Los hosteleros del mercado de Triana se rebelan contra la asociación de comerciantes
Comercio
Se oponen a que la nueva ordenanza de las plazas de abastos sancione con la retirada de licencias a los industriales que no abonen las cuotas
Acusan a la entidad gestora de incrementar los gastos de forma injustificada
Aplauden que el Ayuntamiento se haga cargo del mercado para evitar "el ánimo de lucro"
El Ayuntamiento de Sevilla asumirá la gestión del mercado de Triana
El mercado de Triana ha sido noticia esta semana al conocerse que el Ayuntamiento de Sevilla se hará cargo de su gestión. El gobierno local toma esta decisión tras manifestar la asociación de comerciantes, que está al frente de la plaza de abastos, la asfixia económica que sufre por el impago de cuotas. Una morosidad -disparada con la pandemia del Covid- que ha elevado la deuda a los 80.000 euros. Por tal motivo, la administración local sacará a licitación los servicios de limpieza y seguridad, imprescindibles para que estos negocios sigan funcionando.
Sin embargo, tras esta delicada situación subyace una crisis que se inició tiempo atrás y que supone una clara división entre los dos tipos de comercio con los que cuenta actualmente el mercado del antiguo arrabal: los comerciantes tradicionales y los hosteleros que empezaron a ocupar los puestos vacíos a principios de la década pasada.
Uno de los profesionales de la restauración que comenzó a darle un nuevo uso a estos negocios es Juan Carlos Marcellán. Antes de nada, deja claro que la falta de acuerdo se produce con la asociación de comerciantes que ha gestionado el mercado hasta ahora, no con los industriales a los que "supuestamente" representa. Marcellán llegó a esta plaza en 2012, "cuando había 20 puestos vacíos". "Los industriales tradicionales estaban sufriendo una fuerte competencia por parte de las grandes superficies, motivo por el cual decidimos darle otra utilidad a los puestos, al orientarlos a la hostelería gourmet, con negocios en los que los clientes pueden comprar y consumir productos como cava, ostras o combinados de alcohol", recuerda.
Primeras discrepancias
Una diversificación -que luego continuó en otras plazas de abastos como la de la calle Feria- que pronto generó problemas. Todo iba bien hasta que Marcellán tuvo constancia de que la asociación que gestionaba el mercado contrató en 2017 a una empresa privada "para verificar las posibles actividades laborales irregulares" que este industrial podría estar desarrollando, un informe al que ha tenido acceso este periódico y que cayó en saco roto. "Lo que estaban intentando es buscar un argumento para quitarme la licencia del puesto", refiere Marcellán, que por tal motivo abandonó la asociación.
Su descontento se unió al de otros compañeros, lo que dio origen a que surgiera una segunda entidad dentro de la plaza de abastos, la Asociación de Industriales del Mercado de Triana Gourmet, que ha mostrado este tiempo su disconformidad con la actuación de la asociación gestora. La nueva entidad aglutina al 14% de los comerciantes de la plaza de abastos, mientras que la antigua aún representa al 70%.
Esta oposición ha tenido su respuesta en el terreno judicial. Marcellán ha sido llevado a los tribunales en varias ocasiones. Todas las causas las ha ganado. Una de ellas, incluso, ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), en la que, según este hostelero, "se ha usado al Ayuntamiento de Sevilla como brazo ejecutor". En el fallo, al que ha tenido acceso este periódico, el Alto Tribunal andaluz expresaba "perplejidad" por "lo abultado de los autos frente a lo magro del expediente en el que se documenta el procedimiento sancionador". También apuntaba que las pruebas aportadas parecen "una causa general abierta indebidamente al demandante".
Sin derecho a información
Ante la delicada situación financiera que atraviesa la sociedad gestora, estos industriales pidieron acudir a la reunión en la que se informó de la situación de las cuentas. Una solicitud que les fue denegada. Marcellán, presidente de la otra asociación, aclara que los miembros que pertenecen a esta segunda entidad (unos 11 puestos) contribuyen con el mantenimiento del mercado a través de la cuantía establecida en los artículos 7 y 8 de la ordenanza que regula las plazas de abastos, esto es, 16,50 euros al mes por módulo.
Éste es uno de los motivos que ha llevado a la antigua asociación de comerciantes a pedir en la nueva ordenanza, que el Ayuntamiento prepara para regular los mercados de abastos, que se penalice con la retirada de la licencia a los comerciantes que no pagan la cuota por la ocupación de los puestos. La normativa actual plantea sanciones cuando se acumulan tres meses de impago, pero Marcellán defiende que no se puede abonar cuotas a una entidad de la que no son miembros y que su aportación es la que estipula la ordenanza en vigor. En el escrito de alegaciones que han presentado al borrador de la futura ordenanza, la nueva asociación de industriales se opone a tal posibilidad -que está siendo ahora analizada por los servicios jurídicos municipales- al entender que se trata una sanción "anticonstitucional", que "atenta contra la libertad de asociación".
Los hosteleros del mercado de Triana muestran también su disconformidad con el artículo del borrador en el que obliga a los comerciantes a participar "en todos los gastos" de la asocación gestora, al entender que hay partidas "desorbitadas" y que podrían suprimirse o abaratarse en una situación de asfixia económica. Así ocurre, por ejemplo, con la propia gerencia, que roza los casi 18.000 euros; la representación institucional (1.500 euros) y la publicidad (3.000 euros). Mención especial requiere el desembolso en limpieza, para la que los presupuestos de 2022 reservan 151.440 euros.
Puertas cerradas y sin iluminación
Marcellán explica que los miembros de la asociación gestora han de abonar 150 euros mensuales por este servicio, mientras que los integrantes de la otra entidad pagan 26 euros. En esta labor también han percibido cierta "hostilidad" por la primera organización, pues a la empresa contratada por los hosteleros para la limpieza le "impiden" la entrada a los aseos. Unas dificultades que se extienden a la iluminación y los acceso al mercado. "Nos apagan las luces de los pasillos y nos tenemos que conformar con las de nuestros puestos. También nos cierran varias puertas cuando ellos acaban su actividad", refiere este industrial, que asegura que algunos de los responsables de la asociación gestora tienen sus negocios sin actividad desde hace tiempo y han convertido esta entidad en "su medio de vida".
Por todos estos motivos, la nueva entidad muestra su satisfacción con que el Ayuntamiento asuma la gestión del mercado de abastos, "para evitar las empresas fantasmas y el ánimo de lucro de la asociación de comerciantes".
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