Así es el museo del IES San Isidoro en Sevilla: "La historia de la educación está aquí"
Educación
Narra en una exposición permanente la trayectoria del centro público desde que se creó en 1845
Las visitas del público general se podrán realizar por las tardes, en grupos reducidos y previa reserva
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La historia de la educación española en tres salas. Es el resumen que el visitante que acuda al IES San Isidoro, en pleno Casco Antiguo de Sevilla, se podrá llevar cuando visite su recién inaugurado museo, que contiene objetos, cuadros, expedientes y material tanto de alumnos como de los distintos ámbitos del conocimiento que se imparten entre las paredes de este instituto histórico, que comenzó su andadura en 1845, en la sede que entonces tenía la Universidad de Sevilla en la calle Laraña. Esta exposición permanente estará abierta a las visitas de los escolares por la mañana y al público en general –en grupos reducidos y previa reserva– por las tardes.
La idea de crear un museo surgió hace varios años, cuando el anterior director del San Isidoro, Ignacio Ayza, en unas gestiones con la Junta de Andalucía, fue advertido de que estaba al mando del único instituto histórico de la comunidad autónoma que no poseía un espacio expositivo para narrar su historia. Una vez lanzada la propuesta, se tomó de referencia el que tiene el IES Padre Suárez en Granada. Así lo narra Pedro Giménez de Aragón, quien recibe a este periódico en su despacho. "La historia de la educación está aquí", son sus primeras palabras.
La ejecución de este proyecto ha supuesto nueve meses de trabajo. El museo se articula en tres salas. La primera, y principal, se encuentra en la antigua capilla del instituto. Lo primero que llama la atención del visitante son las vidrieras que iluminan la estancia. Especialmente las laterales, de estilo cubista. Se consideran obra de Francisco de Padua Adell, arquitecto catalán que trabajó para el Ministerio de Educación del Gobierno de Franco y miembro de la Escuela de Arquitectura Moderna. Con acertado criterio, las estanterías que se han colocado bajo estos ventanales siguen ese estilo.
La importancia de la Agricultura
En una vitrina se expone la interesante colección de piezas metálicas que reproducen la maquinaria agrícola del siglo XIX. Fueron realizadas en Alemania y entroncan con la fecha de creación del instituto. El San Isidoro se fundó en 1845 como consecuencia del Plan Pidal, la gran reforma del sistema educativo español por la que el Bachillerato se separó de las enseñanzas universitarias. Hasta 1865 este instituto compartió sede con la Hispalense, en la calle Laraña. Ese año se trasladó a Amor de Dios, donde se encuentra actualmente. Un emplazamiento donde antes estuvo la Escuela de Magisterio y luego la de Ingeniería. Fue en esta época cuando en el currículo se incluyó la asignatura de Agricultura, con la idea de dotar de profesionalidad un sector que ya sufría bastantes carencias.
Uno de los aspectos más valorados del San Isidoro ha sido su apuesta por la música. Prueba de ello son los instrumentos que se muestran en esta primera sala, como la viola da gamba, cedida por la Orquesta Barroca; o un sonómetro, ejemplar inventado en la Grecia clásica por Pitágoras para medir matemáticamente la música. Este interés por la música se debe, en buena medida, a la figura del profesor humanista Alfonso Lasso de la Vega, fundador del Centro de Estudios Andaluces, primer alcaide del Alcázar y creador también de la Orquesta Sinfónica de Sevilla.
El legado andalucista
Lasso de la Vega se convirtió en una figura clave en la historia del andalucismo antes de que quedara interrumpido con la guerra civil. Este instituto continuó, en cierto modo, dicho legado, de ahí que el museo exhiba la foto que recuerda el momento en que el entonces director del centro Manuel Ruiz Lagos (otro destacado andalucista) izó, en enero de 1977, la bandera blanca y verde en la fachada del San Isidoro, el primer edificio público de Sevilla en el que ondeó en aquellos años de la Transición, antes que lo hiciera el Ayuntamiento.
