Muere una de las dueñas del famoso Bar Santa Marta de Sevilla
Obituario
El alcalde muestra las condolencias por el fallecimiento de Charo Caro, que ha trabajado en este negocio desde los 18 años
Entró en él cuando lo abrieron su madre y hermanos en 1975
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Siempre detrás de la barra. Vigilando que las tapas estuvieran en perfecto estado y supervisando el funcionamiento de la cocina. También atendiendo a los clientes. Ésa es la imagen de Rosario Caro Serrano, una de las dueñas del Bar Santa Marta, establecimiento hostelero de gran fama en Sevilla. Charo, como así la conocían los clientes del céntrico negocio, ha fallecido este lunes a los 65 años de edad, una triste noticia que ha dado a conocer el alcalde José Luis Sanz en su perfil de X, donde ha mostrado sus condolencias por esta pérdida.
La vida de Charo está hilvanada a la del Bar Santa Marta. Entró a trabajar en él a los 18 años, cuando lo abrieron su madre y dus dos hermanos, Rafael y Manolo. Así lo recuerda su sobrino, Fernando Ruiz de Castro, en declaraciones a este periódico. "Ha sido la artífice de que las tapas siempre estén en condiciones", defiende.
Si por algo se ha hecho famoso este bar es por su carta, que apenas ha cambiado desde que se puso en funcionamiento en 1975. El plato estrella desde que se inauguró fue la tortilla de patatas. Luego llegó el conocido flamenquín, de gran tamaño y viralizado en redes sociales. Un manjar para un sector hostelero que en el centro de la ciudad se ha visto desfigurado las últimas décadas con la moda de los gastrobares y los negocios enfocados al turismo.
El Bar Santa Marta ha sido testigo de esta metamorfosis. En sus años de inicio su clientela la conformaban vecinos y alumnos de los colegios de la zona. La propia Charo lo reconoció en varias entrevistas. Esos antiguos estudiantes han seguido acudiendo al bar. Ahora ya son padres. Luego llegaron los turistas, que llenan muchos de los cotizados veladores de la terraza que dispone en la Plaza Fernando de Herrera, a la que todo el mundo llama de San Andrés, por la cercanía con la parroquia. Uno de los enclaves con mayor encanto de la ciudad.
La función de Charo fue la de vigilar que la calidad de las tapas nunca mermara. Es el baluarte de uno de los escasos establecimientos con sello propio con los que cuenta hoy día el Casco Antiguo. En octubre iba a cumplir los 66 años. Según su sobrino, llegada esa edad tenía pensado "retirarse de la primera fila". "Iba a seguir pendiente del negocio, pero ya no iba a estar tan encima, con ese sacrificio diario que supone velar por el buen funcionamiento de un bar", refiere el familiar de la difunta. La propia Charo reconocía el gran esfuerzo que supone llevar adelante este tipo de negocio.
La muerte de esta hostelera ha sorprendido a muchos de sus clientes, que se han enterado por la publicación del alcalde. El pasado viernes ingresó en el hospital y este lunes se ha conocido su fallecimiento. Una ausencia a la que costará acostumbrarse en uno de los mejores bares de Sevilla.
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