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Los móviles en los colegios de Sevilla: "Necesitamos una normativa de la Junta que regule su uso"

Educación

La utilización de dispositivos digitales queda al arbitrio de los centros, que en su mayoría los prohíben

Madrid, Galicia y Castilla-La Mancha ya cuentan con una orden que ampara la restricción de estos teléfonos

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Los móviles en los colegios de Sevilla: "Necesitamos una normativa de la Junta que regule su uso" / Rosell

"El uso del móvil debe regularlo la Junta, para darle en clase un fin ético y educativo". Quien así habla es Cristina Gómez Cid, directora de los Padres Blancos, un colegio concertado de Sevilla. Este centro cuenta desde 2009 con una normativa propia sobre el empleo de los dispositivos digitales en el aula y las zonas comunes. Como en tantos otros colegios e institutos, la prohibición es el criterio principal, aunque con excepciones, según la edad y la asignatura que se imparta. El objetivo es evitar la distracción en las clases y casos de ciberacoso, así como no perjudicar el proceso de aprendizaje del menor.

Los centros de enseñanza regulan mediante reglamentos orgánicos de funcionamiento el uso del teléfono móvil y otros dispositivos digitales. A nivel autonómico no existe una normativa que legisle al respecto, cuestión que queda en manos de colegios e institutos. Madrid, Castilla-La Mancha y Galicia son las tres únicas comunidades españolas que cuentan con una orden sobre este asunto al que se enfrenta la comunidad educativa desde comienzos del presente siglo. Cataluña ha anunciado recientemente su intención de aprobar una ley sobre el empleo del móvil en las aulas, lo que ha provocado que dicho tema vuelva a la palestra informativa.

La consejera andaluza de Desarrollo Educativo y FP, Patricia del Pozo, anunció hace escasos días que está analizando la posibilidad de redactar una normativa sobre el uso de los teléfonos móviles, un interés surgido a raíz del "diálogo" con la comunidad educativa. Mientras que dicha orden se hace realidad, Del Pozo "confía" en la actuación que hasta ahora han desarrollado los centros en este terreno. Eso sí, la consejera deja claro que, en caso de usarse esta tecnología, ha de ser siempre "con un fin pedagógico", como herramienta en los procesos de aprendizaje.

La prohibición, como norma general

Este periódico ha preguntado en varios colegios e institutos sobre la normativa interna establecida en este asunto. En los Padres Blancos, como se ha referido antes, los alumnos no pueden traer móviles ni relojes inteligentes al centro. Así se lo hacen saber a los padres al inicio de curso. "En caso de que lo saquen en clase para atender una llamada, mirar las redes sociales o el whatsapp, se lo requisamos y avisamos a los padres para que lo recojan", precisa la directora. Tal prohibición se hace extensible al comedor y a las actividades extraescolares. En las zonas comunes se cuelga cartelería advirtiendo de que no se pueden captar imágenes con esos dispositivos.

No obstante, como refieren los responsables de otros centros consultados, resulta imposible "ponerle puertas al campo", en el sentido de que los menores han nacido en plena era digital y el uso de los teléfonos móviles es habitual en sus hogares. Es ahí donde debe empezar la tarea instructiva sobre su buen empleo, por parte de las familias, con las que siempre ha de contarse en este cometido.

Los Padres Blancos cuentan con recursos digitales usados para la enseñanza. "Disponemos de ocho ipads por aula, uno por cada grupo de cuatro alumnos", detalla Cristina Gómez. Los menores también pueden traer dispositivos de sus casas para tales cometidos, pero siempre con el consentimiento de las familias y sin que el colegio se haga responsable de este material. Cuando se conectan a internet, lo hacen mediante la wifi del centro y con contenidos capados. Su uso se restringe a ciertas materias y está siempre supervisado por un docente. A partir de Bachillerato, los estudiantes cuentan ya con tablets individuales. Para la directora del colegio, "hasta los 14 años el alumno no debería usar el móvil en el aula".

Sólo en casos puntuales

En el Colegio Santa Joaquina de Vedruna, también concertado, se aplica una normativa similar en cuanto a los teléfonos móviles. El alumnado no debe llevarlo al centro. En caso de que la familia estime e informe al tutor de que es necesario que su hijo lo traiga para comunicarse con él, deberá permanecer apagado durante la jornada escolar, lo que incluye las clases, los recreos y los recorridos que hace a la salida y entrada del recinto. La limitación se extiende a cualquier aparato electrónico con audio o vídeo.

Su uso -como detalla la directora del colegio, Rocío Guerrero- sólo se permite "de forma puntual y siempre con carácter voluntario" para actividades formativas expresamente autorizadas por los docentes y de las que se ha informado previamente a las familias. Dicho empleo estará supervisado en todo momento por un profesional de la enseñanza.

Un grupo de alumnos usan la tablet en la clase, con el asesoramiento de la maestra. / Redacción Sevilla

Los centros públicos prohíben, de igual modo, el móvil. Así ocurre en el IES Fernando de Herrera, donde se llega a expedientar al alumno que haga uso indebido de este dispositivo, el cual queda requisado, a la espera de que lo recojan los padres del menor. María Reyes Fernández, directora de este instituto, considera necesaria una norma de la Junta que aporte amparo legal a los centros en esta limitación. "Necesitamos una orden, al menos autonómica, que regule este uso". Además de las interrupciones que provoca en el desarrollo de las clases, Fernández alerta de otro riesgo al que se enfrentan con estos teléfonos: "se emplean en recintos públicos, pero cerrados y con menores, de los que fácilmente se hacen fotos y vídeos que se suben a la redes sociales".

