Un Primero de Mayo en Sevilla con resaca electoral

En la Plaza Nueva suena uno de los éxitos musicales de los triunfitos. Los convocados a la manifestación que UGT y CCOO organizan cada Primero de Mayo se van arremolinando en el arquillo del Ayuntamiento de Sevilla.

Bajo este exponente del plateresco buscan sombra unos participantes cuya media de edad supera, con holgura, los 60 años.

Son las caras de siempre. Las de cada primavera. Viejos conocidos de antiguas hazañas sindicales que viven este arranque de mayo entre la nostalgia y el ímpetu de las nuevas reivindicaciones.

¿Nuevas exigencias o de sobra conocidas? Las palabras que aparecen en la pancarta que sirve de arranque a la protesta son habituales en las proclamas de los trabajadores: "derecho, igualdad, cohesión". Junto a ella, un participante exhibe la reproducción, a gran tamaño, del artículo de la Constitución en el que se defienden las pensiones.

Los triunfitos dan paso a Rosalía en los altavoces que animan la manifestación. A las pancartas se suman las múltiples banderolas rojas y moradas, entre las que nos falta la tricolor republicana, un clásico de esta mañana de reivindicaciones.

La movilización arranca bajo un sol que promete no ser nada benévolo. La escena la contemplan, principalmente, los turistas que llenan -pasado el mediodía- una Avenida de la Constitución en la que se ha interrumpido el servicio del tranvía.

Los representantes sindicales aseguran que el empleo aún está pagando las consecuencias de la crisis. La pérdida de derechos históricos por parte de los trabajadores.

Pero lo cierto es que el principal tema de conversación de los participantes es el 28-A. Los resultados de una jornada electoral que han puesto en la picota al PP y ha ascendido a los altares del Gobierno español a Pedro Sánchez. Unos comicios cuya sombra resta protagonismo al Día de los Trabajadores.

La comitiva avanza. Atrás queda la Casa Consistorial. El edificio donde en poco más de tres semanas se disputarán la Alcaldía. Es mayo. Hay flores. Pancartas. Y en el aire se escuchan reclamaciones sindicales. Tan viejas como nuevas.