La nueva Selectividad de 2025 en Sevilla: el reto de enseñar por competencias
Educación
El modelo de aprendizaje que implanta la Lomloe exige un cambio radical en los institutos
Su desarrollo requiere la reducción del temario tradicional de las asignaturas
La nueva Selectividad se celebrará en Sevilla el 3, 4 y 5 de junio de 2025
"En este instituto hay bastantes alumnos que quieren estudiar Medicina. Han pasado unas semanas de mucha incertidumbre, pues requieren una nota muy alta y aún no sabían cómo sería la Selectividad. Ese modelo lo deberíamos haber tenido desde el 16 de septiembre". Quien así se expresa es Asunción Llanes, directora del IES Itálica, un centro público de enseñanzas medias que, como tantos otros en Sevilla, implantó hace años el aprendizaje por competencias, modelo en el que se basa la Lomloe, la reforma educativa del Gobierno de Pedro Sánchez. Este tipo de enseñanza se aleja de la tradicional que ha imperado hasta ahora, al partir de un perfil activo en el estudiante, puesto que se le exigirá la adquisición de una serie de habilidades imprescindibles en la sociedad del siglo XXI. En suma, que los conocimientos que se impartan en clase sepan aplicarlos a su realidad más cercana. En junio, en las pruebas de acceso a la universidad (PAU) habrán de demostrar esta destreza. Una adaptación que no está siendo nada fácil.
Un mes ha pasado desde que los alumnos de segundo de Bachillerato empezaron las clases. Se trata de un ejercicio académico enfocado a la Selectividad. Tanto el temario de las asignaturas como los exámenes y el calendario están marcados por dichas pruebas, de ahí el malestar de la comunidad educativa por la falta de un prototipo de ejercicio que sirviera de guía desde que comenzara el curso. La situación de Sevilla -y, por tanto, de toda Andalucía- no es única. Se da en casi todo el territorio nacional. La excepción la protagoniza Galicia, comunidad autónoma que cuenta con un prototipo de examen desde hace meses.
Los gallegos hicieron los deberes a tiempo. En Andalucía la elaboración del tipo de examen de la nueva Selectividad (adaptada a la Lomloe) se ha demorado hasta esta semana. Debe recordarse que el Gobierno central ya dio a conocer en junio las directrices generales de las pruebas. Le tocaba el turno a las comunidades que, en el marco de sus competencias y en coordinación con las universidades públicas, han de establecer las instrucciones para la PAU, las cuales incluyen los modelos de ejercicio para cada asignatura. Los institutos empezaron el curso el pasado 16 de septiembre sin esta información, lo que se ha traducido en una incertidumbre en los centros, como el IES Itálica.
Las directrices del Estado
"Los alumnos de segundo de Bachillerato están sometidos a una situación de estrés. Es un curso que acaba en mayo y desde que empiezan están pendientes de lograr la nota que exige la carrera que desean estudiar", expresa Llanes, quien lamenta que haya pasado un mes sin contar con un prototipo de examen para estas pruebas. En este tiempo las clases se han desarrollado teniendo en cuenta las indicaciones del Estado: la reducción del número de preguntas de tipo test en beneficio de las que requieren un mayor desarrollo en las respuestas, la penalización por las faltas de ortografía y el hecho de que sólo haya una opción de examen por cada asignatura, lo que obliga a los alumnos a prepararse el temario completo de las materias de las que vayan a examinarse.
La nueva Selectividad -que se estrenará en Sevilla la primera semana de junio de 2025- pretende ser un fiel reflejo de la reforma educativa emprendida durante la primera legislatura de Pedro Sánchez. Fue durante los años en los que Isabel Celaá estuvo al frente del Ministerio de Educación cuando se establecieron las bases de un modelo de enseñanza que no pretende tanto que los niños y jóvenes adquieran un saber enciclopédico como que sepan aplicarlo a realidades concretas. Una formación adaptada a lo que exige la sociedad del siglo XXI. Las competencias frente a la memoria, aunque ésta última siga estando presente.
