El déficit de nuevos docentes pone en jaque la formación de futuros médicos en Sevilla
Universidad
La elevada edad media del profesorado de la Facultad de Medicina urge a renovar su plantilla
La US pide al Gobierno que se rebajen los requisitos para desarrollar la carrera académica en esta rama
Una situación que sufren todas las facultades de Mecidina españolas y que en la de Sevilla se ha agudizado especialmente los últimos años. Estos centros se enfrentan a un reto convertido en problema: la necesidad de rejuvenecer sus plantillas docentes y de contar en ellas con más médicos que compatibilicen su labor en los hospitales con la impartición de clases. Los requisitos exigidos para que estos profesionales desarrollen su carrera académica (labor sanitaria, investigadora y docente) provocan que esa incorporación se ralentice más de lo deseado.
Hasta tal punto ha llegado esta coyuntura que hace menos de un mes el Foro de la Profesión Médica de España publicó un manifiesto en el que, entre otros aspectos, alertaba del "déficit" generalizado de profesorado en las facultades de Medicina del país. En concreto, advertía del "creciente problema con el profesorado clínico y la carencia de profesores acreditados que permitan el necesario relevo generacional que garantice la calidad en la formación".
La necesidad de este relevo generacional también se constata en la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla (US). La vicerrectora de Personal Docente e Investigador (PDI) de la Hispalense, Pastora Revuelta, confirma que este problema no se limita a dicho centro de enseñanza superior, sino que es algo común en toda la US. "Es algo generalizado en la universidad", afirma.
Revuelta recuerda que el problema ya se agravó con los reales decretos del Gobierno que entraron en vigor la década pasada -a raíz de la crisis económica de 2008-, que supusieron un freno a las contrataciones de nuevos profesores. Un lastre que ha seguido condicionando la plantilla los últimos cursos.
La plantilla de Medicina
La Facultad de Medicina de la US cuenta actualmente con 426 profesores distribuidos en sus 25 departamentos. Los de Cirugía y Medicina son los que más docentes poseen. Cirugía, por ejemplo, tiene 95. En este centro universitario se imparten dos grados: el de Medicina y el de Biomedicina Básica y Experimental, además del máster en Investigación Médica, Clínica y Experimental.
Dentro de esta plantilla existen varias categorías. Una de ellas es la los profesores vinculados al sistema sanitario andaluz (SAS) a través de los tres hospitales con los que la facultad mantiene una estrecha relación: el Virgen Macarena, Rocío y Valme. Son docentes con contrato laboral indefinido. A esta figura se añade otra de gran importancia y presencia en la plantilla universitaria, los profesores asociados con convenio con las instituciones sanitarias (ACIS), los cuales suman 236 en la US, es decir, el 55% de la plantilla. Unos profesionales cuya permanencia en el centro de enseñanzas se renueva año a año, por lo que gozan de menos estabilidad laboral que los vinculados. Pueden impartir entre tres y nueves horas semanales de clases, según precisa la vicerrectora del PDI.
Revuelta destaca que esta figura es de vital importancia para rejuvenecer la plantilla docente de Medicina, pero sus integrantes se enfrentan a un problema para el que la US lleva años demandando solución: las estrictas exigencias con las que acreditarse para seguir su carrera académica. La vicerrectora se refiere a los criterios establecidos por la Aneca, la agencia nacional de evaluación de la calidad y acreditación, un organismo autónomo del Ministerio de Universidades. Este ente exige a los ACIS que para ascender de categoría en la plantilla docente han de reunir numerosos requisitos en cuanto a labor sanitaria, investigadora y académica, tres actividades que, en opinión de la representante de la US, resultan muy complicadas de contabilizar en un corto periodo de tiempo. Por tal motivo, desde la Hispalense se ha pedido a la Aneca en reiteradas ocasiones que modifique esos criterios para facilitar que la plantilla docente se renueve.
Con el fin de lograr tal objetivo, en otoño de 2018 el Gobierno andaluz -entonces todavía en manos del PSOE- diseñó el programa María Castellano, dirigido a los profesionales del SAS para que puedan compaginar su actividad clínica, investigadora y docente en la comunidad. Se intenta, de este modo, incorporar en un plazo medio (se estableció unos cinco años) a 30 profesores con una edad media de 35 años a la enseñanza universitaria de Medicina. Con tal fin, las consejerías de Universidad y Salud firmaron con los rectores de las cinco universidades públicas andaluzas con grado en Medicina (Cádiz, Córdoba, Granada, Málaga y Sevilla) el protocolo de esta medida, de la que hace escasos días (tres años después) fue anuncaida su primera edición, con la convocatoria de una única plaza en la ciudad califal..
