El matrimonio desahuciado por su hijo se instala en un piso regalado en Cádiz
La historia conmovió a un constructor, Agustín Rubiales, que ha cedido una vivienda a los ancianos y la ha acomodado a sus necesidades · La pareja podrá comer hasta que se adapte en un centro de día cercano
Joaquín Ortega y Josefa Rueda, el matrimonio del barrio de la Macarena desahuciado por su propio hijo, reside ya bajo un techo cedido por un constructor de Cádiz que, conmovido por la historia, decidió cederles una vivienda. Un gesto solidario que los ancianos casi no podían creer cuando recibieron la noticia de boca de su abogado en la residencia en la que fueron alojados tras ser desalojados por la Policía. Ayer, la cara de esta pareja era otra bien distinta a ese fatídico desenlace en la Macarena.
En el número 8 de la calle Santa María, a escasos metros del templo del que hoy, Jueves Santo, saldrá Jesús Nazareno, podrán rehacer su vida. Ayer, alrededor del mediodía, llegaban a la citada calle en un coche conducido por uno de los hijos del benefactor de la pareja de ancianos, el constructor gaditano Agustín Rubiales, que les ha regalado la modesta pero acondicionada vivienda y correrá además con los gastos de agua, luz y gas.
Ante una gran expectación y la presencia de numerosos medios de prensa locales y nacionales, Joaquín y Josefa fueron recibidos por muchos vecinos con un cariño que jamás olvidarán. Se sucedieron los aplausos desde los balcones, los gritos de bienvenida y los besos espontáneos acompañados de frases como "aquí van a estar ustedes mejor que en ninguna parte" o "venís a lo mejor, la Tacita de Plata". Josefa lloraba calificando a Rubiales como "el segundo Señor". Sonia, hija del constructor, le entregó un ramo de flores y otro de sus hijos, Arturo, daba a Joaquín un regalo. Las televisiones comenzaban a conectar en directo y el patio de la casa de vecinos era una feria.
Los ancianos pasaron a ver la casa. "¡No me va a gustar si estábamos en la calle!", decía Josefa entre lágrimas. ¿Cuándo se vienen ustedes a vivir? A preguntas de los periodistas, Joaquín contestó que "yo ya estoy mudao". En estos días regresarán a la residencia donde estaban viviendo para recoger la ropa.
Llegó el turno de reproches al hijo que les ha desahuciado, creciendo e intensidad y dureza conforme iban hablando. "No nos ha dejado ni llevarnos los muebles", comentaba Josefa. "Yo estoy sin casa, pero él está sin padre, que vale más que una casa. Todo el que le haga esto a un padre no tiene perdón de Dios", clamaba Joaquín. La mujer recordaba las penurias pasadas desde que tuvieron que abandonar su piso aquel día que llovía a mares: "Hemos dormido poco y perdido kilos". El recuerdo es muy amargo. Josefa, a la que no se le olvidan los coches de policía en la puerta "como si fuéramos de la ETA", aún no entiende cómo pudo su hijo proceder de esa forma. "¿Por qué nos has hecho esto con lo buenos que hemos sido contigo? Y sin embargo este señor que no conocemos de nada mira cómo se ha portado", añadía señalando a Rubiales. El solidario empresario gaditano apenas pudo realizar declaraciones preso de la emoción. "Estoy feliz por verlos aquí. He hecho con el piso lo que he podido. Esto es lo más grande y siento que se me sale el corazón", manifestaba. "Muchas personas debería haber como él", repetía Josefa Rueda refiriéndose a Rubiales.
La emoción dio paso a la alegría. Corrió el champán entre vecinos y curiosos para celebrar la llegada de los nuevos inquilinos. Más relajado, Joaquín contaba que durante 25 años regentó, primero en las Fiestas Típicas y luego en el Carnaval recuperado, un puesto de caretas, plumeros y demás artículos festeros en la plaza de San Juan de Dios. Cádiz, entonces, no le suena a nuevo.
El concejal de Bienestar Social y del Mayor del Ayuntamiento de Cádiz, José Macías, acudió a la vivienda para recibir a la pareja y puso a disposición de éstos el Centro de Día de la calle Botica, cercano al piso y al que podrán acudir para comer en sus primeros días de estancia en la ciudad mientras se hacen a su nueva vida. El edil dará órdenes para que el matrimonio pueda incluirse en el programa de actividades de este centro para mayores.
"Empezaremos una nueva vida", apuntaba Joaquín Ortega. Lejos de su hijo, de su piso junto al Arco de la Macarena, de una vida común desde 1971... cerca del mar.
8 Comentarios