Los buses metropolitanos perderán 1,8 millones de viajeros por el Metro

80%

Además de carecer de transbordos bonificados con Tussam y con los trenes de Cercanías, el Metro de Sevilla se inaugurará el próximo 20 de diciembre, sábado, sin que el Consorcio de Transporte metropolitano de Sevilla, presidido por la Junta, haya reorganizado las líneas de autobuses metropolitanos a Montequinto, a San Juan de Aznalfarache y a Mairena del Aljarafe cuyos trayectos son coincidentes con los del suburbano.

Las empresas operadoras de estos autobuses, representadas por la patronal Fandabús, calculan unas pérdidas por esta coincidencia de la mayoría de los 1,8 millones de viajeros al año que registran las líneas 130 (Sevilla-Montequinto) y otras 13 que van a Aljarafe, y han alertado al consorcio de los "gravísimos perjuicios económicos" que sufrirán, sobre todo Casal y Tranvías de Sevilla, si no se arbitran soluciones alternativas.

Los estudios de las empresas afectadas apuntan a que el 80% de los viajeros de estas líneas se pasarán al Metro por ser un medio más rápido, más accesible y libre de atascos, una competencia difícil de superar a menos que se agilice la implantación de plataformas reservadas para los autobuses. El consorcio dispone de esta información desde hace meses, por estudios propios y ajenos, pero se resiste a reorganizar los servicios antes de que funcione el Metro y tampoco facilita a la prensa los datos.

El director de la patronal Fandabús considera que la consecuencia de esta falta de planificación será cerrar las líneas que no sean rentables o cederlas al consorcio. Los directamente afectados desean que la administración pública mejore la situación cambiando los itinerarios coincidentes con el Metro, reduciendo servicios o aportando compensaciones. "Donde se haga insostenible el mantenimiento económico de las líneas por la puesta en servicio del Metro, las empresas no podrán mantener esas líneas: o se cierran o las asume el consorcio", afirmó ayer Juan Carlos García Argenté, en declaraciones a este periódico.

Por lo que respecta a Casal, la línea 130 (Sevilla-Montequinto) transporta casi un millón de viajeros al año y con la puesta en marcha del Metro prevé que esta cifra baje a la mitad de inmediato de forma que, en los dos años siguientes, no quedaría siquiera "ni un 25% de los viajeros iniciales". En opinión de Luis Martín, director de Casal, "el daño que nos va a hacer el Metro es enorme. El consorcio tiene que aplicar una solución para evitar la ruina de esas líneas y que se vayan a pique".

En el caso de Tranvías de Sevilla, que opera con 13 líneas entre Sevilla y el Aljarafe, la empresa asegura que "prácticamente todas" colisionan con el Metro, ya que pasan por San Juan o por Mairena aunque vayan a puntos más lejanos como La Puebla del Río, Palomares, Almensilla o Isla Mayor.

La Federación Andaluza de Empresarios del Transporte (Fandabús), que representa a las ocho empresas privadas que operan servicios de autobús en el área metropolitana, asegura que lleva muchos meses reclamando a la Administración andaluza en todos los foros de transporte que se apliquen las medidas necesarias para suavizar la competencia del Metro.

La patronal no entiende cómo los cinco años que han durado las obras del Metro no han servido a la Junta de Andalucía para planificar bien los servicios de todos los transportes que convirán con la línea 1 del suburbano.

El consorcio de Transporte de Sevilla, el organismo público encargado de coordinar el transporte de la Gran Sevilla, está presidido por el consejero de Obras Públicas y Transportes de la Junta, Luis García (PSOE); vicepresidido por el Ayuntamiento sevillano, con su alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE), e integrado por medio centenar de municipios del área metropolitana, en su mayoría socialistas. No ha faltado, pues, sintonía política.