de Espinal, con gran protagonismo de Domingo Martínez, autor de las pinturas de San Luis de los Franceses, los frescos apenas fueron visibles durante un siglo tras su creación. Fue el desprendimiento de varias capas de cal en el presbiterio lo que advirtió de la presencia oculta de estas pinturas de estilo churrigueresco, aunque en la corporación tenían constancia de que en su momento la iglesia estuvo recubierta por pinturas. La junta de gobierno presidida por Alberto Ybarra decidió en 2012 apostar por su recuperación, completándose la última fase de los trabajos, bajo la dirección de Javier Barbasán, hace apenas unas semanas.

"El cambio de la iglesia ha sido radical. Está mucho más luminosa. Todos los hermanos están muy satisfechos con el resultado", señala el hermano mayor, Alberto Ybarra, quien durante su mandato ha desarrollado importantes trabajos de recuperación de buena parte del patrimonio del templo. La hermandad decidió embarcarse en la búsqueda de las pinturas murales en el año 2012 tras desprenderse varios caliches de la zona del presbiterio que dejaron entrever la decoración que se escondía debajo. La iglesia se terminó de construir en 1727 y las pinturas en 1740, aunque fueron cubiertas en 1834.

Cuando empezó la recuperación, ni la hermandad, ni los propios restauradores, encabezados por Javier Barbasán, sabían muy bien qué se iban a encontrar bajo las capas de cal: "Empezamos a restaurar por el antepresbiterio. Los motivos principales y objetos estaban y, si no, había como un boceto. Hemos intentado hacer una reconstrucción integral de la arquitectura, pero donde las imágenes habían desaparecido no lo hemos hecho".

Hasta siete capas de cal se han encontrado los restauradores, la última prácticamente casi adherida al color. La parte que mejor se ha conservado han sido las figuras del presbiterio, realizadas al óleo, mientras que el resto de los motivos están hechos al temple, una técnica más vulnerable. Los trabajos de restauración han consistido, principalmente, en la eliminación de las capas de pintura que cubrían las escenas, la limpieza de las pinturas al óleo, la fijación de los estratos pictóricos, la eliminación de los morteros inapropiados, la consolidación de las grietas y fisuras, el nuevo estucado de las lagunas y las distintas fases de reintegración cromática de los elementos. Las zonas intervenidas han sido las tres bóvedas centrales, las paredes laterales, las ventanas y las cornisas.

El motivo por el que las pinturas fueron cubiertas en 1834 es una incógnita, aunque Barbasán señala dos teorías: "Pudo ser por la peste. Se pintó de blanco porque se pensaba que era más limpio. Otra suposición es que alguien decidiera que el estilo churrigueresco era muy ostentoso, por lo que se tapó todo". En la zona de presbiterio, además, se observa una intervención anterior que no sería original.

Gracias a la restauración se ha resanado toda la estructura interior, que se encontraba en un estado muy precario, como señala el hermano mayor: "La obra que no se ve es casi más importante. Gracias a la intervención en las pinturas descubrimos que estaba en muy mal estado". Antes de iniciarse la restauración, en 2013, se retiraron grandes cantidades de escombros de obras anteriores que reposaban sobre las bóvedas. "Hasta 47 toneladas", apunta Ybarra.

La recuperación de las pinturas murales de San Antonio Abad es un hito importante para la ciudad que remarca el esfuerzo y el tesón de las cofradías por mantener y fomentar el patrimonio histórico. "Para la hermandad ha supuesto un esfuerzo muy importante, pero ha merecido la pena", recalca Ybarra. La corporación de la Madrugada ha contado con el apoyo económico de la Real Maestranza. "Las pinturas a nivel patrimonial son muy importantes", incide Barbasán.

Las catas realizadas en pilastras y paredes revela que las pinturas podrían estar también en otras zonas de la iglesia. En los próximos años podría continuarse con la recuperación.

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