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La muralla de la Macarena alberga 304 nidos de vencejos tras su restauración

Gracias al asesoramiento de la asociación Ecourbe, "la muralla y sus vencejos ofrecen una interesante atracción para los visitantes, que podrán deleitarse con el patrimonio histórico y natural de este lugar”

La muralla de la Macarena se abrirá a las visitas en 2025

Tramo de muralla restaurado donde se aprecian los nidos en color claro. / Ecourbe

Las obras de restauración de la muralla de la Macarena, que acabaron en agosto, han tenido resultados muy positivos para los vencejos de Sevilla, una especie protegida por la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.

La mejor noticia para la supervivencia de estas bellas aves que forman parte de la ciudad es que se han habilitado 304 nidos para los vencejos en la cara externa de la muralla (calle Muñoz León), lo que ayudará a su conservación y preservación. Ese buen balance se ha dado gracias a la intervención de la asociación Ecourbe, que trabaja para mejorar el ecosistema urbano.

Todos los nidos que existían en la muralla se han conservado sin que puedan suponer ningún problema estructural en el futuro. De hecho, se han podido crear nuevos nidos cerrando cavidades existentes hasta lograr los más de 300 para vencejos.

Elena Moreno Portillo, bióloga responsable de Ecourbe, recalca que ninguno de los nidos existentes suponía un riesgo para la estructura de la muralla, ya que los vencejos no dañan la roca, tampoco usan oquedades muy profundas y no aumentan las que ya hay. “Los vencejos en la muralla engrandecen el monumento y crean una experiencia sensorial única en el visitante, que puede deleitarse con las acrobacias y sonidos de estas aves”, explica Elena. “Ahora que el ayuntamiento quiere descentralizar el turismo del casco histórico, la muralla y sus vencejos ofrecen una interesante atracción para los visitantes, que podrán deleitarse con el patrimonio histórico y natural de este lugar”.

Crías de vencejo en su nido en la muralla de la Macarena / Ecourbe

Para compaginar las obras con la conservación de los nidos que existían en la muralla, la asociación Ecourbe presentó al Ayuntamiento de Sevilla con enorme antelación (enero de 2021) un proyecto de restauración de la muralla de la Macarena inclusivo con los vencejos y con otra fauna silvestre. Elena Moreno Portillo, la bióloga que dirige esta entidad, explica que ese proyecto entregado a Urbanismo desarrolla las estrategias más adecuadas para intervenir los nidos de vencejo. Destaca que ha sido imprescindible una colaboración con los técnicos de la obra, que han tenido indicaciones precisas de cómo actuar.

Elena trabajando en la muralla con la empresa Patrimonio Inteligente. / Ecourbe

Antes del inicio de las obras, Moreno Portillo fue la técnico de fauna encargada de realizar el seguimiento de la colonia y adecuación de los tiempos de intervención en los nidos. Teniendo en cuenta que las obras han ocupado dos temporadas de cría, la bióloga recalca que "era importante conocer la ubicación de los lugares de reproducción antes de que comenzaran las obras en cada tramo". Su trabajo se ha centrado en censar los nidos cada atardecer observando la entrada de las aves en las oquedades para mapear la ubicación de cada nido en la muralla. Posteriormente hacía una comprobación en altura de cada uno.

“El mayor reto ha sido compaginar el avance de la obra con la temporada de cría sin ninguna interferencia, ya que la obra no podía parar, pero si podían realizarse durante los meses de reproducción trabajos que interfirieran lo mínimo posible con los vencejos”, comenta Elena.

Evitar los andamios

Uno de los principales problemas de la restauración con trabajos verticales es que las estructuras instaladas (andamio, mallas, etc.…) impiden o dificultan el acceso de las aves al nido, hecho que puede provocar el abandono del mismo. Las empresas deben tener esto en cuenta ya que, si una obra interfiere con una colonia de vencejos, es motivo de sanción al tratarse de una especie protegida.

Nido de vencejo con dos pollitos / Ecourbe

En esta ocasión no se han instalado andamios. En su lugar, los trabajos verticales se han realizado con una máquina elevadora que nunca se mantenía fija en el mismo sitio y que se recogía al final de la jornada. Los tiempos de trabajo en altura se han acompasado a los ritmos de los vencejos. Por ejemplo, si estas aves están más activas al amanecer, se ha esperado que acabe el pico de actividad de estas para subir la máquina.

Si una zona albergaba muchos nidos, se ha elegido preferiblemente subir la máquina en otro punto donde no causara molestias. A la hora de trabajar en las cercanías de un nido con un adulto incubando, se ha respetado un diámetro de seguridad de un metro desde la entrada del nido.

Nido con vencejo incubando en la muralla / Ecourbe

A la pregunta de cómo afecta la limpieza de la piedra a los vencejos, la bióloga explica que estos trabajos no implican ruidos ni golpes fuertes, por lo que no han supuesto amenaza para las aves, que han seguido con su ritmo a pesar de la presencia de los trabajadores. “La sensibilidad de los trabajadores con las aves ha facilitado el buen resultado del proyecto; en seguida se involucraron con la protección de los vencejos y se volcaron en la causa”, subraya Elena.

Conservar lo que había y crear nuevos

El objetivo del proyecto era conservar los nidos de vencejos y crear nuevos nidos en los huecos que así lo permitieran, relata la responsable de Ecourbe.

La intervención de los nidos ha consistido en un recubrimiento de la cavidad con mortero y la realización de una entrada selectiva con dimensione adaptadas a la entrada de los vencejos, que impida la anidación de otra especie de ave. “Siempre debemos ser muy cautelosos en la forma en que remodelamos un nido, pues es importante no empeorar las condiciones iniciales y cuidar las dimensiones internas, la reducción de entrada y la ven6lación”, abunda la bióloga.

Reducir la entrada de los huecos se considera una forma ética de reducir la población de palomas. "Siempre que se encontrada un nido de paloma con huevo o pichón, se esperaba que el ave abandonara el nido antes de cerrar y se ha respetado el proceso de cría. Ha sido muy curioso ver como en algunas cavidades eran compartidas por las dos especies y vencejos y palomas estaban incubando a la vez, cada una en su nido”, destaca Elena.

El numero de nidos que ha quedado finalmente en cada tramo tras la restauración: tramo 1 con 20 nidos, tramo 2 con 140 nidos y tramo 3 con 144 nidos.

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