Hay novelas que se les escapan a los novelistas

Calle Rioja

Biblioteca. Dos envíos simultáneos invitan a un diálogo entre las últimas novelas de Marías y Pérez-Reverte, un Compendio de las Cofradías y el libro de Amparo Rubiales y Salazar

Una pareja se detiene ante el escaparate de la librería Verbo, en Los Remedios.
Una pareja se detiene ante el escaparate de la librería Verbo, en Los Remedios. / José Ángel García

ESTOY convencido de que los libros hablan entre sí. Se transmiten sus historias, establecen puentes que escapan a la voluntad de sus autores. El mismo día llegaron a casa dos paquetes de libros. El primero era por el regalo del Padre. Contenía las novelas Tomás Nevinson, de Javier Marías, y Línea de Fuego, de Arturo Pérez-Reverte. Dos escritores que ingresaron en la Academia de la Lengua casi a la par y que en determinado momento interactuaron con sus respectivas tribunas en los periódicos.

Hay curiosos paralelismos entre los dos. Ambos nacen el mismo año, 1951. El día que lo hace Javier Marías, hijo del filósofo al que convirtió en héroe de algunas de sus novelas, cumplía mi madre 18 años. Pérez-Reverte, corresponsal de guerra antes que novelista, es dos meses más joven que su colega, que es de la quinta de noviembre. Ha vuelto en su última entrega a aquella faceta de reportero bélico con una narración de la batalla del Ebro de 1938.

Una de las grandes batallas fluviales de la historia de España junto a la de Guadalete, de 711. Con más de doce siglos de diferencia, a su modo dos maneras diferentes de la entrada de los moros en la Península. Ambos escritores aprovecharon el confinamiento del año pasado y desoyeron los cantos de sirena de la desescalada para terminar sus novelas el año de la pandemia, la de Pérez-Reverte en agosto de 2020, la de Marías en octubre de ese año. Para rizar el rizo del paralelismo, editados por la misma firma, Línea de Fuego tiene 682 páginas y Tomás Nevinson, continuación de Berta Isla, termina en la página 680.

La de Pérez-Reverte se terminó de imprimir en octubre de 2020, el mes que Marías terminó de escribir la suya. El otro paquete contenía dos libros de la editorial Renacimiento, la aventura quijotesca de Abelardo Linares que pasó de la calle Mateos Gago a los talleres de Valencina de la Concepción. Un libro es Al amparo del feminismo, obra conjunta de Amparo Rubiales y el profesor Octavio Salazar cuyos derechos de autoría irán a parar a la plataforma cordobesa contra la violencia a las mujeres.

El otro es Compendio general de las Cofradías de Sevilla, colección Cruz de Guía-Espuela de Plata, de Jesús Luengo Mena y Juan Pedro Recio, un completísimo catálogo de emociones con fotografías de José Ignacio Velasco. Aunque en esta última obra ninguno de sus autores sea novelista, uno es historiador del arte, otro funcionario de la Agencia Tributaria y el tercero arquitecto técnico, abrí el libro al azar y me encontré con una historia digna de ser novelada por Marías o Pérez-Reverte. O por Le Carré. Cada Domingo de Ramos, Dios quiera que sea pronto, sale de la Plaza de Molviedro la Hermandad de Jesús Despojado. Las imágenes secundarias del paso de Cristo son de mi vecino Manuel Ramos Corona.

El titular de la hermandad fue obra de Antonio Perea Sánchez. Como sinopsis de la novela valdría lo que escriben los autores: "La imagen de Jesús Despojado fue terminada en la cárcel, ya que su autor estaba preso por motivos políticos acusado de participar en las barricadas levantadas en la calle San Luis durante la Guerra Civil. En la prisión se le habilitó un taller para que trabajase y el autor tallaba el rostro de un condenado a muerte llamado Juan de Dios Creagh Arjona. El motivo iconográfico está inspirado en el cuadro de El Greco El Expolio. En el libro de Amparo Rubiales y Octavio Salazar, la primera cuenta la entrevista que le hizo María Esperanza Sánchez en su despacho de la Facultad de Derecho. "A la izquierda se veía la capilla de la Universidad, donde sigue estando el Cristo de la Buena Muerte, de Juan de Mesa"…

Titular de la Hermandad de los Estudiantes. Amparo, que también es el nombre de una calle que se llena de Hiniesta cada Domingo de Ramos, le presentó a su compañero de tándem editorial el libro Autorretrato de un macho disidente, autor también de la obra Masculinidades y ciudadanía. Curiosamente, el protagonismo de la primera página de la novela de Marías es para las mujeres, "las únicas que quedan cuando parece que no queda nadie". En cambio, en la de Pérez-Reverte es para los hombres. Para los que con el mismo idioma e idénticas costumbres pelearon en bandos distintos. En el frontispicio de frases cita una de Arturo Barea en La forja de un rebelde: "Qué brutos, Dios mío. Pero qué hombres". Del Guadalete al Ebro.

El año de la batalla del Ebro nació en Roma el rey Juan Carlos. Hay un Ebro de tiempo y sangre que no nace en Fontibre, cerca de Reinosa, y se atrapa en trenzas de odio antes de llegar al Delta. Los novelistas escriben, pero muchas veces sus libros hablan.

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