Una puerta a la esperanza en el Amazonas peruano
Acción humanitaria
El ginecólogo sevillano Norberto Aramburu decidió iniciar un voluntariado en plena pandemia en el Hospital de Santa Clotilde, en plena selva de la Amazonía norte del Perú, donde ha logrado importantes avances médicos
No colgar la bata llegada la jubilación no es cuestión menor, pero la recompensa, dice el protagonista de este reportaje, "bien merece la pena". Tiempo, ganas y mucha dedicación son los tres ingredientes principales a la hora de tomar la decisión que llevó hace un año al médico Norberto Aramburu hasta el Amazonas peruano. "Decidí irme de voluntario movido, fundamentalmente, por la fe, por un espíritu de colaboración que siempre me ha acompañado debido, en parte, a mi formación con los Jesuitas", afirma.
Así es como este ginecólogo sevillano de 67 años se embarcó en plena pandemia sanitaria en la realización de labores humanitarias en el Hospital de Santa Clotilde, un centro sanitario fundado hace más de 30 años por dos sacerdotes, hoy concertado con el Estado peruano, y que está ubicado en plena selva, en la Amazonía norte del Perú, en la localidad del mismo nombre.
"Desgraciadamente aquí la ley es la que es y cuando cumples una edad te jubilan aunque sigas en buena condición para seguir trabajando. Era un momento de mi vida en el que prácticamente yo no pensaba que volviera a dedicarme a mi profesión más. Tras dos años jubilado, para mí la medicina ya había terminado", explica. "Esa fue una de las cosas que más pesó para decidir embarcarme en esta aventura, es decir, lo que yo podía hacer aquí, colaborando con la asistencia durante la pandemia, lo podía hacer mucha gente, mientras que lo que podía hacer allí no había gente que lo hiciera", añade.
Y es que, por la peculiaridad de la zona, en plena selva, a más de siete horas de la ciudad más cercana, y sin comunicación por carreteras, todo por vía fluvial, la asistencia médica se complica, sobre todo, por falta de personal que quiera trabajar allí. "El convenio con la DIRESA, que es Dirección Regional de Salud, establece cuatro plazas para médicos con contrato laboral fijo que nunca se cubren. Carecemos de médicos especialistas, salvo algún voluntario que acuda de forma puntual, generalmente por un periodo corto de tiempo. Por la pandemia se han sacado contratos temporales que suelen coger médicos jóvenes que terminan sus estudios y están allí de paso", señala.
Su función asistencial es tan amplia como amplios son la extensión de la geografía a la que dan servicio, con un radio superior a los 500 kilómetros, y el volumen de población al que dan servicio, por encima de los 25.000 habitantes entre la propia localidad y otros 110 poblados que dependen de ella. "Allí atendemos toda la patología que nos llega, dentro de los medios disponibles. Enfermos de todas las edades, condición y situación. Los pacientes cuyo proceso no puede ser resuelto en su centro de salud más cercano son derivados a Santa Clotilde, lo que supone en la mayoría de los casos un trayecto de varias horas y a veces de días en barco. Hablamos de cuestiones desde partos y niños con neumonías graves a heridas de caza o mordeduras de serpientes", indica.
"Allí", como él dice, a la Amazonía peruana, Aramburu ha llevado salud, y algo más. En su currículum, el doctor cuenta con más de 40 años de experiencia como ginecólogo en el Servicio Andaluz de Salud (SAS), aparte de la dedicación en su consulta privada. Fue precisamente esa especialidad y su vasta experiencia la que ha potenciado su valor allí. "El principal problema que tienen es la falta de personal cualificado. Es el motivo principal por el que me invitaron a ir. Mi actividad en el hospital es doble. Por un lado, como médico, junto a mis compañeros, atiendo los pacientes que se presenten, tanto dentro del hospital como en las campañas sanitarias por los poblados; y, por otro, debido a mi disponibilidad de permanecer allí por tiempo indefinido, me han asignado tareas de gestión, ya que no sólo hacen falta médicos, sino también alguien que dé continuidad a los proyectos", sostiene.
