La natalidad pos-Covid en Sevilla sigue a la baja con 600 niños menos en el inicio de 2023
Demografía
El número de nacimientos del primer cuatrimestre está aún lejos de alcanzar el de 2019
El dato esperanzador lo ofrece la comparativa interanual, en la que se frena el descenso
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La crisis de natalidad sigue galopando en Sevilla. La caída en la cifras de nacimientos que comenzó con la crisis financiera de finales de 2007 continúa en la provincia, en la que hay muy pocos visos de que la situación se revierta a corto plazo. En todo caso, podría frenarse, pero aún queda bastante tiempo para que la curva remonte. Una debacle que tiene consecuencias nefastas en varios sectores. Entre ellos, la enseñanza, con colegios donde cada vez hay más aulas vacías ante la falta de niños.
La última muestra del desplome lo ofrece el índice de nacimientos mensuales del Instituto Nacional de Estadística (INE). El dato más reciente concierne a abril, lo que permite analizar el primer cuatrimestre de 2023. En este periodo que sirvió de arranque del año, en la provincia se contabilizaron 4.722 alumbramientos. Tal cantidad está muy por debajo de la registrada en el primer cuatrimestre de 2019, un año de gran interés en las comparativas demográficas, pues es inmediatamente anterior a un hito histórico: la pandemia del Covid, que provocó una crisis sanitaria y económica, la segunda del siglo XXI tras la debacle financiera de 2007.
Pues bien, entre enero y abril de 2019 hubo 5.383 nacimientos en Sevilla, por lo que en el mismo periodo de este año han nacido 661 niños menos, cantidad bastante considerable y que aleja cualquier remontada en una curva que lleva demasiado tiempo con signo descendente en la provincia que, en este sentido, repite la tónica autonómica y estatal. Todo un país sufriendo lo que se ha venido en considerar "un invierno demográfico".
Un leve repunte
El único signo de esperanza se encuentra en el registro de 2022. Los niños nacidos en el primer cuatrimetre de 2023 han superado los alumbramientos de los primeros cuatro meses del año pasado. Pero vayamos por partes. Desde 2019, el número de sevillanos que vinieron al mundo entre enero y abril han ido a la baja. En el primer cuatrimestre de 2020 la diferencia fue de 158 recién nacidos menos (debe recordarse que en mitad de aquel periodo estalló la pandemia y se decretó el confinamiento), una cantidad que aumentó -de forma negativa- el ejercicio siguiente, con 400 menos y en 2002, con 752.
Ese año marcó un hito en la comparativa. A partir de entonces, al menos en lo que se refiere a 2023, la bajada se ha frenado, tendencia que habrá que confirmar en sucesivos cuatrimestres. En el primero de este año la diferencia interanual es positiva: han nacido 91 niños más (casi un centenar) que en el del ejercicio pasado. ¿Un brote verde? En otoño se saldrá de la duda, cuando se tengan los datos del segundo cuatrimestre y se compare con los de años anteriores.
Por grupos de edad
Lo cierto es que los registros todavía están por debajo de la prepandemia. Una diferencia negativa que se observa, de igual modo, cuando la comparativa se establece entre los grupos de edad de las madres. Para ello, debe prestarse especial atención a las veinteañeras, en las que las cifras de alumbramientos siguen sin superar el millar. Entre las de 20 y 24 años, el dato acumulado del primer cuatrimestre es de 374, prácticamente el mismo que el de 2019. Entre las de 25 y 29 ya se observa una leve caída, con 37 nacimientos menos (850 ha sido el dato acumulado entre enero y abril de 2023).
Las cifras más altas se registran entre las treinteañeras, todo un síntoma de que la edad en la que se decide ser madre se retrasa cada vez más. En el primer cuatrimestre de 2019, las sevillanas de entre 30 y 34 años dieron a luz 1.773 bebés. Cuatro años después y en idéntico periodo la cifra se ha reducido a 1.568, un 11,5% menos. Entre las de 35 y 39 años, se ha pasado en esa comparativa de 1.695 nacimientos a 1.383, una reducción del 18,4%. Por último, en el grupo de madres entre 40 y 44 años, el descenso de alumbramientos ha sido de un centenar, al pasar de 493 a 399.
Números que evidencian ese invierno demográfico que padece Sevilla y que aún resulta más claro cuando se toma una perspectiva temporal más amplia. Sirvan tres años como referencia. El último del que el INE ofrece datos anuales completos es 2021, un ejercicio también marcado por pandemia y posterior a su estallido, con medidas sanitarias todavía vigentes para prevenir los contagios de Covid. Aquel año nacieron en Sevilla 15.655 niños. Este dato supone una merma de 578 alumbramientos respecto a 2019. Pero si en la comparativa se retrocede diez años, la diferencia negativa resulta brutal. La provincia contó en 2011 con 22.074 recién nacidos, por lo que en una década Sevilla ha registrado 6.421 nacimientos menos.
Aulas vacías
Una debacle que hace tambalear la pirámide poblacional y que ya presenta serios problemas en distintos sectores. Uno de ellos es el de la educación. Hace escasas semanas trascendía que el colegio privado La Luna, en Sevilla Este, cerraba sus puertas desde julio por la falta de alumnos escolarizados para el próximo curso, lo que hacía inviable económicamente el sostenimiento del centro de enseñanza. La decisión se comunicó cuando muchos padres tenían ya pagada la matrícula de sus hijos para el ejercicio académico que debía comenzar en septiembre.
En la educación pública la crisis de natalidad se traduce en un importante número de plazas sin cubrir. Una vez concluido el proceso de escolarización para el curso 2023/24, Sevilla capital registra 1.304 vacantes en las aulas de Infantil de tres años, frente a las 868 que se contabilizaban el año pasado por estas fechas, según datos facilitados por la Delegación territorial de Desarrollo Educativo y FP. Un panorama extensible a los 11 distritos educativos en los que se divide la ciudad. En algunos se supera el centenar de puestos sin alumnos, como es el caso del Casco Antiguo, con 149 vacantes, la zona que se extiende desde la Puerta Osario a Pino Montano (132), la que se corresponde con el Distrito Cerro-Amate (139) y la que une Bami, Heliópolis y Los Bermejales (122), al sur de la urbe. Cifras que se traducen en colegios cada vez más vacíos.
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