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Muere en prisión un hombre de 81 años que intentó matar a su mujer en Sevilla

José C. C. falleció el 26 de noviembre en la enfermería de la cárcel de Morón como consecuencia de una larga enfermedad

Tenía aprobado el tercer grado, pero no quiso dejar la cárcel ni tampoco sus hijos querían saber nada de él tras años de maltrato a su madre

Tres de los nueve casos de violencia vicaria de este año tuvieron lugar en Andalucía

Una calle de Torreblanca, barrio en el que ocurrieron los hechos. / José Ángel García

Un preso de 81 años murió el pasado martes en la enfermería de la cárcel de Sevilla-II. El fallecido es José C. C., un hombre que intentó matar a su mujer y que estaba cumpliendo 14 años de cárcel por varios delitos, todos ellos relacionados con la violencia machista. Se le condenó por varias agresiones a su esposa, con la que llevaba casado más de 44 años y con la que vivía en el barrio de Torreblanca.

A pesar de tener concedido el tercer grado y de que padecía una enfermedad terminal, no quiso salir de prisión. Tampoco sus hijos quisieron hacerse cargo de él, por lo que era trasladado frecuentemente al hospital y, cuando recibía el alta, regresaba a prisión. La madrugada del pasado martes, 26 de noviembre, falleció en la enfermería de la prisión de Morón de la Frontera.

José C. C. maltrató durante décadas a su mujer, sobre la que siempre quiso mostrar "su superioridad y dominio", según se recogía en uno de los escritos de acusación de la Fiscalía sobre el caso. Para ello, le daba "pellizcos, empujones y golpes, incluso con llaves en la cabeza". "Le reprochaba que mirase a otros hombres, o que otros hombres la mirasen a ella. Del mismo modo, la golpeaba si uno de los dos hijos comunes no se comportaba como él consideraba que era adecuado, llegando a golpearla a diario durante el verano de 2012", añadía el Ministerio Público.

De esta forma, logró someter a su esposa hasta conseguir que ella accediese a mantener relaciones sexuales con él cuando a él le apeteciera, así como convencerla de que la culpable de los golpes que recibía era ella mismo, "por no comportarse como debía y porque, a juicio del procesado, los hombres que no pegan a sus mujeres son unos maricones". Todo ello motivó en la víctima un cuadro de ansiedad y depresión.

En el mes de agosto de 2012, estando en casa la hija del matrimonio, José C. C. lanzó un nivel metálico a la espalda de su mujer. A mediados de ese mes, la golpeó fuertemente en el brazo, llegando a causarle un hematoma. El 7 de septiembre de ese mismo año, se molestó porque su esposa no quería comer pan y la llamó perra. La mujer, harta de soportar este trato, se tomó una caja de valium. Al ver esto, el marido la zarandeó y la abofeteó, sin que la llevara al hospital hasta que la mujer se lo suplicó.

El 8 de septiembre, al ver que su esposa no estaba en su casa sino en la de su hija, acudió al domicilio de ésta y le dijo a su mujer, con intención de atemorizarla, "ya te han comido el coco, pues yo te voy a dar un mordisco en el cerebro". Tras esto, tanto su hijo como su yerno trataron de calmarlo, pero el agresor sacó una pequeña navaja y les dijo que les iba a cortar el cuello a todos. Esto motivó que el 9 de septiembre de 2012, el juzgado de Violencia sobre la Mujer número 4 de Sevilla prohibiera a este hombre aproximarse a su esposa o al domicilio en el que ésta residiera en una distancia inferior a 300 metros, así como comunicarse con ella por cualquier medio. Al día siguiente, el maltratador se presentó en la casa familiar y aporreó la puerta requiriendo que le abriera, pues insistía en que la casa era suya. Esto motivó que la medida de alejamiento se ampliara a un kilómetro.

El 20 de febrero de 2013, volvió a quebrantar la orden de alejamiento y logró que la mujer, "dado su estado de aturdimiento", le franqueara la entrada. Una vez dentro, al ver que la mujer iba a llamar a la Policía, le arrebató el teléfono móvil que ésta tenía en la mano, la lanzó al suelo y le dijo "te voy a tirar al canal, que tú no te vas a quedar tan tranquila en mi casa". A continuación, y con intención de acabar con su vida, la agarró fuertemente del cuello, le colocó un cojín sobre la cara y apretó fuertemente. Según indicó entonces la Fiscalía, no logró alcanzar su objetivo por la rápida intervención de los agentes de la Policía Nacional que allí acudieron, y por la presencia de dos vecinos que acudieron, alertados por los gritos de la víctima.

José C. C. fue detenido y desde el 21 de febrero de 2013 estaba privado de libertad. Tenía entonces 70 años. Se le condenaría después por varios delitos: homicidio en grado de tentativa, maltrato habitual, amenazas y quebrantamiento de medida cautelar. Todos estos cargos sumaron una pena de 14 años, que seguía cumpliendo en este momento a pesar de tener aprobado el tercer grado por la enfermedad terminal que padecía. Le faltaban aún tres años para terminar de cumplir su condena.

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