Historias de médicos recientes

El desembarco de los MIR en Sevilla

Vicente Jurado, Domingo de la Rosa, Víctor Vázquez y Pablo Delgado son cuatro de los jóvenes de la nueva promoción MIR que se incorporó a finales de mayo a los hospitales y centros de salud de la provincia

Más de un centenar de los 2.000 mejores MIR del país eligen plaza en Sevilla

La calidad docente como arma para retener a los MIR de Familia

De izquierda a derecha, Domingo de la Rosa, Vicente Jurado, Pablo Delgado y Víctor Vázquez.
De izquierda a derecha, Domingo de la Rosa, Vicente Jurado, Pablo Delgado y Víctor Vázquez. / M. G.

Los padres de Vicente Jurado son médico estomatólogo e inspectora médica. Su hermana, residente de segundo año de Hematología en el Hospital Universitario de Badajoz. Ahora le toca a él. Empieza su turno. "Tenemos poco tiempo y pocas responsabilidades pero el haber pasado ya a la acción es muy emocionante". Él, que el pasado marzo se convirtió en la sexta mejor nota del país en el examen para acceder a la especialidad, es uno de los cerca de 300 residentes que acaban de desembarcar en los hospitales sevillanos. Los MIR (Médico Interno Residente). En su caso, Cardiología, en Sevilla y en el hospital que reúne todo lo que este R1 espera de los próximos años de formación.

Vicente es de Badajoz, estudió la carrera en la Universidad Complutense de Madrid y apostó por una nueva mudanza y por crecer profesionalmente en el Hospital Virgen Macarena. "Quería quedarme cerca de casa y Madrid, que era lo que conocía, me daba un poco de vértigo. Me gusta la medicina, quiero dedicarme a ella, pero también quiero tener calidad de vida. Por eso pensé en un sitio más familiar. Indagué y la ciudad que cumplía todos los requisitos era Sevilla. Tanto, que pasé de tener claro que quería hacer cardiología a únicamente tener claro era que quería venir a Sevilla y al Hospital Virgen Macarena", relata el joven. Las razones que le hicieron decantarse por este y no otro hospital, su Unidad de Coronarias. "Es una sección dentro del servicio de cardiología que se dedica a los paciente con patología cardíaca más aguda. Una especie de unidad de cuidados intensivos de pacientes con problemas cardíacos, pero llevada por cardiólogos. Ese punto diferenciador me hizo ver que merecía la pena venir aquí. También el bien ambiente que percibí desde el principio", apostilla.

Habla de la sensación de "responsabilidad" en este aterrizaje y de la necesidad de aprender, más allá de la teoría, en la atención al paciente. "Son muchos años que pasamos estudiando en los libros y, aunque, sí, ves algún paciente en las prácticas, la verdad es que estas un poco de observador. Ahora no. Ahora somos médicos y empezamos a tener una cierta autonomía", explica Jurado, que ha empezado la rotación de la residencia en la puerta de Urgencias, donde se están viviendo días muy duros. Es verano, hay menos personal por las vacaciones y a ellos se ha unido una intensa y duradera ola de calor que hace estragos en la salud de la población. "Es verdad que me lo imaginaba un poco más ordenado, pero entiendo que la cantidad de pacientes te hace romper todos los esquemas. Me gusta. Es a ratos. Y tengo la sensación de que , al ser una zona que abarca tanta patología variada, voy a aprender mucho. Es como la mili, me dicen los compañeros más mayores", asiente.

Vicente Jurado, a las puertas del Hospital Virgen Macarena donde es R1 de Cardiología.
Vicente Jurado, a las puertas del Hospital Virgen Macarena donde es R1 de Cardiología. / M. G.

Vicente destaca los "vínculos" que se crean entre todos los que acaban de llegar al compartir una etapa decisiva de su vida profesional y personal. "Yo espero aprender mucho y hacer muchas amistades, que ya estamos empezando a hacerlas". Gente de la misma edad, con experiencias universitarias compartidas, en el trance de enfrentarse a un reto con algo tan delicado entre manos como la salud de los otros... Eso une. "Llevarme una pandilla de gente para toda la vida. Prácticamente llegamos todos de cero, no sólo desde el punto de vista profesional, también en lo personal es empezar de nuevo en un sitio nuevo", manifiesta.

Todo, en un camino profesional que vive momentos complicados. La crisis del coronavirus ha sacado a relucir, en cierto modo, las carencias de la sanidad pública, por una considerable falta de profesionales, y unas condiciones laborales mejorables con un alto grado de temporalidad, que, a día se hoy se han consolidado como una de sus mayores debilidades. No obstante, tiene sus fortalezas y Vicente Jurado las tiene muy claras. "Aquí sabes que si estas malo, se te va a atender, se te va a diagnosticar y se te va a tratar, independientemente del nivel social y adquisitivo que tengas. No todas las personas en el mundo pueden decir eso. Le aseguro que son unos mínimos fundamentales para poder vivir y tener buena calidad de vida. Además, por supuesto, de los buenos profesionales que tiene la sanidad española", argumenta rotundo.

