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Pioneros. Más de un centenar de voluntarios participan en la iniciativa ‘Reza leyendo’, sesiones de lectura en residencias de mayores que han tenido muy buena acogida

Lectura del libro de Reinas de España en las Hermanitas de los Pobres de Luis Montoto. / José Ángel García

Todo empezó con un oftalmólogo muy aficionado a la lectura que empezó a perder la vista. Ni siquiera la radio, siempre sanadora, compensaba esa pérdida de las emociones que encontraba en los libros. Su hijo probó un día un método que se convirtió en maravillosa rutina: empezó a leerle libros. Empezó con uno de Oscar Wilde. Los avances fueron tan espectaculares que su padre recuperó la alegría y el lector empezó a hablar de esos progresos a amigos y conocidos. Prendió la mecha y en la actualidad hay más de un centenar de voluntarios con un público muy concreto: las residencias de mayores.

Por los carismas de quienes apoyan la iniciativa, ésta tiene el nombre de Rezar Leyendo. Pero no se trata de lecturas pías o religiosas; no va de vidas de santos, que no están descartadas. Se han leído textos de Federico García Lorca (Doña Rosita la Soltera o el lenguaje de las flores), de Juan Valera, de Alfonso Ussía o el libro Historias y Leyendas de Sevilla, de José María de Mena, que siempre goza de una aceptación indiscutible. En algunos sitios se hacen lecturas a la carta y por aclamación los lectores voluntarios se han comprometido en una próxima visita a llevarles textos de los hermanos Álvarez Quintero.

En la entrada de las Hermanitas de los Pobres de la calle Luis Montoto no aparece la palabra Residencia “porque es una Casa, y así figura”, dice Patri, una de las empleadas. Parte de la parroquia de san Benito está incorporada al recinto de esta Casa de Acogida y Beneficiencia porque en tiempos era el convento adjunto a la iglesia cuyos titulares salen en procesión cada Martes Santo. La expectación era máxima. Habían habilitado un local muy próximo a la Capilla. Los voluntarios lectores lo hacen a título particular y en algunas ocasiones acuden matrimonios, que fue el caso de la lectura en las Hermanitas de los Pobres, o una madre con su hija.

Para este jueves se eligieron los dos primeros personajes del libro Historias de las reinas de España, de Carlos Fisas (Planeta), editado en 1988. El autor era colaborador del programa radiofónico de Luis del Olmo. Once reinas, como un equipo de fútbol femenino. Las dos primeras, Juana la Loca (1479-1555) e Isabel de Portugal (1503-1539), tienen algunos rasgos en común. Juana nace en Toledo, ciudad donde muere Isabel. Juana es la madre de Carlos I de España y V de Alemania, que se casará en Sevilla el 11 de marzo de 1526 con su prima Isabel de Portugal. Juana se casa con Felipe el Hermoso, que viene de la Corte flamenca; Isabel es la madre de Felipe II, que llegó a ser rey de Portugal y durante algunas semanas de Inglaterra. En el libro de Fisas también hay un capítulo para María Tudor (Bloody Mary), pero no adelantemos acontecimientos.

Juana e Isabel. Dos historias de amor. La primera consumida por los celos y el infortunio: pasó 46 de sus 75 años de vida encerrada en una fortaleza de Tordesillas. Juana tenía celos de Felipe incluso cuando acompañaba el féretro de su esposo hasta Granada, ciudad a la que llegarán en luna de miel Carlos e Isabel. Felipe el Hermoso y Carlos V entraron en España sin saber una palabra de español. El segundo será el que apoye la empresa náutica de Magallanes. En plena singladura de la que fue la primera Vuelta al Mundo, el hijo de Juana la Loca es coronado en Aquisgrán emperador del Sacro Imperio Germánico. La semana que Magallanes muere en Filipinas son ejecutados en Villalar los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado.

No hay culebrón ni serie turca que se le acerque ni por asomo a una vida como la de Juana de Castilla, la hija de los Reyes Católicos. El público asistente, abrumadora mayoría de mujeres, volvía a su infancia o juventud cuando uno de los lectores recordaba la película Locura de amor, de Juan de Orduña, con Aurora Bautista interpretando a Juana la Loca. Cuatro décadas después la encarnó Lola Flores en Juana la Loca… de vez en cuando y, ya en el siglo XXI, le dio vida la actriz Pilar López de Ayala en la Juana la Loca que dirigió Vicente Aranda. Concha Velasco la interpretó en una de sus últimas funciones teatrales.

José María de Mena triunfa donde quiera que vaya. Sus historias y leyendas de Sevilla son infalibles. Algunas presentes en el callejero de la ciudad, como Hombre de Piedra o Cabeza del Rey don Pedro. Con don Pedro pasaba como con una de las reinas. Si Juana es la Loca para algunos, incluidos algunos especialistas en psiquiatría, para otros era Juana de Castilla. Pedro es el Cruel fuera de Sevilla y el Justiciero en su ciudad.

Crueldad y Justicia aparecen en la historia de doña Mencía Ponce de León. Don Enrique, el hermano del rey don Pedro, estaba tan encaprichado de esta dama que para allanar el camino mandó a combatir al frente de Granada al hombre con el que estaba comprometida, Gutierre de Solís. Como se le insinuó con el peso del poder, doña Mencía se excusó y le dijo en una misiva que como le debía fidelidad a su prometido, se metía en un convento donde rezaría para que volviera sano y salvo. Lo de los bulos no es nuevo, un esbirro le informó al caballero que su prometida se carteaba en mensajes de amor con el rey. El guerrero prometió venganza. Enterado don Enrique, informó a su hermano de sus aviesas intenciones y del noble comportamiento de la dama. Don Pedro dio por buena la venganza y no frenó al vengador. Se supone que esa leyenda es el modelo del Otelo de Shakespeare y de la obra de Calderón de la Barca ‘El médico de su honra’.

Otro episodio de José María de Mena narra la matanza en la judería de Sevilla en 1391. Matan a los judíos, queman las sinagogas, alentados por los sermones incendiarios de Fernando Martínez, arcediano de Écija. Cuando un siglo y un año después, el mismo 1492 del Descubrimiento de América, la conquista de Granada y la aparición de la Gramática de Nebrija, los Reyes Católicos decretan la expulsión de los judíos se aplica en todo el reino menos en Sevilla. Explicaba De Mena que el exterminio fue tan brutal que apenas quedaban judíos en la ciudad, que antes había gozado de una convivencia ejemplar entre judíos, moriscos y cristianos que el autor comparaba con el clima de concordia que existía el año que lo escribió (1968) en Ceuta y Melilla, doce años después de que se hubiera puesto fin al Protectorado Español de Marruecos.

Lecturas en residencias de la Macarena, Santa Justa, el Porvenir, San Juan de la Palma, Los Bermejales. En el hospital de la Caridad hay dos sesiones de lectura consistente en un Itinerario Espiritual con Murillo. En la Casa de las Hermanitas de la Cruz, la portera volvía a la portería después de encontrar un sustituto mientras asistía a ese viaje a los tiempos de Juana la Loca e Isabel de Portugal. La esposa de Felipe I y la madre de Felipe II. Tiempos de los Austrias. Nuestro rey, Felipe VI, ya es de los Borbones. Cuando salió el libro de Carlos Fisas, la reina de España, Letizia Ortiz, sólo tenía 15 años. Para la próxima sesión quieren que se les hable de la reina Sofía, que goza de muchas simpatías, y piden que se les cuente la historia de Eugenia de Montijo, la granadina que fue emperadora de los franceses.

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