Cuatro de cada diez municipios tardan más de 30 días en pagar sus facturas

Un reciente informe de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), destacaba el buen comportamiento de los ayuntamientos en lo que respecta a la reducción de deuda bancaria y avanzaba que cerrarían 2018 con un endeudamiento del 2,2% del PIB, por debajo del 2,7% que se fijó como objetivo. La tendencia no es nueva y se da en muchos ayuntamientos de Sevilla, que están engrosando sus depósitos bancarios o haciendo inversiones "financieramente sostenibles" con superávit. Sin embargo, este hecho no ha logrado que todos cumplan con otro de los parámetros económicos que se vigilan de cerca: el plazo legal que establece la Ley de Morosidad para pagar en 30 días las facturas con empresas y proveedores, una vez que éstas han sido verificadas, para lo que previamente tienen otros 30 días.

Según los últimos datos oficiales publicados, del mes de marzo, hay 39 municipios de Sevilla, de un total de 88 de los que se recogen cifras, que superan ese plazo. Ello supone que más del 44% o algo más de cuatro de cada diez tardan más de lo establecido. En casi una veintena, las empresas deben esperar más de cien días desde que sus facturas son verificadas por el Ayuntamiento, lo que evidencia que todavía están contribuyendo a financiar el día a día de algunas administraciones locales.

De nuevo, a la cabeza de los que acumulan mayor tardanza está el Ayuntamiento de La Algaba, que tardó de media 552 días. Ha mejorado los datos en los últimos seis meses (en septiembre llegó a alcanzar los 817 días), pero se mantiene entre los cien municipios más morosos del país, excluyendo a los de gran población y capitales de provincia. Aunque ya no es el segundo, como ocurría en septiembre. Ahora, está en el puesto 19 del ranking.

Preguntando por esta circunstancia, desde el gobierno socialista de La Algaba volvieron a culpar a la "losa de facturas, deudas, sentencias judiciales, contratos con problemas legales, etcétera" que arrastran de anteriores gobiernos, de IU, insiste. Según el actual equipo de gobierno, durante sus años de "desgobierno" se dejaron de pagar muchas facturas, a las que "actualmente se va haciendo frente, incluso mejorando el periodo medio de pago a proveedores". Para intentar avanzar, el Ayuntamiento trabaja en un "expediente de prescripción de los créditos" con otras administraciones, que no se había hecho en los últimos 20 años, a pesar del lastre que esos pagos pendientes y supuestamente prescritos suponen para al día a día. "Con mucho esfuerzo estamos trabajando para sacar nuestras finanzas adelante", añaden.

A La Algaba, le siguen El Coronil, con 551 días y en el puesto 20 de los ayuntamientos españoles que más tardan en pagar; Santiponce, 475 días y en el 34 del ranking; Los Palacios, 346 días y en el puesto 68; Morón de la Frontera, 338, en el puesto 70, y Cazalla de la Sierra, 332 días y en el puesto 72 entre los cien ayuntamientos más morosos.

En cuanto al Ayuntamiento de la capital, ha aumentado en casi una semana la demora con la que venía pagando sus facturas. Si hace seis meses tardaba 62 días, ahora tarda algo más de 68. En marzo, tenía un importe de pagos pendientes por 37,4 millones de euros, mientras que el importe de pagos que realizó superó los 22,6 millones, según los mismos datos de Hacienda. Estas cifras son ligeramente superiores en ambos casos a las de un año antes, como ocurre también con la media de la provincia.

Entre los grandes núcleos de población que son más eficientes en la gestión y pago de sus facturas están Dos Hermanas, que las abona en menos de seis días, y el Ayuntamiento de La Rinconada, que prácticamente paga el primer día que empieza a contar el plazo de 30 días que tiene para hacerlo, después de los otros 30 que la ley da para que los técnicos verifiquen los trabajos o suministros realizados. En ambos casos, son ayuntamientos con deuda bancaria cero y que generan superávit en sus cuentas desde hace años.

Hay que tener en cuenta que, en el cálculo de este periodo medio de pago a proveedores, sólo se contabilizan las facturas que se pagan del todo, no las que se han abonado de forma parcial. Otros ayuntamientos de cierta población que pagan dentro del plazo legal son Mairena del Aljarafe, en 22 días; Camas, en 26, y Tomares en poco más de 30, según estos mismos datos del Ministerio de Hacienda y Función Pública.

Entre los mejor pagadores se sitúan 22 ayuntamientos que ni siquiera agotan el plazo de 30 días que tienen para comprobar que los trabajos facturados están hechos y los datos son correctos, sino que los abonan antes. No obstante, esta rapidez al pagar no quiere decir que no tengan otros problemas financieros o cuentas pendientes. Son, por este orden, Lantejuela, Los Molares, Villamanrique, Castilleja de la Cuesta, El Cuervo, Burguillos, Albaida del Aljarafe, Salteras, Alcolea del Río, Espartinas, Castilleja del Campo, Herrera, Peñaflor, Aznalcázar, Constantina, El Pedroso, El Castillo de las Guardas, Benacazón La Puebla de los Infantes, Paradas, El Madroño y Badolatosa.

En su conjunto, la deuda comercial de los ayuntamientos de Sevilla -es decir, el importe de los pagos pendientes con sus proveedores- superó en marzo los 91 millones de euros. La cifra de la deuda se incrementó con respecto al mismo mes de un año antes, en un 11%. En el mismo periodo subió también la cuantía total de las facturas que se pagaron. Si en marzo de 2017 fueron poco más de 83 millones de euros, en 2018 se han superado de largo los 90, millones de euros.

Si la comparación no se hace por los días que tardan en pagar, sino por la suma de las cuantías de las facturas pendientes, a la cabeza y por detrás de la capital, se sitúa Écija (más de 5,3 millones de euros), seguida de Utrera (4,6), Morón de la Frontera (3,3), Alcalá de Guadaíra (3,1 millones) y Dos Hermanas (2,8).

Los ayuntamientos de Osuna, Estepa, Tomares, Brenes, San Juan de Aznalfarache, Los Palacios y Villafranca, La Algaba, Mairena del Aljarafe, Carmona y Cantillana tenían en marzo facturas pendientes por algo más de un millón de euros, mientras que el resto quedó por debajo.