Esa rotundidad sale también de la voz de un chico de 25 años que viene de Cortegana, un pueblo de Huelva, y que ha elegido Cirugía Pediátrica en el Hospital Virgen del Rocío. "Va a sonar a tópico pero es verdad. La mayor fortaleza somos los profesionales. Si algo he aprendido en este mes y medio que llevo es que aquí se deja la piel por el paciente. Todo el mundo, de forma directa o indirecta. Con esto está todo dicho", afirma el onubense Víctor Vázquez, que se formó en la Universidad de Sevilla.

El R1 de Cirugía Pediátrica en el Virgen del Rocío, Víctor Vázquez.
El R1 de Cirugía Pediátrica en el Virgen del Rocío, Víctor Vázquez. / M. G.

¿Por qué el Virgen del Rocío y la especialidad de Cirugía Pediátrica? El joven huye de la vocación a la que tanto se apela últimamente. "Quedaría muy bonito que hablara de mi vocación desde pequeño o desde la carrera de ser cirujano pediátrico, pero no es así. Yo el día del MIR no sabía qué especialidad quería. Reconozco que nunca había pensado en Cirugía Pediátrica hasta que apareció un día mientras miraba videos de operaciones por internet", reconoce. El quedarse en Sevilla era importante para él. "Soy de un pueblo de Huelva y quedarme aquí, en el hospital donde he estudiado, era jugar en casa", apostilla. Un mes y medio después de su aterrizaje lo tiene claro. "Este primer mes ha sido muy intenso. El mes de junio he estado conociendo mi servicio que me ha acogido con muchísimo cariño. Mis residentes mayores son un encanto y me están ayudando muchísimo porque los primeros días uno se siente muy perdido. Los adjuntos también se están volcando en explicarme cosas y hacer que me sienta como en casa. Además los residentes de Cirugía Pediátrica tenemos la suerte de compartir el Hospital Infantil con los residentes de Pediatría con los que formamos una auténtica familia. Son todos maravillosos", insiste.

El desembarco de los nuevos MIR a los hospitales españoles ha estado este año marcado, en cierto modo, por la polémica. Más de 200 plazas de la especialidad de Medicina Familiar quedaron desiertas a nivel nacional y ni las estrategias de contratar extracomunitarios para cubrirlas surtió efecto. Esta situación, le da "mucha pena" a este joven residente recién llegado al Virgen del Rocío. "Me encanta la Medicina de Familia. Son la base y esencia del sistema y ojalá las instituciones lo entendieran como tal. Las condiciones que viven los héroes de los centros de salud son intolerables y entiendo que se queden plazas vacías. Cuando uno se plantea elegir una especialidad, se plantea un proyecto de vida y las condiciones de la primaria no son para nada ideales. Que un médico tenga cuarenta pacientes en un día es malo para el profesional, para el enfermo y para la salud de la población. Hay que reformular el sistema para que la Atención Primaria sea un corazón sano del que sentirnos todos orgullosos", sentencia.

Volviendo a su especialidad, la Cirugía Pediátrica, Vázquez espera crecer en todas las facetas. "Espero dentro de cinco años ser un buen cirujano no solo a nivel técnico sino también humano", subraya. Y, sobre todo, poder contribuir desde su campo a la salud de los niños para que alcancen el mejor desarrollo posible. "Ellos son nuestro futuro", afirma rotundo. "Espero poder hacerlo si no aquí, en Sevilla, lo mas cerca posible. Mi vida está en este rinconcito del sur y quiero que siga siendo así. Me encantaría ir a aprender a otros lugares pero siempre con billete de vuelta. Y por supuesto transmitiendo a las nuevas generaciones el conocimiento médico".

Dominfo de la Rosa Muñoz, R1 de Medicina Familiar y Comunitaria del Hospital de Valme.
Dominfo de la Rosa Muñoz, R1 de Medicina Familiar y Comunitaria del Hospital de Valme. / M. G.

Formado en Sevilla y con el Hospital de Valme como referencia, para Domingo de la Rosa Muñoz su elección estaba clara. "Estoy donde quería estar. Siempre barajé la posibilidad de elegir el Hospital de Valme. Fundamentalmente, por el afecto y cariño que guardo a quienes fueron mis profesores, profesionales de primera fila en este centro, y los cuales, en algunos casos, han pasado hoy a ser mis compañeros. Pero, sobre todo, porque ha sido el centro en el que me he formado durante los años más importantes de la carrera que he elegido. Asimismo, tengo también que decir que su cercanía al sitio en el que resido me lo hace todavía más cómodo", confiesa este joven que está haciendo la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, elegida por su carácter "humanitario" y "cercano". "Para mí es la especialidad donde proyectar el carácter vocacional de la Medicina; la relación y seguimiento tan cercanos con tus pacientes; la medicina rural; practicar la Medicina en domicilio...", enumera De la Rosa. "Que haya sido este año la especialidad con más plazas sin cubrir, no me sorprende. La elección telemática no ayuda y creo que es una especialidad con mala prensa, más por desconocimiento que por otra cosa", añade.

