Así es Navigalia 2024 en Sevilla: ninjas, naves espaciales y patinetes sobre el río
Navidad
Aumenta el despliegue técnico, pero la trama que narra crea división entre el público
Muchas familias consideran mejor la primera edición
Navigalia, al rescate de la Navidad, todas las fotos
Digamos que llegadas estas fechas del año, cualquier narrativa peca de sensiblería. Lo ñoño adquiere protagonismo. Desde la pequeña a la gran pantalla. Los espectáculos de mapping no iban a librarse de esta tendencia. Los salvan los recursos audiovisuales que emplean, que logran que el hilo argumental pase a un segundo (incluso tercer) plano y los sentidos se centren en los efectos especiales que usan. El envoltorio muy por encima del contenido. Algo así podría decirse de la segunda edición de Navigalia, la gran aportación del gobierno de José Luis Sanz en cuanto a programación navideña se refiere. El gran despliegue técnico usado en su proyección hace que lo que se cuente sea lo de menos. O, mejor dicho, (seamos benévolos) que nos olvidemos de la abultada sencillez de la trama.
Con el título de Al rescate de la Navidad, el espectáculo de Navigalia 2024 dura 12 minutos. Tiempo suficiente para no quedarse congelado en el Muelle de la Sal. Cierto es que en su estreno ha tenido de aliada la temperatura. No ha sido una jornada demasiado fría. Nada que ver con lo que marcó el termómetro en este enclave el 8 de diciembre, cuando aquí se instaló el recorrido oficial de la procesión magna del Congreso de Hermandades.
Aquello sí que fue frío. Aquí lo que más se siente es la humedad del río, pero el tiempo de espera no es demasiado largo como para que los cuerpos se resientan. Juegan también en contra de la congelación los lanzallamas que se emplean en el espectáculo, que aportan una buena dosis de calor que el público agradece. Los espectadores, por cierto, van este año sentados en cómodas gradas, espaciadas y con suficiente iluminación superior y en los escalones, lo que evita caídas. Un acierto la novedad introducida.
Los protagonistas
La narrativa de este año tiene dos claros protagonistas virtuales. Fernandus, el espíritu protector de la ciudad, cuyo nombre evoca al del Rey Santo que devolvió Sevilla a la cristiandad, y Curro. Se trata de un adolescente que comparte aficiones con muchos de su generación: le gusta montar en patinete, los videojuegos y hace alarde de una gran imaginación. Esta cualidad sirve de pretexto para que en las proyecciones (impresionante el volumen de la pantalla de agua que se logra) se mezclen robots, naves espaciales (el toque futurista) y ninjas (el punto exótico). Elementos cuya combinación resulta difícil de explicar a no ser que lo dejemos todo en manos de la fantasía.
Pero Curro, como la mayoría de los mortales, vive pegado a la pantalla del móvil. Sin más mundo ni más relación que las que aportan las redes sociales. Expresión del invidualismo al que se enfrenta el mundo de hoy y del que Fernandus lo salva por obra y gracia de la Navidad, ese espíritu (no se olvidan las referencias a la fiesta religiosa) que nos hace a todos más buenos por unas semanas al año.
División de opiniones
El espectáculo tiene momentos de gran impacto, logrados por el gran despliegue técnico. Hay una buena inversión de Acciona. Se consigue el primer objetivo: atrapar la atención de los presentes, especialmente de los más pequeños (también de muchos mayores), aunque el final deja en este primer pase rostros cuya expresión oscila entre la sorpresa y la decepción. “El del año pasado estuvo mejor y no hubo que pagar”, lamenta una espectadora que ha acudido con marido e hijos. Otras familias, por contra, salen encantadas con lo contemplado. “¿Ha estado guay, verdad?”, le pregunta una madre a su hija en un intento de autoconvencimiento.
Las gradas se desalojan rápidamente. Hay que salir cerca de la Torre del Oro, en la zona del Paseo de Marqués de Contadero con aspecto de aeródromo. Allí se han instalado WC portátiles, que ya registran colas. Los espectadores, en general, se van satisfechos con lo visto. “No deja de ser un espectáculo para niños”, defienden.
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