De la crisis climática a la del coronavirus: Cómo hacer las ciudades más habitables y sostenibles
Ocho medidas para intervenir en Sevilla
Nieuwenhuijsen plantea ocho medidas para mejorar la sostenibilidad, para ello tener es necesario reorganizar las ciudades, reducir el uso de los vehículos y adaptarse a las exigencias de cada territorio
Si el uso de la bicicleta aumentara un 25% podrían evitarse hasta 10.000 muertes prematuras anuales
Momentos anteriores al desarrollo de la pandemia, las grandes potencias se encontraban disputando sobre las medidas a cumplir para combatir la crisis climática. Con la llegada del coronavirus las medidas sostenibles han pasado a un segundo plano, con el aplazamiento de la COP26. Además, las ambiciosas prioridades de financiación del Acuerdo Verde Europeo pueden ser reemplazadas por las de la pandemia. Mark Nieuwenhuijsen, investigador de ISGlobal Barcelona y de ACU Melbourne, defiende en un artículo que es el momento de tomar decisiones beneficiosas para ambos objetivos.
La pandemia, opina el experto, requiere un gran paquete de estímulos financieros que genere oportunidades para el cambio. Ese paquete de estímulos debe incluir requisitos también para la equidad, la sostenibilidad, la habitabilidad y la salud.
Según Naciones Unidas, el 55% de la población mundial vive en áreas urbanas, una proporción que se espera que ascienda al 68% en 2050. La planificación urbana subóptima y el transporte en las ciudades se han convertido en focos de contaminación del aire y de ruido, causados por la isla de calor, es decir la concentración de altas temperaturas debido a la cantidad de edificaciones y de materiales absorbentes del calor como el hormigón, y la insuficiencia de los espacios verdes.
En muchos de los casos, las ciudades pueden ser el problema, pero también la solución. Nieuwenhuijsen considera ocho pautas imprescindibles para construir una ciudad más habitable y saludable que son perfectamente aplicables a un entorno urbano como el de Sevilla.
1. Cambios en el uso del suelo
Las ciudades deberían distribuirse en áreas que contengan tiendas, escuelas, casas y lugares de trabajo, así los desplazamientos de la población serían más cortos. Este diseño fomentaría ir andando a realizar las actividades o incluso en bicicleta, reduciendo así el uso del coche. Barcelona ya ha propuesto un modelo urbano de estas características, las supermanzanas (superilla en catalán), que podría aplicarse a la capital hispalense. La iniciativa pretende recuperar el espacio público de la gente, reducir la contaminación del aire, el ruido y los niveles de calor, y aumentar los espacios verdes. Gracias a la distribución de las supermanzanas podrían prevenirse hasta 700 muertes prematuras al año, señala el especialista.
2. Reducir la dependencia del coche
Actualmente hay alrededor de mil millones de automóviles en el mundo. Aunque los nuevos modelos eléctricos y autónomos plantean una solución a la contaminación del aire y el ruido, no combaten la falta de actividad física. Aproximadamente el 50% de los viajes en coche son para distancias de menos de 5 kilómetros, distancias que podrían realizarse con la bicicleta. Un reciente estudio en 167 ciudades europeas señaló que si el modelo de bicicletas compartidas creciera un 25%, podrían evitarse hasta más de 10.000 muertes prematuras anuales. Pero para avivar el ciclismo en las ciudades debe La inversión en infraestructura segura para el uso de la bicicleta, como carriles habilitados, concluye Nieuwenhuijsen.
3. Los espacios verdes de las ciudades
Los parques y arboladas tienen grandes beneficios para la vida en la metrópoli. Gracias a estas zonas la esperanza de vida puede ser más larga, pueden reducirse los problemas de salud mental, además de los más significativos como la mitigación del calor y el ruido y la reducción de la contaminación. En Sevilla, el valor del Río, que le propio equipo de gobierno de Juan Espadas ya ha situado como baza para la desescalada, sería un eje de actuación estratégica.
4. Planificar cambios
El primer paso para transformar una ciudad es establecer un concepto de lo que es una ciudad sostenible, habitable y saludable, y cómo aplicarlo, señala Nieuwenhuijsen. Varias ciudades ya han puesto en marcha protocolos de actuación, como es el caso de Hamburgo que prevé prescindir de los coches a partir de 2034. El principal motivo de estas medidas es la acción climática, pero también favorecer a la habitabilidad y a la salud.
5. Fomentar la participación ciudadana
Es necesario hacer partícipe a la población en cualquier desarrollo de la planificación urbana. Por ejemplo, el proyecto Ringland en Amberes, una iniciativa, que pretende rediseñar la red de carreteras de la ciudad, ha sido propuesta por un grupo de ciudadanos locales. En el último año, el Ayuntamiento de Sevilla había abierto una interesante línea de actuación en coordinación y debate con los barrios. La etapa post-coronavirus sería una oportunidad para intensificar estas acciones de diálogo y consulta con los ciudadanos.
6. Colaboración, liderazgo e inversiones
La cooperación de distintos sectores en un mismo trabajo es la clave para mejorar las ciudades, señala. Aunque también es fundamental el liderazgo y la inversión, ya que los alcaldes y sus equipos deben tomar la iniciativa y realizar inversiones directas que beneficien los diferentes aspectos en las ciudades.
7. Enfoques sistemáticos
Las ciudades son sistemas complejos, y para cubrir sus necesidades deben establecerse enfoques sistemáticos que incluyen factores diferentes. Es importante un enfoque holístico que incluya áreas como la salud, la habitabilidad, la sostenibilidad, el cambio climático y la equidad simultáneamente, determina el investigador de ISGlobal Barcelona.
8. Equidad
Cualquiera de las medidas de mejora debe tener en cuenta la diversidad en el territorio, ya que los riesgos ambientales, el estilo de vida y la salud no de se distribuye de forma equitativa en las ciudades.
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