No obstante, y pese a su corta experiencia, reconoce que comparte las sensaciones de la sociedad española de que la sanidad tiene muchos aspectos que mejorar. "Sí percibo que hay una utilización a veces no correcta del sistema sanitario que, con educación sanitaria, mejoraría", manifiesta.

El joven afronta esta etapa MIR con ilusión y entusiasmo y muchas ganas de aprender. "Tengo la firme convicción de adquirir la formación rodeado de unos tutores y profesional con un elevado nivel de excelencia docente. Es un área donde se premia la excelencia formativa con un premio al final de la etapa MIR que se traduce en el incentivo y apuesta de este área por la formación de calidad. Aparte no es un hospital, sino un área de gestión, cuya estructura organizativa aporta como baza positiva el disponer de diversos escenarios donde adquirir experiencia: atención primaria con su treintena de centros de salud, atención especializada con el hospital de Valme como cabecera, el Hospital El Tomillar, sus cuatro centros periféricos de especialidades y actualmente otros tres hospitales más de alta resolución. Por tanto, un destino muy atractivo", argumenta.

Tras un aterrizaje "con turbulencias", por todo lo que supone cambiar la época universitaria por la "gran responsabilidad que conlleva el ejercicio de la profesión a la par que a la formación especializada", él se siente "muy cómodo" y "día a día más útil" e "integrado". "Estoy adquiriendo cada vez más funciones, que a la vez aumentan mi ilusión por la medicina de familia y corroboran mi elección por esta especialidad", apostilla orgulloso de su elección.

El sevillano Pablo Delgado, de 25 años, ocupa una de las tres plazas de especialistas internos residentes de las especialidades en las que el Hospital San Juan de Dios del Aljarafe cuenta con acreditación como centro docente (Medicina Interna, Cirugía Ortopédica y Traumatología y Medicina Intensiva). Fue durante la preparación del MIR cuando descubrió que no quería centrarse sólo en una especialidad. "Necesitaba mantener todos los conocimientos que había adquirido y por ello escogí una especialidad integral como es la Medicina Intensiva. Me encanta el abordaje del paciente crítico, me gusta la adrenalina que supone y en contraposición a lo que todo el mundo piensa; una gran parte sobrevive a su paso por la UCI", cuenta el residente. Antes de llegar aquí, ya había trabajado en Atención Primaria en el Centro de Salud Blas Infante en Coria del Río. Eso ha hecho que su aterrizaje en el hospital haya sido "más ameno".

Pablo Delgado, en la UCI del Hospital San Juan de Dios del Aljarafe, donde es R1 de Medicina Intensiva.
Pablo Delgado, en la UCI del Hospital San Juan de Dios del Aljarafe, donde es R1 de Medicina Intensiva. / M. G.

Reconoce que empezar la residencia "no es fácil". Es todo un "reto" profesional, académico y personal. "El hospital te ayuda mucho a integrarte lo más rápido y lo más cómodo posible, pero sigue siendo un giro de 180º en tu vida. Comienzas a hacer guardias, a rotar por los distintos servicios del hospital, tener dinero y obligaciones", explica. "Por otro lado, las personas que conoces son maravillosos y me ha encantado verme arropado por mi tutor y mi servicio; así como por los adjuntos del Servicio de Urgencias que es donde estoy rotando actualmente", añade este joven, que en estos años de residencia espera aprender todo lo que pueda y más. "Quiero formarme como Intensivista para dar calidad asistencial a mis futuros pacientes, pero no sólo hablo en el contexto clínico, sino también a nivel de asistencia personal. La UCI es un lugar que nadie olvida fácilmente, y, cuando tienes un familiar dentro, la cara de los profesionales que le atienden se recuerda toda la vida. Creo que es muy importante que la familia y el paciente en esa situación sienta que está en las mejores manos, y para ello hay que tener un trato con el paciente exquisito", considera.

Con sus ideas muy claras, Pablo está donde quería estar. "En mi elección tenía claro que buscaba un hospital comarcal, con buena tutorización por los adjuntos y un número de residentes no muy grande. Esta combinación permite una mejor formación continuada, no sólo en mi especialidad, sino en todas las demás. En mi caso, me he encontrado con un servicio de UCI muy competente, docente y con mucha actividad. Además, tengo la suerte de ser de Sevilla y vivir cerca del hospital; que eso siempre suma", subraya.

A Pablo le gustaría seguir creciendo tras esta etapa que acaba de empezar. "Mi intención es hacer la tesis doctoral durante la residencia. Luego, haré el examen para obtener el título de especialista a nivel europeo y, el destino y mi actual pareja, determinarán si me quedo en Bormujos o acabo en alguna ciudad europea", concluye.

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