Los negocios de comida ambulante, en pie de guerra por las limitaciones de calles en Sevilla
Denuncian que Urbanismo está acotando su actividad a determinadas vías donde no existe demanda de este servicio ni oferta de ocio
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Los vendedores de comida rápida que se instalan junto a los espectáculos deportivos y culturales están en pie de guerra. Denuncian que Urbanismo está llevando a cabo una limitación progresiva de las calles donde pueden instalar sus puestos. Se traduce en que ya no pueden estacionar en enclaves donde tradicionalmente ha habido cierta oferta de ocio nocturna: la Avenida de María Luisa, los aledaños del Prado de San Sebastián o los alrededores del Estadio de la Cartuja. Más de una veintena de negocios -agrupados en la Asociación de Vendedores Itinerantes de Sevilla- denuncian que, en los últimos años, se han modificado los emplazamientos relegándolos a lugares "que tienen menos visibilidad o nulo interés para el ejercicio de la venta ambulante".
Así lo indican en una denuncia elevada a la Gerencia de Urbanismo el pasado marzo, a través del despacho Pérez-Marín Abogados. En el escrito especifican algunas de las vías donde sí pueden estacionar como la calle Doctor Laffon Soto -en el Polígono San Pablo-, Camino de los Descubrimientos -excepto el tramo Gonzalo Jiménez de Quesada y Francisco Montesinos-, la Avenida Carlos III, la de La Raza, la de La Palmera y el Paseo de las Delicias, entre otras.
La Asociación considera que "se han otorgado las licencias para situarse el vendedor ambulante, no en las proximidades de lugares de pública concurrencia como estadios deportivos, sino en lugares que no tienen público y donde no existen actividades que demanden este servicio". En este sentido, recalcan que el resultado de tener que instalarse "en los lugares donde se les indica últimamente" es que "no hay demanda ni se puede mantener la actividad". Un hecho que redunda en la inversión realizada "en medios materiales, que ni siquiera se podrá recobrar".
Por otro lado, hacen especial hincapié en que la venta ambulante “que se viene solicitando”, se trata de la venta de alimentos y bebidas no alcohólicas “con todas las garantías sanitarias en los vehículos donde se realiza y con los debidos controles”. Además, la comercialización responde a “la gran afluencia de público”, en zonas “donde no existen establecimientos fijos abiertos” y “a horas de la noche y de la madrugada, a la salida de competiciones deportivas y espectáculos diversos”.
Por ello, la reclamación enviada a Urbanismo pide que “se autoricen preferentemente los emplazamientos para la venta ambulante en los siguientes lugares”: en la avenida de Holanda, frente a la Ciudad Deportiva del Betis –donde ya pueden ubicarse como se ilustra en esta noticia–, en el entorno del Sánchez Pizjuán, en el acceso al Polideportivo San Pablo, en el Palacio de Exposiciones y Congresos, en el Estadio de la Cartuja, en Luis Montoto, en la avenida Kansas City, en la calle Éfeso, en el viaducto de la SE-30, en la calle Matemáticos Rey Pastor y Castro y en Profesor García González. Esta última en Reina Mercedes.
“Desde hace casi 15 años nos han ido quitando calles por ser céntricas –como la Alameda de Hércules– o por ser espacios destinados para evacuación”, indica a este periódico Javier Moreno, presidente de la Asociación de Vendedores Itinerantes de Sevilla, quien también recalca que “muchas veces no nos dan explicaciones, intentamos pedir cita en Urbanismo, pero no nos atienden ni nos dan repuestas”.
"Los puestos ilegales tienen carta blanca"
Ante esta situación, el desamparo es todavía mayor cuando los vendedores ven que no se pone coto a determinados negocios que campan a sus anchas ilegalmente. “El comercio ambulante tiene prohibida la venta de alcohol, ni siquiera cerveza, pero sí que vemos que muchos puestos ilegales tienen cara blanca sin haber pasado controles sanitarios ni reglamentos empresariales. Solo una plancha en un carrito con chorizos colgando”, denuncia Moreno.
También es claro en cuanto a lo que buscan: “Queremos una ubicación exacta, con paneles y señales que indique la venta ambulante. Pero también estar en sitios en los que haya demanda para que podamos hacer negocio”. La queja no se queda aquí, Moreno manifiesta que el deseo de la Asociación que preside es que “nos pidan opinión y se reúnan con nosotros”, porque “pagamos nuestros impuestos y cumplimos con todos los requisitos que se exigen a una empresa de hostelería”. También han elevado la queja al Defensor del Pueblo Andaluz y están a la espera de una respuesta. Creen que, tanto el Centro de Coordinación Operativa (Cecop) como el Ayuntamiento y la Policía Local tratan de “cansarnos y echarnos de la venta ambulante”, porque “se echan la pelo de unos a otros”.
Detrás de la veintena de empresas que conforman la Asociación de Vendedores Itinerantes de Sevilla, hay más de 70 profesionales y una pérdida económica que, según el presidente, se eleva a 200.000 euros anuales “si se tienen en cuenta todos los eventos” que se celebran en la ciudad. “Nosotros lo que queremos es trabajar tranquilos, sin tener necesidad de escondernos y hacer nuestro trabajo”, reflexiona Moreno. Una situación que les ha llevado a desplazarse a ferias y festivales que se celebran en otras localidades, “porque aquí es imposible”.
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