“El mundo moderno tiende a la unidad, no al independentismo”
Día de las Fuerzas Armadas
El teniente general Juan Gómez de Salazar, jefe de la Fuerza Terrestre, vive hoy uno de los grandes hitos de su carrera con el desfile del Día de las Fuerzas Armadas. Uno de sus mayores empeños es sacar al Ejercito de los cuarteles para que sea valorado por la sociedad civil
Más de 40.000 soldados a su cargo, una responsabilidad que ejerce desde un despacho cargado de historia en la Plaza de España, el lugar en el que estos días se puede disfrutar de una exposición con helicópteros y vehículos de acción militar. Hoy sábado se celebra el acto central del Día de las Fuerzas Armadas: el gran desfile presidido por los Reyes. El teniente general Juan Gómez de Salazar (Madrid, 1957) forma parte de las primeras hornadas de militares formados íntegramente en la democracia. Ingresó en la Academia en 1974. Ha estado al frente de la Brigada Paracaidista y ha ejercido en misiones en Bosnia, por dos veces; Kosovo y el Líbano. Es el actual jefe de la Fuerza Terrestre.
–¿Por qué es importante que el Día de las Fuerzas Armadas se celebre en Sevilla?
–Es importante porque la ciudad reúne todas las características que hacen que las actividades previstas sean un éxito, la acogida que tienen las Fuerzas Armadas es inigualable, la unión de la sociedad sevillana con las Fuerzas Armadas es también inigualable. El objetivo que se persigue con esta celebración es demostrar la vinculación de las Fuerzas Armadas con la sociedad, que el Ejército se sienta sociedad y que la sociedad perciba que las Fuerzas Armadas son la garantía de la defensa nacional. Las Fuerzas Armadas son un brazo de la acción del Estado con la participación en las acciones exteriores. Cumplimos treinta años de las misiones exteriores de las Fuerzas Armadas. Desde 1991 los tres Ejércitos han pegado un vuelco en métodos, materiales y relación con otros Ejércitos. La finalidad general de las Fuerzas Armadas es que todo el mundo sea consciente de que la seguridad, la defensa si se le quiere llamar, es algo que nos corresponde a todos, no sólo a los que usan uniforme, sino a todos los españoles, sea cual sea el sector de la sociedad en el que se integran. Si queremos garantizar nuestra libertad, la justicia, el desarrollo y la democracia tenemos que pagar el precio de la seguridad. Y este tipo de actividades con las que nos damos a conocer y en la que se comprende más directamente cuál es el papel que juegan las Fuerzas Armadas resultan del máximo interés. La seguridad, insisto, es una responsabilidad de todos. Y la seguridad es el precio que pagamos para gozar de los niveles de libertad, de democracia.
–Usted siempre ha sido un gran promotor de la denominada cultura de defensa entre la sociedad civil. ¿Se ha avanzado en este objetivo?
–Se va avanzando. Se nota en las estadísticas. El español de a pie valora en las encuestas a las Fuerzas Armadas casi tanto como la Guardia Civil o El Corte Inglés. Estos indicadores son positivos. También hay una parte que habría que revisar, porque a esos mismos españoles cuando les preguntan si están dispuestos a dar la vida por su país, pues los porcentajes no son tan altos. Es una cuestión de valores... Yo creo que la percepción que tiene la sociedad de las Fuerzas Armadas ha mejorado notablemente en los últimos años. Ha habido efectos directos como la participación en las operaciones de paz, que han servido para que los más escépticos vean que las unidades de los Ejércitos sirven para algo. Me refiero a la acción exterior, a la acción del Estado que decíamos antes. La Unidad Militar de Emergencias ha sido también importante, toda una referencia para que los españoles vean que las Fuerzas Armadas tienen un papel que jugar en la sociedad actual.
–A usted siempre se le ve especialmente preocupado en que se vea al Ejército, en que los militares salgan de los cuarteles, en que los colegios asistan a los actos castrenses...