Hasta tercero de ESO

Otro ejemplo más, el del Colegio Buen Pastor. Su director, Joaquín Egea, explica que en este centro concertado "nos alienamos con las actuales corrientes que defienden un mayor control en el uso del móvil", lo que supone limitar su acceso "en edades tempranas", debido a "los efectos perjudiciales que entraña a nivel conductual, social y personal".

Hasta tercero de ESO (14 años) deben permanecer apagados. A esa edad, en la que se entiende que el alumno cuenta con "madurez suficiente", se permite el empleo de los teléfonos en determinadas áreas y "de forma muy controlada", con "cortafuegos de seguridad". El centro, en este sentido, reconoce "la utilidad como herramienta pedagógica de los dispositivos digitales". El Buen Pastor acompaña esta norma con campañas de concienciación a las familias sobre el uso debido de tal dispositivo.

En algunos colegios, incluso, se obliga a los alumnos (previa información a los padres) a depositar los móviles y relojes inteligentes en cajas cuando entran en las instalaciones. Se les entregan cuando acabe la jornada lectiva. Se evita, así, su uso durante las clases y en zonas comunes.

"Necesitamos pautas claras"

En este debate debe contarse con la opinión de expertos que llevan años tratando este asunto. Cosette Franco es doctora en Ciencias Sociales y directora de Albores Andalucía. Ejerce de profesora en la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y en la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR). Considera conveniente la aprobación de una normativa púbica que aúne criterios sobre el uso de estos dispositivos en la enseñanza y la edad apropiada en la que los menores han de contar con un móvil. "Necesitamos pautas claras en este asunto primordial", advierte Franco.

Esta experta califica de "terrorífica" una práctica cada vez más habitual, prestarle a un niño de corta edad un teléfono de última generación para mantenerlo "distraído" y que no moleste a los mayores. "Además de separarlo socialmente, se comete un menosprecio a la infancia", asevera. Franco recomienda que antes de proporcionar este dispositivo a un menor, los padres deben "estipular" las horas de uso y los contenidos a ver. "El último informe de 'Save The Children' refleja que desde los 11 años se tiene acceso a la pornografía a través de internet", alerta la especialista.

Cosette Franco, doctora en Ciencias Sociales. / Juan Carlos Vázquez

"El móvil no es un simple teléfono, se trata de un ordenador inteligente adquirido por adultos, que han de establecer y hacerse responsables de su uso", mantiene Franco, quien manifiesta que con estos dispositivos se ha dejado de "educar en sociedad". "Ahora necesitamos estar continuamente conectados con nuestros hijos por móviles, cuando antes no ocurría así". Para la doctora en Ciencias Sociales, "nos acercan a los que están más lejos, pero nos separan de los que tenemos cerca, justo al lado".

También advierte del peligro que entrañan los grupos de whatsapp, en los que en muchas ocasiones se originan casos de acoso. Sin olvidar los que crean los padres de alumnos, otra fuente de conflictos para la convivencia escolar. Según Franco, "se forman sin establecer previamente pautas sobre lo que se considera adecuado y no para enviar ea ese chat y muchas veces sin que haya una relación personal consolidada".

La formación digital docente

Pedro Román es profesor titular de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla (US) y miembro del Grupo de Investigación Didáctica (GID). Ha tratado en numerosas ocasiones este asunto. Comparte los efectos nocivos que los móviles provocan en los menores. Distracción en el aula, daños en el proceso cognitivo de los niños de cortad edad y enfermedades visuales. De ahí que no considere oportuno el uso de dispositivo digitales hasta los seis años. Ahora bien, también aboga por el provecho pedagógico que se le puede dar a estas "herramientas" si cuentan con un buen uso.

A este respecto, pone como ejemplo los vídeos de Youtube para ejercicios matemáticos o el aprendizaje de idiomas. "Son recursos que también pueden captar la atención de los alumnos y facilitar la enseñanza", argumenta Román, quien señala uno de los principales problemas a los que se enfrenta esta interesante apuesta: la falta de formación de los docentes en tecnología digital, unos profesionales que ya soportan una pesada carga burocrática. "En educación siempre se ha hecho lo mismo, se dota de equipamiento tecnológico los centros, pero se deja de lado la preparación de los maestros y profesores, lo que desemboca en la prohibición de los dispositivos por desconocimiento", abunda.

Por tales razones considera "fundamental" que la Junta elabore una normativa sobre el uso adecuado de las TIC, entre las que se incluye el teléfono móvil, y su provecho pedagógico. "Es paradójico el momento que se vive actualmente. Se forma a los docentes en competencias digitales, con certificados similares a los de las escuelas de idiomas, pero luego los centros educativos prohíben el uso de aparatos electrónicos", detalla Román. Este profesor universitario defiende que una futura norma que regule este ámbito "debe dar libertad al profesional de la enseñanza para permitir o no el uso del móvil en el aula, en función de su formación digital". El debate sigue abierto.

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