Una edad media más elevada
Como se mencionó antes, el principal problema del equipo docente de Medicina es la necesidad de rejuvenecer la plantilla, debido a que la edad media de sus componentes está "un poco por encima" de la de toda la US, como afirma la vicerrectora, quien asegura que supera los 50 años. Esta situación se agravará a medio plazo cuando llegue un buen número de jubilaciones y haya que cubrir esos puestos con profesionales que no lo tienen nada fácil para acreditarse como profesor vinculado.
Debe tenerse en cuenta que el periodo de formación de los médicos supera con creces a otros grados. La carrera dura seis años, a los que deben sumarse uno o dos para preparar el MIR (la prueba que se exige a los médicos para acceder a una plaza de especialista en el sistema de salud español). Luego llega el periodo de residencia, por lo que estos profesionales no logran una estabilidad que les permita dar clases, investigar y realizar su labor sanitaria (para luego acreditarse en la Aneca) hasta bien superados los 30 años. Factores que provocan que la edad de partida en la carrera académica ya sea bastante avanzada.
Sin necesidad de abrir más facultades, por ahora
Además de la falta de nuevos docentes que renueven las plantillas de profesores en las facultades de Medicina, el Foro de la Profesión Médica de España alertaba, en su último encuentro celebrado en octubre, del exceso de centros de enseñanza de esta rama. De hecho, en el manifiesto publicado como balance de dicha cita el primer punto que se aborda es la oferta de nuevos grados de Medicina, contra la que esta institución se posiciona. Una postura que coincide con el anuncio por parte de la Universidad Loyola Andalucía (centro privado) de poner en marcha una Facultad de Medicina a largo plazo.
El mencionado escrito señala que “las facultades con docencia del grado en Medicina siguen aumentando en número y así se está viendo desde 2008”. Segun este foro, en 13 años esta carrera ha pasado de impartirse en 28 centros españoles a 44, una cifra que se verá incrementada los próximos ejercicios, “sin responder a criterios académicos ni sanitarios que lo justifiquen adecuadamente”.
La oposición a la apertura de nuevas facultades de Medicina no es nueva. Cuenta con precedentes. Años atrás el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) y la Conferencia Nacional de Decanos de las facultades de Medicina de España (Cndfme) emitieron un comunicado conjunto en el que analizaban la situación de cada uno de estos centros y se posicionaron en contra de esas aperturas. Pidieron, además, una reducción de los números clausus de alumnos en cada facultad.
La situación que se vive en Andalucía no pasó inadvertida para el foro, que recordó que en esta comunidad existen cinco universidades que ofertan el grado de Medicina (Cádiz, Córdoba, Granada, Málaga y Sevilla). Por tal motivo, propuso que la inversión pública para poner en marcha nuevas facultades debería destinarse “de forma más eficiente” a los estudiantes. En concreto, ese dinero debería traducirse en becas y ayudas para la movilidad y residencia del alumnado, además de dotar a los centros de Medicina ya existentes de mayores recursos humanos y materiales, al considerar los actuales “insuficientes”. “Si esos medios no alcanzan para las facultades que ya funcionan, es cuestionable el inicio de nuevos grados sin la estructura de personas y recursos necesaria”, abunda el manifiesto de este foro, integrado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos y el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina.
Al hilo de lo anterior, otra de las conclusiones del encuentro de octubre es que “no hacen falta más médicos”, sino una “adecuada” planificación de la oferta y la demanda, al adaptar los números de estudiantes a las tasas que desde los comités de expertos y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan. El foro pone como ejemplo de este “excedente” los “miles” de opositores a plazas de especialización MIR que se quedan sin lograr un puesto por el elevado número de aspirantes.
“La creación de facultades con el título de Medicina agrava el problema de embudo que encuentran al final de la carrera, que deja a miles de profesionales sin la posibilidad de optar por una plaza de formación sanitaria especializada, indispensable para ejercer plenamente”, alerta el foro. Una advertencia que adquiere gran importancia al conocerse que la Loyola Andalucía planea abrir una segunda Facultad de Medicina en Sevilla los próximos años.
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