Del aprendizaje por competencias se viene hablando desde los años 80. En las numerosísimas leyes educativas que se han sucedido y que han ido implantando cada Gobierno. Pero ha sido ahora cuando han llegado a las aulas. Cada centro ha intentado asimilar este modelo como mejor ha podido. No ha sido un trabajo fácil, como reconoce la directora del Itálica. El primer paso, "siempre de la mano del Servicio de Inspección Educativa", fue analizar los aspectos a modificar en cada "unidad de conocimiento". "Se trata de que el saber que se transmite en clase sirva para resolver cualquier situación, ya sea como alumno o como ciudadano del futuro", apunta Llanes, que abunda en esta explicación: "Las competencias suponen sacar el conocimiento de las aulas y ponerlo en el contexto de un mundo con sobreabundancia de información".
Implicar a las familias
Para este objetivo resulta fundamental cambiar el papel asignado hasta ahora al alumno, que deja de ser un agente "pasivo" en clase, que sólo recibe información, para adquirir un papel activo. "Debe ser partícipe desde el primer momento en la búsqueda del conocimiento, para lo que también necesita la implicación de las familias, que han de cambiar su percepción sobre el aprendizaje", apunta la directora del Itálica. Esta profesional de la enseñanza, profesora de Biología, reconoce que no han faltado en este tiempo quienes han puesto "en tela de juicio" este modelo, cuyos resultados se verán "a medio y largo plazo". "En la educación, como en la sociedad, cualquier cambio no se puede valorar de la noche a la mañana", insiste. El fin es que el joven, cuando acabe su etapa en el instituto, sea "un ciudadano autónomo, crítico, emprendedor y capaz de buscar información por su cuenta".
Este cambio no ha estado exento de dificultades. La principal, el denso temario con el que aún cuentan las asignaturas. "La adquisición de estas habilidades requiere tiempo para investigar, consultar, contrastar y trabajar en equipo. Horas en las que no se imparte el temario", señala Llanes, que propone, por ejemplo, que en asignaturas como la suya (Biología), en lugar de 15 temas por curso se incluyan sólo siete, lo que haría más factible el nuevo modelo de enseñanza. "Cualquier modificación debe tener presente la realidad de los docentes y la que se vive en el aula", añade.
Oratoria y emprendimiento
Juan Antonio Jiménez es coordinador de ESO y Bachillerato en Highlands School Sevilla, un centro privado donde 110 alumnos estudian el segundo curso de la enseñanza preuniversitaria. Han vivido estas primeras semanas de clase con "expectación" ante el nuevo modelo de examen de la Selectividad. A la espera de la concreción de la Comisión Coordinadora Interuniversitaria, las asignaturas se han impartido según las indicaciones previas del Gobierno. Parten para ello de una buena base, el tiempo en que la enseñanza se lleva desarrollando a través del modelo de adquisición de competencias.
Jiménez subraya, en concreto, tres de ellas que se han trabajado con insistencia en el Highlands. Por un lado, la lingüistica, con trabajos en equipo en los que se han programado debates y concursos de oratoria (algunos de ello con asistencia de público, para enfrentar al alumno a un escenario real). Las competencias emprendedoras también resultan fundamentales para este centro, motivo por el cual los alumnos han diseñado proyectos de miniempresas. Sin olvidar, por supuesto, las habilidades plurilingües, con el manejo oral y escrito del inglés y el francés.
Otro aspecto que se cuida bastante en las aulas es "poner en permanente contacto al estudiante con su entorno". Por ello, no faltan trabajos en los que alumno debe analizar cómo afecta la Inteligencia Artificial a los distintos sectores de la sociedad o aquéllos ejercicios en los que se exige una lectura permanente de la prensa, ya sea local, nacional o internacional. "Los jóvenes no pueden permanecer ajenos a la realidad que los rodea y es obligación de los centros educativos inculcarles este interés", refiere el coordinador educativo de las enseñanzas medias en Highlands.