Expedientes académicos
Los nombres de estos andalucistas se suman a los de otras personalidades clave en la historia de España en numerosos ámbitos. De ahí el interés que despierta en el visitante la vitrina donde se exponen los expedientes académicos de célebres alumnos que han pasado por estas aulas. Es el caso del poeta Manuel Machado, a quien su abuelo se trajo de Madrid para que “sentara cabeza” en Sevilla. En el San Isidoro obtuvo la titulación de Bachillerato, como también lo hizo uno de los hermanos Álvarez Quintero, con suspenso en Matemáticas. La vitrina contiene, de igual modo, el expediente de uno de los más importantes poetas del siglo XX, el sevillano Luis Cernuda, así como el del Premio Nobel Severo Ochoa o el del Premio Príncipe de Asturias, el científico Manuel Losada Villasante.
No faltan tampoco las trayectorias académicas de políticos como Alejandro Rojas-Marcos, alcalde de Sevilla en la década de los 90; o el del presidente de España, el socialista Felipe González. Según el director del instituto, González estudió en el Colegio Claret, en el barrio de Heliópolis, hasta los 17 años, edad en la que se matriculó en el San Isidoro, “sin avisar a los padres”. “Luego pasó a estudiar Derecho en la universidad”, añade Giménez de Aragón, quien vincula con este instituto público el nombre “clave” que Felipe González adoptó durante la clandestintidad del tardofranquismo: “Isidoro”.
Símbolo del feminismo
En este apartado, no pasa por alto el nombre de Encarnación del Águila. Se trata de la primera mujer que obtuvo en España el título de Bachillerato. Aparece en el listado de alumnos que conforman la promoción de 1877. De hecho, el entonces rector de la Universidad de Sevilla tuvo que escribir al ministro de Fomento informándole de “su especial caso”. Desde el Gobierno se dio el visto bueno y el permiso para que tanto a ella, como a otras alumnas que vinieran después, se le concediera el título. Eso sí, el Bachillerato, al contrario de los hombres, no las facultaba para trabajar. Aguilar acabó ejerciendo de maestra. Todo un símbolo del feminismo sevillano.
Tampoco pueden pasarse por alto en esta primera sala los contenidos bibliográficos. Debe fijarse la mirada en varios ejemplares de gran interés. El más antiguo, el libro Las Comedias de Aristófanes, de 1515 y escrito en hebreo ; la primera constitución de la carrera oficial de la Semana Santa de Sevilla, como la dispuso el cardenal Niño de Guevara, publicada en 1609; o el Nomenclátor de Ptlomeo, un referente de la geografía clásica y del que existen pocos ejemplares, uno de ellos está en la Biblioteca Nacional de España.
Buena parte de estos fondos proceden de las donaciones realizadas por personas vinculadas con el instituto, como el profesor José María Rojo, que legó 1.700 volúmenes; el director Joaquín Palacios y el también director Luis Herrera. Gracias a ellos el San Isidoro atesora una vasta colección con auténticas joyas de biblioteca.
Destacan, de igual forma, las colecciones de fósiles del paleolítico y neolítico; así como la gliptoteca, conformada por moldes antiguos de yeso, entre los que sobresale la réplica de la cabeza de la diosa Atenea de la Casa de Pilatos, que, según los expertos, es obra de Joaquín Guichot, quien fue alumno de la Escuela de Ingeniería (cuando tuvo la sede en el solar que ahora ocupa el instituto) y luego profesor del San Isidoro.
Las aulas museo
El recorrido expositivo continúa por las plantas superiores del edificio, por las aulas museo de Biología y de Química. La primera de ellas lleva el nombre del catedrático José Medina. Se inauguró hace más de tres décadas, en el curso 1993/94. Consta de una amplia vitrina donde se muestra una interesante colección de piezas que recrean los órganos del cuerpo humano. Son del siglo XIX. “La mayor aportación de este tipo de aula es que permite al alumno estar en contacto con estas piezas, que siguen teniendo uso casi dos siglos después”, subraya el director.
La segunda sala-museo está dedicada a la Física y Química. Consta de dos vitrinas con instrumental del XIX, en perfecto estado gracias a la labor de restauración y conservación que lleva a cabo el San Isidoro. No se dispone de la importante colección de animales disecados, cedidos en su día al museo de Doñana.
El museo se abre en horario de mañana a las visitas organizadas por los centros educativos. Por las tardes están pensadas para el público en general, previa reserva y en grupos reducidos. Para solicitarlas, hay que entrar en la web del instituto (www.institutosanisidoro.com). En ella también se puede hacer un recorrido virtual por estas instalaciones.
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