"Un nieto de Blas Infante se ha hecho ya las pruebas de ADN"
Entrevista a José Díaz Arriaza, historiador
Sus investigaciones sobre los represaliados por el franquismo han impulsado el proyecto de exhumación de los restos de la fosa de Pico Reja, donde puede estar el padre de la patria andaluza
El historiador José Díaz Arriaza (Sevilla, 1955), Medalla de la Ciudad de Sevilla 2018, ha conseguido a través de sus dos últimos libros (Un rojo amanecer, editado por el patronato del Real Alcázar de Sevilla; y Ni localizados ni olvidados, Ed. Aconcagua Libros) sobre las fosas comunes del cementerio de San Fernando y los represaliados por el franquismo responder a las preguntas de centenares de personas cuyos seres queridos desaparecieron durante la Guerra Civil y la Dictadura e impulsar un proyecto de exhumación y recogida de ADN abanderado por la Oficina de la Memoria Histórica del Ayuntamiento de Sevilla.
-¿Cuántas fosas hay en el cementerio con víctimas del franquismo?
-Se abrieron ocho en diferentes años, pero hoy sólo hay siete. Aquí puede haber unos 4.500 cuerpos, no sólo de fusilados en las tapias, también golpistas, legionarios, tropas nativas, la corporación municipal, sindicalistas, soldados que murieron en los hospitales, condenados en consejos de guerra, republicanos que fallecieron en las cárceles y civiles que murieron de hambre en la posguerra.
-Dice que había ocho fosas y ahora siete. ¿Qué ha pasado?
-En 2010 quisieron construir sobre una de las dos fosas abiertas en los años 50 un edificio con un horno crematorio, edificio que aún permanece cerrado y sin uso. Se sacaron los restos, se incineraron y se les dio una sepultura común. Se metió mano sin más.Decían que aquellos cuerpos no eran víctimas de la guerra como si después del conflicto no hubiera habido represaliados. En el fondo tuvieron suerte porque tras investigar descubrí que efectivamente ahí no había guerrilleros como en las demás fosas.
-¿Dónde están los primeros fusilados?
-En Pico Reja. Ésta era una fosa de beneficiencia, la única que estaba abierta en julio de 1936. Aquí deben estar los primeros fusilados y legionarios muertos, la guardia de asalto, los de la defensa de Telefónica. Se enterraban de 20 a 40 personas al día. Según mis cálculos, a finales de agosto debía estar llena, por eso creo que los últimos, los que están más arriba, deben ser los mineros de Riotinto. Luego se abrió la fosa del Monumento, que va de 1936 a 1940. La mayoría de los que están aquí deben ser víctimas de sentencias de consejos de guerra.
-¿En qué punto se encuentra el proyecto de exhumación de los cuerpos de Pico Reja?
-Estamos en pleno proceso administrativo, todo el tema de licitación. Es muy complicado porque afecta a tres administraciones: el Ayuntamiento, la Diputación y la Junta de Andalucía. No se ha fijado aún fecha para su apertura, pero el Ayuntamiento tiene claro que los trabajos deben empezar antes de que finalice el año. Será un trabajo muy complejo y largo, de varios años.Se abrirá la fosa entera y se irán sacando los restos capa a capa. De forma paralela, empezarán las catas arqueológicas en la fosa del Monumento.
-¿Ya se están recogiendo pruebas de ADN?
-Sí, las familias que lo deseen pueden someterse a las pruebas de ADN. Esto permitirá a los técnicos cotejarlas con los restos que se encuentren e identificarlos.
-¿Qué pasará con los restos que no se identifiquen o no sean reclamados?
-No está claro aún. En otros cementerios han sido depositados en un osario y en una pared se han colocado los nombres que se conocen. Por las fechas de fusilamiento sabemos quienes pueden estar enterrados en estas fosas aunque no qué restos son los suyos.
-Según sus investigaciones, Blas Infante podría estar en Pico Reja, pero su familia no reclama el cuerpo.
-Ha habido un cambio de postura recientemente. Me consta que un nieto, Estanislao Naranjo Infante, ya se ha hecho las pruebas de ADN, y otro también ha manifestado su intención de hacerlo. La familia sí tiene interés es saber si Blas Infante está o no en esta fosa.
-La ley de Memoria Histórica tiene más de 10 años y, sin embargo, éstas serían las primeras exhumaciones en Sevilla, a pesar de que ya hubo un gobierno local de izquierda.
-Se ha tardado mucho. Siendo Sevilla la capital de Andalucía y una de las provincias donde la represión fue más fuerte, no se debería haber esperado tanto, pero bueno, bienvenido sea. También ahora es posible porque existe un consenso en el Ayuntamiento sobre este tema. Todo tiene su momento. Era una necesidad que se pedía a voces pero también había muchas personas en contra. Hoy, hablar de exhumaciones, de las tapias y los fusilados sigue levantando ampollas. Ahí tenemos el caso de Queipo de LLano. Por qué no se ha sacado aún de la Macarena, por qué hay que dar tantas explicaciones y tanta asesoría jurídica. La ley es la ley, se cumple y fuera.
-¿Ha recibido alguna subvención o retribución económica por sus investigaciones?
-Mi recompensa es mi trabajo. Para Un rojo amanecer sí obtuve una beca en 2009 del Aula de la Memoria, pero para el segundo libro no, y por el trabajo de los empleados municipales represaliados publicado recientemente por el Ayuntamiento tampoco. Pero cuando se me acerca una persona y me pregunta por un ser querido y veo que se le enciende los ojos cuando le digo que según mis datos su padre o su abuelo puede estar en tal fosa, esas caritas son suficientes para mí. Yo esto no lo he hecho para hacerme rico ni famoso, sólo para ofrecer respuestas.
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