Una apuesta en el confinamiento
En el Colegio Internacional San Francisco de Paula (SFP) la enseñanza por competencias tuvo su origen en los duros meses del confinamiento por la pandemia del Covid, en la fatídica primavera de 2020. "Pensamos que de aquella coyuntura algunas instituciones saldrían dañadas y otras mejorarían, nosotros queríamos estar en el segundo grupo", recuerda el director de este centro privado, Luis Rey Goñi. Comenzó entonces un análisis sesudo de estudios y publicaciones sobre nuevos modelos de enseñanza. "En todos ellos observamos la referencia a las competencias. La Unesco había elaborado un documento al respecto. Decidimos apostar por ellas", recuerda.
La adopción de este modelo supone una reformulación de las enseñanzas medias (cuya edad es distinta en este colegio, al adoptar el sistema educativo internacional y no el español). Un cambio trascendental que precisa de "una redifinición horaria", un "tiempo específico" para desarrollar esas competencias, como reclama la directora del IES Itálica. De esta manera, en el SFP hay dos horas semanales destinadas para actividades encaminadas a potenciar las habilidades comunicativas, una hora para la reflexión y planificación y otra para la programación e informática. Un reparto que entraña una reducción del tiempo dedicado a impartir contenidos propios en asignaturas como Matemáticas, Ciencias o Lengua.
Este modelo se puso en marcha en el curso 2020/21 a modo de experiencia piloto. Se hizo con la selección de 12 alumnos, de sexto y séptimo. En el siguiente ejercicio ya hubo estudiantes divididos en grupos según la edad. El pasado junio terminó la primera promoción y en 2025 lo harán quienes han estado cinco años con este programa, que ha sido sometido a cambios y ajustes en este periodo. Los resultados ya se han comprobado, con premios de la NASA a varios estudiantes del San Francisco de Paula.
Rey Goñi destaca que se trata de un programa que a los contenidos comunes suma "los personalizados". "El alumno sale preparado para lo que un mundo globalizado le va a exigir", apunta el director de este colegio internacional, que destaca las siete competencias básicas que adquieren los estudiantes: el aprendizaje constante a lo largo de la vida (la formación permanente que tanto reclaman las empresas), la autogestión, el uso de nuevas tecnologías y recursos, la interacción con los demás a través del trabajo en equipo, la interacción con el mundo (el conocimiento de distintas realidades, para lo que resulta fundamental el manejo de varios idiomas), la expresión en múltiples códigos (saber comunicar los conocimientos adquiridos) y la habilidad interdisciplinar (establecer conexiones entre diferentes ámbitos del conocimiento).
Las carencias de la Selectividad
"La enseñanza basada en temarios cerrados carece ya de sentido en la sociedad actual, en la que ha de alentarse al alumno a que disfrute del aprendizaje y desarrolle sus capacidades", incide Rey Goñi, que califica de "aberración" la forma actual de acceder a la universidad, vigente durante décadas. "En la Selectividad, los estudiantes no demuestran la destreza oral en idiomas, ni nativos ni extranjeros; tampoco sobre ciencias experimentales; ni por supuesto se les da la oportunidad de enfrentarse a realidades desconocidas. Es el mismo modelo de cuando yo me examiné hace 40 años", advierte.
"La memoria es importante y debe tenerse en cuenta, pero no podemos seguir basando la enseñanza exclusivamente en esta cualidad", incide Rey Goñi, para quien la enseñanza del siglo XXI debe "fomentar el espíritu crítico, el pensamiento divergente, que el alumno sepa argumentar en cualquier circunstancia y que tenga capacidad de ponerse en el lugar del otro". Un reto nada fácil.
También te puede interesar
Contenido ofrecido por Cervezas Alhambra