La muralla, monumento de gran valor infrautilizado
En el año 2007 se rehabilitó la ronda interior para las visitas, pero nunca se ha llegado a abrir Adepa denuncia su precario estado de conservación y la falta total de mantenimiento.
Dejada a su suerte. Así se encuentra la muralla de Sevilla. La edificación defensiva, reconstruida, ampliada y reforzada en época almohade, se encuentra abandonada y sin mantenimiento por parte de las administraciones. Así lo denuncian las asociaciones vecinales, como la del Pumarejo, y las de defensa del patrimonio, como Adepa. La suciedad, las pintadas, o la aparición indiscriminada de vegetación que pueden poner en riesgo la estabilidad de los diferentes lienzos, son sólo los algunos de los principales problemas. El tramo más afectado es también el más visible: el que va de la Macarena a la Puerta de Córdoba, que cuenta con importantes construcciones, como el propio Arco de la Macarena, la Torre Blanca, también conocida por la de la Tía Tomasa, y la propia Puerta de Córdoba, que es el único de los accesos a la antigua ciudad que se conserva prácticamente en su estado original.
La muralla es uno de los principales ejemplos de un magnífico patrimonio histórico infrautilizado y que se podría incorporar no sólo a la oferta turística, sino también para el uso y disfrute de los propios sevillanos, cuya gran mayoría sabe que está ahí pero poco más. El tramo más afectado por el deterioro es el que va del Arco de la Macarena a la Puerta de Córdoba. Tiene una longitud de algo más de 500 metros y está compuesto por ocho torres y nueve lienzos, además de las dos puertas mencionadas. En este recorrido también se conserva la barbacana. La Asociación de Defensa del Patrimonio de Andalucía (Adepa), asegura que la muralla sufre una triple condena. Por un lado, el abandono que padece, con continuos desprendimientos, pintadas y grafitis de todo tipo, suciedad, o la aparición de vegetación en los muros. En segundo lugar, la falta de uso, con las torres y los paseos interiores cerrados. Y, por último, la contaminación visual de algunas construcciones nuevas en la zona trasera y que contravendrían lo dispuesto en la ley para un bien que cuenta con la máxima protección.
El presidente de Adepa, Joaquín Egea, es contundente al explicar la preocupación que les produce el estado de la fortificación: "En Constantina se cayó la Torre del Homenaje y se tuvo que reconstruir, también pasó en Alcalá de Guadaíra. Nos preocupa mucho que pueda ocurrir aquí. Hemos mandado un escrito al alcalde y a Cultura haciéndoles responsables de que se pueda caer un lienzo. Muchas veces las distintas áreas se atribuyen unas a otras la titularidad y así se diluyen las responsabilidades. Al final, el Ayuntamiento actúa con sus bienes como si no fueran suyos, por eso nosotros nos hemos dirigido directamente al alcalde, como máximo responsable".
La inquietud de los sevillanos por el precario estado de conservación de la muralla se ha hecho visible las últimas semanas en Twitter, con la publicación de algunas fotografías por parte de historiadores, como Manuel Jesús Roldán, que denunciaba el crecimiento de un árbol en el almenado, con la amenaza que esto supone para la estabilidad. Hace unos años ocurrió algo muy similar en el Arco de la Macarena, donde aparecieron tres arbustos de considerables dimensiones que crecieron a sus anchas durante bastante tiempo. Los lienzos, tanto de la barbacana como de la propia muralla, están además plagados de agujeros por los desprendimientos de la propia masa.
Ángel López Hueso, como presidente de la Asociación de Vecinos y Comerciantes del Pumarejo, es una de las personas que lleva más tiempo luchando por la completa rehabilitación de la muralla para su posterior aprovechamiento. Alerta también del deterioro y asegura que llevará el asunto al próximo pleno del distrito Casco Antiguo: "La degradación de la piedra es progresiva. Los operarios se dedican a limpiar la tierra que se desprende cada día. Es necesario una pequeña partida en los presupuestos para el mantenimiento". López Hueso recuerda también cómo hace un par de años se desplomó una palmera que, afortunadamente, cayó hacia afuera y no sobre la muralla, por lo que pide también una revisión del arbolado.
El líder vecinal también quiere mantener un encuentro con el delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, para recordarle la necesidad de abrir al público la fortificación, algo que supondría un gran espaldarazo para el turismo de la zona norte del Casco Antiguo. Además, recuerda que durante el anterior mandato hubo una partida de 120.000 euros para la puesta a punto, aunque finalmente no se llevase a cabo ninguna actuación.
Adepa comparte la misma opinión. Si la muralla estuviera en uso gozaría de un estado de conservación mucho más óptimo. "Hace unos años se gastó una gran cantidad de dinero en la restauración y se adecuó el interior, pero nunca se llegó a abrir", señala Egea. El paso de ronda tras la barbacana, propone, se podría aprovechar para ofrecer visitas guiadas y explicar cómo era la muralla en su origen, o las leyendas e historias que la alumbran, como la de Julio César... También sería muy interesante que se abriera la Torre Blanca, que en su interior se expusieran fotografías o material didáctico sobre la muralla, y que pueda convertirse en un mirador privilegiado del conjunto. "Sería muy importante para una zona que hay que recuperar y que tiene otros atractivos, como la propia basílica de la Macarena, las iglesias de San Luis de los Franceses, San Marcos, la vieja calle Real...".
El nuevo equipo de Turismo del Ayuntamiento, con el delegado Antonio Muñoz al frente, trabaja para dar un nuevo impulso a la ciudad que le permita crecer tanto en número de visitantes, como en pernoctaciones, uno de los grandes déficits de la ciudad. Incorporar nuevos atractivos a la oferta es crucial y la muralla debe ser uno de ellos, por su singularidad e importancia histórica y patrimonial. El tramo de la Macarena conserva, además, la Puerta de Córdoba, la única con estructura antigua en recodo que se mantienen en pie. La puerta se encuentra en una torre saliente con patio descubierto en el interior y está adosada a la iglesia de San Hermenegildo, también de gran importancia histórica. "No sirve de nada gastarse el dinero si no se pone en uso. La mejor manera de mantener la muralla, que está minusvalorada, es abrirla al público y sacarle partido", añade Egea.
Una de las personas que conoce a la perfección la muralla es José García-Tapial, quien como arquitecto municipal la rehabilitó en tres fases comprendidas entre 1985 y 2007. En la última de ellas, se hizo la excavación entre la muralla y la barbacana (la liza) que estaba rellena con tierra y se habilitó el paseo interior: "Nunca se ha llegado a abrir al público. Está totalmente preparado para las visitas. A mí me llamaron desde la Asociación de Guías Turísticos interesándose por este recorrido. En la zona norte hay pocos espacios abiertos al turismo y éste contaría con el gran reclamo de la basílica de la Macarena". García-Tapial afirma que es un espacio muy atractivo complementado por la Puerta de Córdoba, "la única que queda almohade", que se encuentra en muy buen estado. La visita a la muralla permitiría conocer su verdadera altura, que se ve distorsionada cuando se mira desde la Ronda. "Es uno de los atractivos turísticos más antiguos de la ciudad".
Respecto al estado de conservación, el arquitecto sostiene que es bueno y que el conjunto goza de estabilidad. "Le afectan más los problemas estéticos, como la vegetación parásita, que habría que eliminar al menos dos veces al año o la arenilla que cae por la propia composición. Ha habido algún desprendimiento puntual pero en el interior". En cualquier caso, sí cree necesaria más diligencia por parte del Ayuntamiento y un mantenimiento periódico para evitar que se agraven los problemas.
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