El miedo al covid tira por los suelos la reventa en los cotillones de Sevilla
Los efectos de la pandemia
Los clientes venden por internet las entradas a un precio menor del que las compraron
Las discotecas siguen adelante con estas fiestas, preparadas desde octubre
Nochevieja en Sevilla sin confeti ni matasuegras en los hoteles
La sexta ola del Covid no deja de aportar titulares en los más diversos ámbitos. Tras alcanzarse este lunes un nuevo pico de positivos en plena celebración navideña, el temor al contagio está provocando que el mercado de las reventas se dispare en los cotillones que las discotecas y salas de fiestas sevillanas llevan preparando desde hace dos meses. Una práctica que abarata muchísimo el precio de las entradas al no acudir su primer comprador, ya sea por ser positivo o por miedo a contagiarse en este tipo de celebración a la que acude un alto número de participantes.
José Juan Tejada es vocal del ocio nocturno en la asociación de hosteleros de Sevilla y provincia. Además, es propietario de la discoteca Abril, en la calle Luis Montoto de la capital andaluza. Asegura que las fiestas previstas para la Nochevieja –cuyo número concreto se facilitará los próximos días– “siguen adelante”. La sexta ola del Covid no ha amedrentado a unos empresarios a los que la pandemia ha castigado duramente. Después de 19 meses en los que sus negocios han permanecido cerrados (aunque siguieron pagando el agua, la luz, el alquiler y el impuesto de actividades económicas de 2019), a mediados de octubre pudieron remontar cuando las cifras del coronavirus se vinieron abajo.
Ha sido, en este sentido, un otoño de recuperación para el sector, de ahí que por entonces se empezaran a preparar los famosos cotillones con los que se da la bienvenida al año nuevo y que estuvieron suspendidos en la Nochevieja de 2020 por las restricciones de aforo y horario contra el Covid. Este tipo de fiesta supondría la confirmación de esa revitalización, pero la nueva ola pandémica ha llenado de “incertidumbre” a estos empresarios, que han comprobado cómo la alta tasa de contagios ha causado auténticos estragos en la hostelería en lo que va de diciembre.
Sin devolución
El hecho de que muchos clientes que habían comprado la entrada para acudir a uno de estos cotillones hayan dado positivo o el temor a contagiarse está provocando que las revendan, ante la imposibilidad de que les devuelvan el dinero. “Quien compra una entrada sabe, que si no se suspende la fiesta, no se le devuelve el dinero, de ahí que acudan a la reventa”, explica Tejada, que ha comprobado junto con otros empresarios del ocio nocturno cómo en los últimos días se están vendiendo en las redes a precio inferior al adquirido.
En la discoteca Abril, por ejemplo, el cotillón cuesta 45 euros por persona. En internet la reventa los ha abaratado a 35 euros, una práctica que no se puede penalizar, ya que las entradas no están personalizadas. Lo único que se exige son unas condiciones para el acceso, entre ellas la vestimenta y que no se llegue al local con síntomas de embriaguez.
Las alternativas
No han faltado en estos días llamadas de clientes pidiendo información sobre posibles cancelaciones. Una de ellas procedía de un grupo de personas a las que se les había concedido un reservado en la discoteca y que no podrán acudir tras las campanadas al dar positivo un integrante. “Por tener una deferencia con ellos y para que no perdieran el dinero, les hemos dado la posibilidad de que puedan hacer uso del reservado en otra fecha del año, más adelante”, refiere el propietario de Abril.
Dicho establecimiento cuenta con un aforo de 800 personas, mientras que el límite de asistentes que el dueño ha fijado para el cotillón es de 650. Por ahora se han vendido unas 500 entradas. “Otra cosa distinta es el número de personas que acuda esa noche”, advierte Tejada, quien defiende este tipo de celebración: “Aunque la tasa de contagios sea muy alta, no debe perderse de vista que la cifra de hospitalizaciones sigue siendo baja y la mayoría de ingresos procede de personas que no se han vacunado”.
50.000 euros de pérdida
Un mensaje de tranquilidad que también transmite el presidente de la patronal hostelera, Antonio Luque, quien incide en que el 80% de los contagiados en esta sexta ola “son asintomáticos o están pasando el Covid en su casa, sin ser ingresados”. Unos datos que para Luque deben “dar sosiego” a los sevillanos tras un arranque navideño “catastrófico” para la hostelería.
En declaraciones a este periódico, el representante de los hosteleros sevillanos ha indicado que el 90% de las cancelaciones de las reservas en bares y restaurantes ha provocado una pérdida media de entre 40.000 y 50.000 euros por negocio. “Hemos facturado un 30% menos respecto a un año normal”, alerta Luque, que confía en que el pánico que ha desatado la nueva ola de contagios se calme de cara al fin de año y la actividad, antes de que acaben las fiestas, pueda retomar la senda de recuperación que se inició en otoño antes.
Recuerda el gasto en aprovisionamiento de víveres ante la gran demanda de reservas y los problemas en el transporte, que llevó a abastecerse con antelación. A ello se añade el refuerzo de plantilla. “La Navidad sirve para soportar enero y febrero, dos meses muy malos en ventas, pero con las actuales circunstancias mucho me temo que venga un buen número de despidos tras los Reyes”, advierte.
Niguna petición de actividad extraordinaria
La Gerencia Municipal de Urbanismo y Medio Ambiente no ha recibido aún ninguna petición para poder desarrollar una actividad extraordinaria en un local para la Nochevieja. Así lo confirman fuentes municipales, que aclaran que este tipo de solicitud se demanda para aquellos negocios que no contemplan a lo largo del año celebraciones como cotillones. No entran en este concepto ni las discotecas ni las salas de fiestas que, por su catalogación, sí incluyen este tipo de actividades en su funcionamiento ordinario.
A este respecto, desde el Ayuntamiento se aclara que décadas atrás sí era más habitual que diversos negocios, llegados el 31 de diciembre, acogieran fiestas para las que había que ampliar el aforo e incluir otras medidas. Una práctica que ha decaído con el tiempo. Como ocurre cada Navidad, se activará un plan especial contra las celebraciones de fiestas y cotillones que no cuenten con los permisos reglamentarios.
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