Pero hay más, apostar por las mejoras en la atención médica en una zona "donde si naces pobre, mueres pobre, pronto y mal", indica, está siendo su principal objetivo en sus ya casi 12 meses allí. El Estado peruano le tiene declarada la guerra a la Malaria y el Dengue, enfermedades a las que el doctor no se había enfrentado en toda su vida profesional, pero desde Santa Clotilde, este sevillano también lucha cada día contra otros males como "la alta mortalidad neonatal o materna en los partos", señala como especialista en Ginecología. "Hay muchos partos en domicilio. Hay que tener en cuenta que hablamos de muchos nacimientos diseminados por poblados en la selva desde los que ir al hospital puede ser un viaje de horas, además que el coste que supone el traslado, por lo que se termina dando a luz en casa sin profesionales. Por ello son frecuentes complicaciones del parto como hemorragias o las derivadas de la necesidad de una cesárea que acaban en tragedia. Son cosas que te frustran mucho porque ves que son asuntos que aquí se resuelven tan fácil y rápido y que allí son un mundo", explica.
Situaciones que dan más mérito si cabe a sus logros. Desde su llegada al hospital, el empeño de este médico sevillano ha sido mejorar la capacidad resolutiva del centro para reducir el número de derivaciones al Hospital Regional de Iquitos, a seis horas de trayecto por río. Así, ha contribuido al uso de la ecografía. "El centro contaba con la máquina para hacerlas, pero no se usaba porque no había que supiera manejarla", indica. Igualmente, el hospital contaba también con un equipo de Rayos X digital "que permanecía embalado en su caja porque nadie sabía usarlo". El doctor no dudó de su valor. "Me fui a una clínica de Lima durante una semana para capacitarme en su uso y gracias a eso ahora disponemos de radiología con el apoyo diagnóstico que ello supone", afirma.
Pero hay más. El doctor Aramburu es el responsable de la puesta en marcha del primer banco de sangre de Santa Clotilde. "Me empeñé en montarlo. Tenemos pacientes con hemorragias importantes ya sean por traumatismos, partos domiciliarios mal atendidos, accidentes por arma de fuego, ya que muchos indígenas viven de la caza, u otros motivos. Después de varios viajes a Iquitos para negociar con el centro regional de hemodonación, hemos conseguido tener los permisos para montar el banco de sangre y actualmente estamos en proceso de instalación del mismo”, reconoce orgulloso el sevillano.
Junto a estos logros que ya son una realidad, el doctor tiene otros muchos retos. Adquirir material para la ampliación de pruebas diagnósticas de laboratorio como los análisis clínicos; la remodelación y adecuación de instalaciones anticuadas, tanto en el propio hospital como en los trece puestos de salud que dependen de él; mejoras en el área de hospitalización con adecuación de las zonas de esterilización, Obstetricia y Ginecología e Infectología; la ampliación de los espacios dedicados a admisión, triaje, laboratorio, urgencias y observación; implementar el uso de la anestesia para poder hacer cirugía mayor, hasta ahora inexistente en la zona; la informatización de todos los servicios del hospital mediante la instalación de una intranet con sus correspondientes puntos de acceso; o la adquisición de nuevas embarcaciones para el traslado de los pacientes y el personal del hospital en la realización de las campañas sanitarias.
Objetivos para los que el médico sevillano no se marca plazos, de ahí su misión allí sin fecha de retorno. “Mi idea es permanecer allí todo el tiempo que sea necesario. ¿Puede ser para siempre? Pues puede ser. Si veo que llegan médicos que pueden continuar con la estabilidad alcanzada y que empiezo a dejar de hacer falta, me volvería satisfecho, pero mientras estén las cosas como están no está en mis cálculos volver a corto plazo. La gente tiene una idea de la Amazonia como nos las muestra el National Geographic. Selva, mucho verde, bonitos paisajes..., pero la realidad de lo que es aquello es muy distinta. Y una de las grandes necesidad es la de personal médico y de enfermería cualificado”, concluye, no sin dejar de invitar a la colaboración a todos los que puedan estar interesados.
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