La norteamericana recibió varias puñaladas en el pecho
El juez encarcela al presunto asesino, Antonio Gordillo, que alega que la víctima se cortó ella misma el cuello tras una discusión
La ciudadana norteamericana Laura Cerna Baird, que fue asesinada el pasado 30 de agosto en un piso de la barriada de Tiro de Línea, recibió varias puñaladas en el pecho, algunas de las cuales atravesó el esternón y le alcanzó el corazón.
Los datos que revela la autopsia practicada al cadáver resultan en principio incompatibles con la versión que ayer ofreció el presunto asesino, Antonio Gordillo Sala, quien fue enviado a prisión preventiva tras negar el crimen ante el juez y asegurar que fue la propia víctima la que se cortó el cuello con un cuchillo de cocina tras una discusión. Fuentes del caso explicaron a este periódico que el cadáver de la profesora de inglés, que fue hallado el pasado lunes en una maleta en el río Guadalquivir, presentaba tres o cuatro puñaladas en el pecho, una de las cuales rompió el esternón y alcanzó uno de los ventrículos del corazón, lo que evidenciaría que se empleó el arma homicida con cierta fuerza.
Antonio Gordillo, que inicialmente confesó el crimen -aunque no en su declaración formal ante la Policía-, reconoció en su declaración en el juzgado de Instrucción número 18 de Sevilla que la muerte se remonta a la noche del lunes 30 de agosto, cuando a su regreso a casa, tras haber tomado unas copas, coincidió con Laura Cerna, a la que conocía del barrio pero con la que no tenía ninguna relación. El joven aseguró que una vez en su vivienda, ubicada en el Tiro de Línea, consumieron cocaína, además de ron y vino, y añadió que la víctima le propuso mantener relaciones sexuales, a lo que él se negó, informa Efe. Tras la negativa, siempre según su versión, la mujer fue a la cocina y cogió un cuchillo, momento en que el acusado la empujó, golpeándose contra el quicio de la puerta y cayendo al suelo. Fue entonces cuando, añade el imputado, la mujer se apuñaló el pecho "con cara de loca" y se cortó el cuello.
El imputado comprobó que no tenía pulso, se asustó y pensó que tenía que deshacerse del cadáver, por lo que procedió a descuartizarlo porque no pudo introducirlo por completo en la maleta. Después arrojó la maleta y una bolsa, en la que metió la cabeza decapitada y un brazo, y las lanzó al río Guadalquivir al día siguiente en una zona de matorrales próxima al puente de las Delicias. El presunto asesino dice que transportó los restos en un coche que pidió prestado a una amiga, y también tiró al río otra bolsa con la fregona y los utensililios con los que limpió el piso.
Para descuartizar el cuerpo, el imputado afirma que utilizó el mismo cuchillo de cocina con el que la víctima supuestamente se autolesionó y del que también se deshizo tirándolo en un contenedor de basura. La Policía no ha podido recuperar el arma homicida porque fue a inspeccionar el contenedor una vez que se detuvo al sospechoso y ya había transcurrido una semana desde que se deshizo del cuchillo.
El juez ha enviado a prisión a Antonio Gordillo, que tiene una condena anterior de la Audiencia de Cádiz por un delito de lesiones del año 2009, aunque el joven se hallaba en libertad porque la pena impuesta era inferior a dos años.
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