El neurocirujano Francisco Trujillo ingresa en la Academia de Medicina de Sevilla
Reconocimiento
El nuevo académico alerta en su discurso de toma de posesión de que las nuevas tecnologías no pueden sustituir "una buena exploración y el continuo contacto con el enfermo"
Al acto ha acudido el ex presidente del Gobierno, Mariano Rajoy
La historia de la Neurocirugía en 70 páginas. Un texto con el que el doctor Francisco Trujillo Madroñal hace un exhaustivo repaso por esta rama de la Medicina que tanto ha evolucionado, especialmente, desde finales del siglo XIX y cuyas aportaciones han supuesto uno de los grandes avances de la humanidad. Pasado, presente y futuro de la Neurocirugía: aportaciones a la Medicina. Así se llama el discurso de ingreso que ha pronunciado este domingo el doctor Trujillo en su toma de posesión de la plaza de académico de número en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla (Ramse).
El acto se ha desarrollado en salón Ramón y Cajal de la sede que esta institución posee en la calle Abades, en pleno centro de la capital andaluza. Su discurso ha sido contestado por Carlos Pera Madrazo. Ha cerrado la jornada el presidente de la Ramse, Carlos Infante. Entre los asistentes se encontraban el ex presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; la consejera de Cultura y Patrimonio, Patricia del Pozo; el senador y candidato a la Alcaldía por el PP, José Luis Sanz; el también senador popular, Javier Arenas; y el alcalde de Carmona, Juan Ávila, entre otros.
El doctor Trujillo ha comenzado su intervención con una larga lista de agradecimientos, en la que deben destacarse dos nombres. Por un lado, Antonio Muñoz Cariñanos, con quien comenzó la carrera profesional en el campo de la Otorrinolaringología y del que aprendió la importancia de "trabajar en equipo" en las disciplinas sanitarias. "El doctor Cariñanos me obligó prácticamente a integrarme en un grupo neuroquirúrgico, en este caso, en el Servicio Regional de Neurocirugía de Sevilla", ha recordado.
Y en dicho centro fue donde conoció a otro de los nombres relevantes en su trayectoria profesional: el doctor Pedro Albert, una figura clave para el aprendizaje en el tratamiento intracraneal de los neurinomas del acústico. Esa relación fue la que le llevó a decantarse por la Neurocirugía, ámbito en el que se inició en el Hospital Virgen del Rocío.
"Al doctor Albert le debo mi formación humana, el trato con el enfermo, el culto a la exploración clínica, que consideraba primordial y fundamental para conseguir un buen diagnóstico del enfermo y un posterior éxito en el tratamiento", ha referido Francisco Trujillo, quien en este punto ha lamentado que "hoy desgraciadamente en muchas ocasiones se olvida [la exploración clínica] y se sustituye, a mi entender y al de mi maestro, por las nuevas tecnologías". A este respecto, ha hecho hincapié en que "estas técnicas deben ser un complemento esencial, pero nunca sustituir una buena exploración y un continuo contacto con el enfermo". Tendencias, por lo general, muy presentes actualmente en casi todas las ramas sanitarias.
Además del Hospital Virgen del Rocío, el nuevo académico de la Ramse ha enumerado los otros centros sanitarios y de investigación por los que ha pasado a lo largo de estos años: el Hospital Quirón Sagrado Corazón (antigua Clínica Sagrado Corazón) y el Instituto de Especialidades Neurológicas (Iensa), donde ha desarrollado su actividad médica desde que abandonó la sanidad pública y donde espera jubilarse. "Así como yo me considero hijo profesional de doctor Albert, el Iensa lo considero como un hijo mío", ha confesado. Un centro que comenzó con cinco personas y hoy lo componen alrededor de 40 profesionales.
También ha habido tiempo para las confesiones personales. "Pese a todo y sobre todo me considero médico. Soy andaluz de pueblo y español por los cuatro costados", ha aseverado. Sus experiencias "vitales" las ha vivido en Marruecos, Francia, Sanlúcar de Barrameda, Sevilla y, sobre todo, en su pueblo, Algodonales. Hijo de Juan Trujillo Santos, médico liberal que, estudiando en plena Guerra Civil, logró 19 sobresalientes en su carrera, siempre recuerda de su padre el consejo que le dio cuando comenzó sus estudios. "Si quería progresar en Medicina, tenía obligatoriamente que buscar y unirme a un maestro que me enseñara y dirigiera mi actividad profesional, alguien a quien imitar", ha subrayado el doctor Trujillo, quien no ha dudado a la hora de poner nombre a este referente, "el doctor Albert Lasierra, que durante casi 50 años ha marcado mi trayectoria profesional y humana".
Tras este repaso por su carrera en la Medicina ha llegado el turno de citar los avances de la Neurocirugía, desde las primeras trepanaciones que se practicaron hace 7.000 años hasta las últimas aportaciones en esta disciplina, sin olvidar los nombres de quienes los han logrado. No han faltado tampoco los logros tecnológicos, como el microscopio quirúrgico, lo coagulación bipolar, la estereotaxia, la embolización en patología vascular, la resonancia magnética intraoperatoria, la tractografía, la arteriografía, la tomografía axial computerizada, la radiocirugía y la cirugía mínima invasiva.
El doctor Trujillo ha finalizado su intervención hablando sobre los retos a los que se enfrenta la Neurocirugía. El primero es el procesamiento de las imágenes, "imprescindible para un correcto y precoz diagnóstico de la patología neuroquirúrgica". El segundo es la navegación, mediante la colocación de sensores en los instrumentos quirúrgicos, que permitan acceder a zonas distantes y profundas de la masa cerebral y evite lesiones invasivas. El tercer reto es el avance en el estudio de la biología molecular; el cuarto, el desarrollo de la física de las irradiaciones, que hará posible minimizar la acción negativa sobre los tejidos sanos; y por último, el manejo de grandes conjuntos de datos con la incorporación de los ordenadores, de gran interés para la investigación.
El nuevo académico de la Ramse ha dejado claro que, pese a todas estas aportaciones, "detrás de todas las líneas de innovación está siempre el hombre, del que depende en última instancia el buen resultado de la aplicación de los distintos campos de investigación". Para poner punto final a su discurso, ha empleado una frase del científico alemán Georg Christoph Lichtemberg, que resume a la perfección su intervención: "El presente, impregnado por el pasado, creará el futuro".
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