No habrá migas en Teodosio esquina con Marqués de la Mina

Calle Rioja

No habrá migas en Teodosio esquina con Marqués de la Mina
No habrá migas en Teodosio esquina con Marqués de la Mina

Era Lunes Santo, 3 de abril. El primero que abandonó la comida en la Antigua Abacería de San Lorenzo fue Fernando de la Portilla, junto a su mujer e hijos, porque tenía que salir de nazareno con la hermandad de la VeraCruz. La mayoría de los comensales mantenían relaciones de diferente grado o afinidad con tan histórica hermandad. Éste está siendo un gran año para el doctor De la Portilla: ha publicado un libro sobre la historia de la Casa de las Sirenas de la que llegaron a ser propietarios distinguidos antepasados familiares y en esa comida adelantó el tema de su discurso de ingreso en la Academia de Medicina y Cirugía.

El escenario de esta reunión ya convertido en hito de la Semana Santa, fue la Antigua Abacería de san Lorenzo. No habrá ya más reuniones de Lunes Santo en el local que regentaba desde 1996 Ramón López de Tejada. Como tampoco se encontrarán allí, acogidos por este anfitrión, los miembros de la tertulia cofrade de Los Genoveses fundada por Carlos Herrera y Ricardo Laguillo.

En el encuentro del Lunes Santo, una de las mujeres asistentes le preguntó a Ramón por la temporada de las migas. Y éste dijo que habría que esperar hasta el 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos. Yo asocié la fecha con el día que Ramón Tamames cumple 90 años. Unos días antes a aquella reunión había tenido lugar la moción de censura contra Pedro Sánchez protagonizada por el catedrático de Economía y antiguo militante del Partido Comunista.

Entre Ramones andaba el juego, como el grupo musical fundado en Estados Unidos hace casi medio siglo y que aunque disuelto sigue presente en las camisetas de jóvenes de todo el mundo. Algo parecido habrá que hacer con la Antigua Abacería de San Lorenzo: poner en las camisetas el nombre y el diseño de este edificio situado en las esquinas de Teodosio con Marqués de la Mina.

Va a ser un mes de agosto extraño en el barrio de San Lorenzo. El 10 de agosto es la festividad del santo que le da nombre a barrio tan singular y literario, el santo al que más iglesias se le dedican en Roma según las cuentas de Paco Reyes, párroco de San Lorenzo. Y el 31 de agosto se celebra la festividad de san Ramón Nonato. El santo de López de Tejada, de Tamames, de Ramón Cañizares Japón, cliente de la Abacería y autor del libro San Lorenzo. Un barrio en la historia de Sevilla. También el santo de Ramón Carande. El historiador palentino vecino de la calle Álvarez Quintero falleció justo en el día de su santo a la edad de 99 años.

No habrá migas en Teodosio esquina con Marqués de la Mina. Como la antigua Abacería daba a dos calles, en las dos aparece en el citado libro de Ramón Cañizares. Desde 1875 se llama Marqués de la Mina en referencia a Jaime de Guzmán y Spínola, segundo marqués de la Mina, embajador en la corte francesa y militar. Esta calle se llamó antes Hernán Cortés (como se sigue llamando el tramo de Casa Ricardo, antigua Casa Ovidio) porque se supone que en esta casa vivió el conquistador de México. Quien sí residió con toda certeza en ella fue Atín Aya (1955-2007), que era buen parroquiano de la abacería, y en la esquina con Miguel Cid, la calle de la Galería-Taberna Ánima del austriaco de Nervión Peter Mair, estuvo Casa Rafita, también tristemente desaparecido.

La entrada en la Abacería estaba por la calle Teodosio. Un imbricado laberinto de salas, pasillos y escaleras furtivas. Casi hacía falta un plano para no perderse. Estaba el puesto de pan. Desde 1845 la antigua calle Calderería pasó a llamarse Teodosio en tributo al tercer emperador, además de Trajano y su sobrino Adriano, nacidos en Itálica. El santuario civil de Ramón ocupaba el número 53 de la calle. En los pares, en el número 60, estuvo muchos años la sede del Partido Comunista de España y no se descarta que en alguna ocasión pasara por esta casa, cuando era militante, Ramón Tamames, después de su viaje equinoccial desde el Pecé hasta Vox arropado por su amigo Fernando Sánchez Dragó, que murió pocos días después de la moción de censura y era un gran conocedor de la barriada de San Lorenzo. En la calle Teodosio hay sendos edificios construidos por los hermanos arquitectos Aurelio y José Gómez Millán, cuñados de Aníbal González.

Ramón Cañizares da cuenta en su libro de los escritores nacidos o crecidos o inspirados en el barrio de San Lorenzo: Francisco Pacheco, poeta, tío del pintor del mismo nombre que fue suegro y maestro de Velázquez, los poetas Francisco de Rioja o Gustavo Adolfo Bécquer; Manuel Chaves Rey, periodista y padre de Manuel Chaves Nogales, vivió en las calles Santa Ana y Hombre de Piedra; la placa donde vivió Rafael Laffón sigue estando en la calle Cardenal Spínola donde también residió y pasó sus últimos años Joaquín Romero Murube, poeta y conservador del Alcázar de Sevilla. Rafael Montesinos nació en la calle Santa Clara. Paco Palacios El Pali cantó a la calle de las Lumbreras y tiene una placa en la plaza de San Lorenzo. Fernando Ortiz, que reconstruyó la estirpe de Bécquer, era también hijo de este barrio. Desde los periódicos y los libros cantaron las excelencias de San Lorenzo Antonio Burgos, Carlos Colón y Francisco Robles. Dos pregoneros y un pregonado.

Esos nombres, a los que Cañizares añade los de Núñez de Herrera, Rafael de Gabriel (otro pregonero de la Semana Santa) o José Manuel Benot son el caldo de cultivo de una de las muchas iniciativas por las que será recordado Ramón López de Tejada al frente de la Antigua Abacería de San Lorenzo. Todos los años nos ponía deberes a un jurado para leer los relatos que concurrían al certamen de Literatura Gastronómica. Solía presidir el ex decano Gómez y Méndez y concurrían Ricardo Ríos, Juan José Téllez, Javier Pérez Royo, Santiago Sánchez Traver, el autor de esta crónica... Fue un descubridor de talentos. En una de esas veladas, el catedrático y ex rector de la Universidad Javier Pérez Royo se reencontró con su antiguo alumno el sacerdote Adrián Ríos, nuevo delegado de Pastoral y Personal del Cabildo Catedral de Sevilla.

Ramón López de Tejada recogía el testigo del certamen de relatos que en tiempos, al calor del ambiente de los cursos de otoño de la Universidad Menéndez Pelayo convocó el restaurante La Albahaca que regentaba María Luisa del Vando, un lugar señero del barrio de Santa Cruz.

El dueño de la Abacería dio el pregón del Caracol en la taberna La Mina. Fue su canto del cisne. No cabía un alfiler en el bar ni en la plaza la misma tarde que Iñaki Gabilondo, otro enamorado de la plaza de San Lorenzo, hablaba con Rafa Cremades en la Fundación Cajasol. Se van recuerdos de emotivos encuentros con compañeros de Diario 16 (Juan Luis de las Peñas y José María Gutiérrez, Guti) o con Paco Gallardo y Mamen, su mujer.

Coincidencias fortuitas con Diego Carrasco, que recogió el marquesado de la Mina, Miguel Ángel León o Carlos Rosado, el ex ponente del Estatuto del parador de Carmona que se trajo a Juego de Tronos a rodar en Andalucía algunos de sus capítulos.

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