El nuevo ciclo de Juan Espadas
El senador anunciará en pocos días su segunda carrera electoral hacia la Alcaldía de Sevilla.
EL PSOE andaluz ha iniciado ya un nuevo ciclo y, con él, probablemente también una elevada parte de los cargos y responsables del partido. Juan Espadas, el portavoz socialista en el Ayuntamiento de Sevilla, no es una excepción. Compagina su cargo de concejal y senador con su condición de ex consejero. Y eso sobra para estar en las quinielas.
Por un lado, al estar designado en la Cámara Alta por la comunidad autónoma, se convierte en uno de los cuatro candidatos a abandonar su escaño en favor de José Antonio Griñán, tras hacerse efectiva su dimisión. O incluso de Mario Jiménez, si finalmente éste no se incorporase a otra responsabilidad vinculada al Gobierno andaluz. Espadas tiene más papeletas que ninguno: si entra el onubense, el relevo sería Antonia Moro, de la misma provincia; y parece poco creíble que caigan antes Fuensanta Coves, senadora por Almería, provincia que la nueva presidenta no querría perjudicar, o Francisco Álvarez de la Chica. Ayer Espadas se adelantó a la jugada y puso a disposición del partido su cargo de senador. ¿Hacía falta? Tal vez, sus declaraciones iban en otro sentido. ¿Habrá estado ya en San Telmo? Todo indica a que sí y que el nuevo ciclo del que habla trasciende a la Cámara.
Su buena sintonía con la futura presidenta podría ser un pasaporte para elegir destino. Ya se posicionó a su lado en el congreso que la convirtió en secretaria general de Sevilla y ha participado de manera muy activa -en exceso para algunos- en la campaña de las primarias. Podría decirse que es uno de los hombres de Susana Díaz. Él mismo se considera exponente de la nueva era.
En esa línea encuadra su carrera por la Alcaldía de Sevilla. Aunque a algunos les cueste creerlo, Espadas asegura que se siente muy cómodo en su cargo de jefe de la oposición. Bueno, que una vez que ha pisado la arena municipal, está dispuesto a torear como el mejor espada frente al toro de Zoido. Y, a pesar de que en los inicios del mandato hubo más de uno y dos que dudó en el partido, el PSOE no parece ahora dispuesto a cambiar de candidato, más bien a reafirmar al que ya fue y hoy se siente más preparado que ningún otro. Si es que no lo ha hecho ya de manera interna. De hecho, hace meses que Susana Díaz sorprendió nombrándolo en público a destiempo.
La jefa seguirá estando muy encima de la capital, una plaza cotizada que espera recuperar. Y ello requiere mucho trabajo. Espadas progresa adecuadamente fuera y dentro. Su batalla está en la calle, pero para ganarla le hace falta también el partido. Y todo apunta a que cuenta con él y con las ganas necesarias para pelear a muerte por el sillón de alcalde. Es su decisión personal, un reto inigualable para él, y para el PSOE, que lo obligará a iniciar una intensa campaña seis meses antes de lo previsto.
Pero bajarle ahora de su puesto y sueldo de senador supone también un desagravio político. Y aquí podrían llegar otros cambios orgánicos. Cuadra que Espadas consiga un puesto más vistoso en la dirección (ahora es vocal en la Ejecutiva), y para ello ni siquiera tendría que esperar a un congreso. La misma Susana Díaz ocupa uno muy rimbombante que tendrá que dejar y que, pese a ser casi simbólico, le dio el pase directo a la Ejecutiva regional: la coordinación del Consejo Territorial.
Todo a su tiempo. El foco ahora está en San Telmo. Y el de Espadas, en el Ayuntamiento de Sevilla.
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