–Estoy plenamente convencido de que esa labor hay que hacerla. Y hay que empezar, como bien ha dicho, por los colegios. Hay que seguir en los institutos y no hay que abandonar nunca la relación con la Universidad, que es clave. Ahí nos queda mucho camino por recorrer. Todo esto es fundamental. Esto es una cuestión de prioridades. Todos los españoles tienen que tener asumido que la seguridad es algo prioritario. La paz es el efecto. Hay países que no disfrutan de libertad. La seguridad es la clave. Y la seguridad es responsabilidad de todos. Las Fuerzas Armadas somos los garantes de esa seguridad, nuestras ministras, tanto la actual como la anterior, bien que lo han dicho en más de una ocasión: justificar las Fuerzas Armadas como garantía de nuestra libertad. Por eso nos tenemos que dar a conocer. Hace años, no está de más reconocerlo, quizás estábamos un poco encerrados en los cuarteles. Era otra situación. Yo creo que hoy en día está todo el mundo convencido de que las Fuerzas Armadas no tienen que ser vistas con recelo. Hay desconocimiento. Usted le pregunta a un sevillano por lo que hay aquí en Capitanía y a ver si alguno le puede responder. Dirán que hay militares. ¿Pero qué hacen?
–¿Por qué cada vez se ven menos militares por la calle?
–Esa es una cuestión que intentamos cambiar. Yo procuro ir de uniforme al mayor número de sitios posibles. Incluso animo a mi personal a que venga al cuartel de uniforme. ¿Pero esto de dónde arrastra? Pues por desgracia del período en el que tuvimos que tomar medidas de seguridad por la lacra del terrorismo, lo que impuso muchas limitaciones en todos los ámbitos. Hemos pasado de ETA al terrorismo islámico internacional. Estamos en un nivel de seguridad alto. Son frecuentes los mensajes que recibimos sobre la necesidad de tomar medidas de seguridad personales. Ésta quizás es la razón más importante por la que no se ven muchos militares. Pero tengo confianza en que poco a poco se irán viendo más uniformes por la calle. En los destinos que he estado un alto porcentaje importante de personal iba de uniforme, tanto en la Brigada Paracaidista como en Ceuta. En Ceuta es muy habitual encontrarse militares de uniforme. Y aquí en Sevilla la gente me agradece mucho que vaya de uniforme. Me lo celebran. ¡Así que hay que explotar eso!
–¿Qué misiones importantes está dirigiendo desde Sevilla como jefe de la Fuerza Terrestre?
–Hemos pasado de pocas misiones en escenarios muy concretos a una gran cantidad de misiones en muchos escenarios con mucha variedad en la entidad de los contingentes. Las operaciones más importantes que se están realizando ahora a mi juicio son la de Irak, con un contingente de más de 500 efectivos, y la de Líbano, que es una misión en la cual estamos participando desde hace muchos años, es una misión muy peculiar porque exige no perder la concentración a pesar de que parezca que la situación es de normalidad. La experiencia demuestra que tanto desde el lado libanés como desde el lado israelita, el conflicto puede saltar en cualquier momento. Y finalmente otras dos misiones que consideramos de interés son la de Turquía, en la que participamos con una batería patriot en la defensa contra la amenaza de misiles de Siria, y la de Mali. He dejado la de Mali para el final porque creo importante que destaquemos que esa zona de África es muy importante para los intereses españoles y de nuestros aliados. El terrorismo islámico se está trasladando desde Siria a esta área, que es un foco con muchas vulnerabilidades y mucho riesgo derivados de la inmigración ilegal descontrolada, los tráficos de armas, drogas, personas... Es un caldo de cultivo importante para que el terrorismo islámico del Daesh encuentre una base operativa importante. Por eso nuestra presencia en el Sahel es fundamental. Ahí estamos con los franceses codo con codo.
