Carmen Sevilla: unas piernas muy peligrosas
Muere Carmen Sevilla
Una fotografía de la artista bailando una tarantella estuvo a punto de costarle un buen disgusto al fotógrafo Serafín Sánchez del Pando
Muere Carmen Sevilla, la artista que unió a todas las generaciones
De una belleza incuestionable, María del Carmen García Galisteo, hija de Kola y nieta de Don Cecilio de Triana, supo rentabilizar el error en el ocaso de su vida para entretenimiento de una sociedad que asistía atónita a esa nueva forma de vida que era la cadena española de Silvio Berlusconi. En esa Tele 5, Carmen Sevilla renovó laureles mediante un corte de mangas al ridículo a través de una forma histriónica de anunciar esa ilusión de todos los días que es el Cupón de la ONCE.
Se ha muerto una de las mujeres más bellas que parió esta tierra de garbanzos y lo ha hecho en una larga umbría en que ni siquiera reconocía al gran amor de su vida, Augusto Algueró García, su hijo Augustito. Pero la vida de Carmen fue la de una mujer rica en aventura, enamoradora de galanes y fiel defensora de una honra tenazmente perseguida por artistas, toreros e gentes de buen vivir.
Y es que Carmen permanecía fiel a la esencia de esa mujer española que cuando besa, besa de verdad y no por frivolidad. El primer caso de indestructible defensa de la fortaleza fue cuando rodó Jalisco canta en Sevilla, dicen que fajándose duramente con aquel Jorge Negrete que de partenaire en el reparto quiso acceder a ese premio que tantos perseguían.
Fue esa película la que lanzó a Carmen a la popularidad y en los cincuenta protagonizó un buen puñado de películas, siendo en Pan, amor y Andalucía donde ocurrió la anécdota que sigue a continuación. Era una coproducción italo-española de Vittorio de Sica y Benito Perojo y en ella hacía Carmen de la bella española que traía a mal traer al veterano galán italiano, un comandante y director de banda de música en Sorrento. Y se rueda una escena en la Plaza de España en la que Carmen baila una tarantella muy sevillana, nada napolitana. Vestida de flamenca las vueltas que demandaba el baile hacían que lucieran espléndidas sus piernas.
Era 1958 y por entonces ver unas piernas como las de Carmen desde las caderas a los tacones era una visión poco habitual. Y una de esas vueltas fue recogida por la cámara de un reportero gráfico local. En mala hora se le ocurrió a Serafín Sánchez del Pando sacar a la luz pública tan sugerente escena, pues Carmen montó en cólera y le puso una demanda no millonaria, pero sí milenaria al pobre Serafín.
Y sólo los buenos oficios del abogado y periodista Celestino Fernández Ortiz lograron encauzar las aguas y dejarlo todo en un susto que el fotógrafo recordaba decenios después sin que el miedo le hubiese abandonado totalmente. Y es que en aquel tiempo, el demonio y la carne rara vez eran pasados por alto y perdonados.
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