La obra del nuevo hotel de Monsalves arrasa el interior de la casa catalogada

Atropello contra el patrimonio histórico

La promotora destruye casi todo el interior de la finca, incluidos elementos protegidos como la cubierta, el patio y la escalera

Urbanismo ordena parar la obra

La finca del número 4 de la calle Monsalves.
La finca del número 4 de la calle Monsalves. / Gerencia De Urbanismo

La finca del número 4 de la calle Monsalves ha quedado prácticamente vacía por acción de la piqueta. La rehabilitación proyectada sobre la casa catalogada ha derivado en una demolición en toda regla que no cuenta con el amparo de licencia alguna. El proyecto urbanístico aprobado para la apertura de un hotel de cuatro estrellas ha supuesto la destrucción de casi todo el interior del inmueble, que cuenta con el nivel de protección representado por la letra C en el vigente PGOU. Según esta catalogación, los promotores del proyecto deberían haber salvaguardado una serie de elementos protegidos que, como se aprecia en las fotografías, han sido derribados, caso de la escalera o del patio. Se trata de un caso más de los que se suelen producir en el conjunto histórico declarado de la ciudad: resulta más barato derribar y construir que conservar el patrimonio construido.

Fachada del número 4 de la calle Monsalves
Fachada del número 4 de la calle Monsalves / M. G.

La Gerencia de Urbanismo. alertada de los hechos a finales de la semana pasada, ha ordenado la inmediata paralización de las obras al comprobar por medio de una inspección que los trabajos efectuados no se ajustan a la licencia de obra concedida. Al mismo tiempo ha iniciado el procedimiento administrativo para obligar a la promotora a la restitución de la realidad física alterada, como marca la normativa vigente. Urbanismo precisa que la inspección se realizó el pasado viernes y que en ella se comprobó que las demoliciones ejecutadas del “núcleo compuesto por el zaguán, la escalera, el patio y el tipo de cubierta no son legalizables” al ser elementos a proteger según se recoge en la ficha del catálogo de la finca (artículo 10.3.6. sobre la identificación de elementos catalogados).

La Gerencia de Urbanismo ha ordenado la paralización de la obra con carácter inmediato en función del informe elevado tras la inspección. A partir de ahora, la Gerencia tiene dos vías para vigilar el cumplimiento de la restitución de los elementos derribados y castigar los hechos. Por un lado existe la opción de las multas coercitivas, que se imponen hasta en diez ocasiones para forzar al cumplimiento de la orden de restitución. El importe de estas sanciones es de una décima parte del valor de las obras. En este caso el total es de 859.000 euros. Cada multa sería de 85.000 euros aproximadamente.

Interior de la casa
Interior de la casa / M. G.

Por otra parte está la posibilidad de incoar un expediente sancionador motivado por la ejecución de una obra sin licencia. No en todos los casos se instruye este expediente sancionador. Previo a la instrucción de este expediente se valoran las circunstancias que concurran en el caso: voluntad de resolver la orden de restitución, tramitación previa de licencia, gravedad de la infracción cometida, presencia de elementos protegidos, repercusión, etcétera. El importe se calcula en función del valor de venta de las obras ejecutadas sin licencia, y con unos porcentajes de aumento o disminución de la cuantía en función de los agravantes o atenuantes que concurran en el caso. En este caso podría ser una sanción muy importante. La gran mayoría de los expedientes sancionadores de importe alto acaban en los tribunales, y su procedimiento formal es bastante garantista.

Las obras del nuevo hotel comenzaron el pasado mayo. El proyecto hotelero contempla un establecimiento de cuatro estrellas con 15 habitaciones que se distribuyen en la planta baja y en las dos en altura. La superficie construida en el inmueble levantado hace más de un siglo asciende a 1.021 metros cuadrados. El proyecto valora, precisamente, que se trataba de una antigua vivienda regionalista, por lo que planteaba su rehabilitación a fondo, sobre todo porque su estado de conservación no era el adecuado, pese a que el inmueble fue usado como vivienda hasta no hace muchos años. Las arquitectas responsables del proyecto, tal como avanzó este periódico, apostaban por mantener la estructura y morfología original, así como las características formales propias de una casa señorial. Las habitaciones del establecimiento hotelero, según el proyecto, estarían repartidas entre dobles y suites junior, distribuidas en la primera y segunda planta. El hotel boutique contará con un gran patio interior fiel reflejo de la arquitectura de la época, aunque este patio habrá de ser ya necesariamente de nueva construcción.

La planta baja del futuro hotel albergará una zona de cafetería, una coctelería y un salón de usos múltiples. Estará situado al fondo del establecimiento. La promotora estimaba en mayo que los trabajos tendrían una duración superior al año y medio tras una inversión que podrá llegar hasta los dos millones. En el interior se alternan los espacios apuntalados para evitar su derrumbe con salas afectadas por las intensas lluvias de las últimas semanas y la carcoma, un insecto cuyas larvas roen y taladran la madera produciendo a veces un ruido perceptible. En la actualidad sólo queda la fachada y se aprecian restos de la primera crujía. Nada del patio, el zaguán, la escalera o las cubiertas.

Como en los peores años de la piqueta

La información oficial sobre el proyecto de rehabilitación de la finca del número 4 de la calle Monsalves se ha convertido hoy en un sarcasmo. “Tradición local, autenticidad y comodidad se aúnan para ser la tendencia hotelera que caracteriza el diseño de este espacio funcional, donde darán lugar el estilo nórdico caracterizado por la sencillez y los materiales de gran calidad, siempre respetuosos con el medio ambiente, y la solera de la arquitectura sevillana que mezcla ladrillo y agua para dar frescor a sus soleados días”. La casa está hoy literalmente vacía tras la acción de la piqueta. De tradición, nada. Y en lugar de autenticidad tendremos en el mejor de los casos una apuesta por los postizos. De la arquitectura sevillana queda, como de costumbre, la fachada. El de la calle Monsalves es un ejemplo más de la destrucción del patrimonio histórico que hace única una ciudad, una política de hechos consumados que se ha cebado especialmente con el caserío civil, del que apenas quedan ejemplos de los siglos XVII y XVIII. La finca de Monsalves, de más de mil metros cuadrados y con una antigüedad de más de un siglo, era un buen ejemplo de ese caserío inspirado en el estilo regionalista que ahora, precisamente, se protege en barrios más allá del centro, caso de Nervión.

La ficha de catalogación del edificio, fruto del estudio de la casa que se efectuó en su día, ha servido para poco. Nada queda de la escalera, convertida un enjambre de hierros retorcidos en una estampa más propia de los instantes posteriores al final de una batalla. El estudio de arquitectura e interiorismo que se encuentra al frente del proyecto tendrá que explicar las razones por las que ha derribado elementos protegidos y cuál es su peculiar concepto de la rehabilitación. Hasta precisaron en su día que una de las peculiaridades que tendrá el hotel será un sistema de climatización con techo radiante que se aplica desde los años cincuenta en naciones como Holanda o Alemania. Está indicado para locales de techo alto, ya que evita el problema de la estratificación y ahorra hasta un 46% de energía frente a los sistemas convencionales.

El ejemplo de Monsalves retrotrae a los peores años de la piqueta sufridos en la ciudad, cuando se perdieron casas señoriales en nombre del desarrollismo. Hoy se derriba, se paga la multa por lo derribado y se construye lo que estaba proyectado.

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