–En los últimos tiempos se oye hablar más que nunca de la unidad. ¿Ustedes hasta qué punto están preocupados por la amenaza separatista?
–Volvemos otra vez a la estadística. La unidad nacional figura como una de las preocupaciones de los españoles. ¡Claro que nos preocupa la unidad nacional, como a cualquier español! Es una vulnerabilidad que tenemos ahí. Incluso se podría llamar amenaza. En los tiempos que corren parecen completamente obsoletos o anacrónicos los independentismos, cuando el mundo moderno tiende precisamente a lo contrario: la unidad. Yo soy un firme defensor de la unidad nacional, muy contrario a los independentismos, porque creo que hacen mucho daño, no sólo en cuestión de una serie de valores, sino a la economía, al desarrollo... Y soy favorable a toda actividad que fomente la unidad de Europa.
–¿Le molesta que haya partidos políticos que traten de capitalizar la bandera nacional?
–La bandera es una asignatura pendiente. Es una cuestión de prioridades. La bandera y el sentimiento nacional, el amor a España... Tenemos ejemplos en nuestro entorno. El amor a España y el orgullo de ser español casa con cualquier ideología, con cualquier creencia, desde un extremo hasta el otro. ¿Por qué no puede ser un buen español cualquiera que tenga cualquier ideología?¡Claro que sí! El día que se comprenda que la prioridad es España, tanto desde el punto de vista individual como desde el de los partidos, pasando por las familias, la Universidad y otras instituciones, los efectos serán extraordinarios. Habría políticas de Estado, pactos que favorecerían progresos, menos discusiones... Las ideas estarían más claras. Si consiguiéramos que el respeto a la bandera como símbolo llegara a todos los rincones de España tendríamos mucho camino andado.
–En la sociedad actual, marcada por una fuerte crisis de valores, ¿resulta difícil inculcar algunos de los que más caracterizan al Ejército? La autoridad, la disciplina, el valor, el sacrificio...
–La verdad es que son valores que no se pueden desechar. Yo estoy seguro de que usted le pregunta a cualquier empresario si esos valores le son útiles para que su empresa alcance los objetivos que se propone y le dirá que son valores clave. Son valores que hay que recuperar. Mire, hemos hecho unas tarjetas con los valores del Ejército. El mero hecho de que tengamos que recordar cuáles son es ya un poco contradictorio. En la tarjeta referimos el valor, la disciplina, el honor, el espíritu de servicio, etcétera. Hay un colegio de Sevilla que ha seguido este mismo modelo y ha hecho su propia tarjeta con valores sobre la educación. Yson los mismos. Que alguien me explique si esos valores no son positivos para cualquier sector de la sociedad. Los valores no se están perdiendo, están adormecidos. Hay que aprovechar cualquier oportunidad para su fomento. Y es una labor que debe empezar en el ámbito familiar.
–Hace unos años usted reflexionaba sobre la necesidad de aumentar los presupuestos asignados al Ejército. ¿Se ha mejorado en algo al respecto?
–Estamos tiesos (risas). Hablar en época de crisis de carencias es un compromiso, sobre todo cuando uno pertenece a la Administración. Nuestros presupuestos ahora están ajustadísimos. Una minorización de nuestros presupuestos supondría que no podríamos responder a nuestros compromisos. No estoy hablando del día a día, que lo tenemos completamente ajustado. Tenemos vehículos no operativos, aparcados o almacenados por escasez de piezas de repuesto. Hemos limitado al máximo los ejercicios y estamos con lo justo para asegurar que todas nuestras operaciones, todos los compromisos que tenemos en el exterior, se realizan con garantía de éxito y de seguridad para nuestro personal. Con los recursos que se han puesto a mi disposición podemos garantizar nuestros compromisos actuales. Adquirir más compromisos o intentar ganar en capacidades requiere de una asignación mayor de recursos.
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