Una maltratada de riesgo extremo explota contra el sistema de protección: "Es una burla"

La mujer lleva dos semanas esperando la detención de su agresor, que llegó a seguirla hasta la República Checa

El agresor tiene cinco condenas anteriores y denuncias de ocho mujeres distintas, por una de las cuales lleva una pulsera telemática

Vive custodiada por la Guardia Civil, pero critica que el fin de semana se quedó desprotegida

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Una maltratada de riesgo extremo explota contra el sistema de protección: "Es una burla" / D. S.

Una joven sevillana víctima de la violencia machista lleva dos semanas esperando que la Guardia Civil detenga a su presunto agresor, un hombre que tiene denuncias de hasta ocho mujeres distintas y acumula ya cinco condenaspor malos tratos, cuenta con una pulsera telemática para su geolocalización y llegó a seguirla hasta la República Checa durante un viaje que la víctima hizo este verano.

Está considerado como de riesgo extremo, por lo que tiene protección durante las 24 horas, una situación que le está causando una gran desesperación. Acude a trabajar con una patrulla uniformada de la Guardia Civil y tiene un vehículo policial en la puerta de su casa todo el día. Eso sí, durante el fin de semana quedó desprotegida por falta de personal.

Su maltratador sigue libre. Sobre él pesa una orden de búsqueda y detención, pero el juzgado no ha autorizado una entrada en su vivienda, por lo que todavía no ha sido detenido. Incluso el fin de semana se tuvo constancia, gracias a la pulsera, de que estuvo en Matalascañas y se movió por distintas zonas de la capital andaluza, sin que nadie lo arrestara.

A la mujer se le ha ofrecido irse a vivir a un centro, pero de momento ha declinado este ofrecimiento, pues la detención de su presunto agresor supondría una rápida solución al problema. En una entrevista con este periódico, la víctima criticó con dureza el funcionamiento del sistema Viogen de protección a las víctimas, que calificó de "todo una burla".

El sistema se basa en una serie de encuestas o preguntas que las Fuerzas de Seguridad (en este caso la Guardia Civil por residir ella en un municipio en el que este cuerpo tiene las competencias de seguridad ciudadana) hacen a la víctima. En base a sus respuestas, se califica el nivel de riesgo. En caso de que sea extremo, la víctima precisa de protección las 24 horas, como le ocurrió a ella. Estas encuestas se renuevan habitualmente cada tres días.

En el caso de esta joven, sin que nada hubiera cambiado en su situación (es decir, no se había detenido al presunto agresor), un guardia civil la llamó para someterla a una nueva entrevista. El resultado de la misma fue riesgo medio, cuando tres días antes le había salido extremo. El guardia le dijo que la iba a cambiar a alto, que supone que un patrullero realiza rondas periódicas por su domicilio.

Sin embargo, la mujer denunció ante la Policía Nacional otro quebrantamiento de condena de su presunto agresor, por lo que de nuevo se la valoró como un caso de riesgo extremo. Durante el fin de semana, no hubo presencia policial en la puerta de su casa, lo que ha motivado que haya presentado una queja contra la Guardia Civil. Se está planteando incluso presentar una denuncia en los juzgados por este asunto.

"Mucha publicidad para que denunciemos, pero luego sirve para esto", lamentó la mujer, que prefirió preservar su identidad y su imagen. "El juez no autoriza a la Guardia Civil para que entre en su casa a detenerlo, pero él si puede venir a la mía y partir la cerradura".

Esta joven ha presentado varias denuncias contra su presunto agresor, al igual que han hecho antes otras siete mujeres. De hecho, tiene la pulsera telemática por otro caso. Durante dos años ha sufrido malos tratos físicos y psíquicos, hasta que ella decidió romper la relación. La reacción de su pareja fue golpear el coche de la víctima, al que rompió la luna delantera y el retrovisor interior. Luego la cogió del cuello para inmovilizarla y la agarró fuertemente por la pierna, causándole un hematoma.

Antes, el hombre se había llevado dinero de la pareja, por lo que la mujer fue a buscarlo para pedirle que hicieran cuentas. Le respondió diciéndole que no le iba a dar nada y la tiró al suelo de un empujón. Luego la amenazó con matarla si lo denunciaba.

El juzgado de Violencia sobre la Mujer número 3 de Sevilla impuso al agresor la prohibición de acercarse a menos de 300 metros de la víctima, su domicilio, lugar de trabajo y cualquier otro en el que se encuentre ésta, así como comunicarse con ella de cualquier forma. En ese momento se calificó el caso como de riesgo alto.

A pesar de ello, desde que se dictó esta medida, a finales de agosto, hasta ahora, el hombre la ha llamado en varias ocasiones con número oculto. El 31 de agosto, se presentó en el aparcamiento donde ella deja su coche, le quitó las llaves del vehículo y le dijo que no iba a ir de viaje (sabía que ella tenía un viaje a la República Checa poco después) y que le "iba a dar una paliza a su hermano hasta dejarlo paralítico". La mujer tiene una grabación de audio en la que él dice "de la cárcel se sale".

Esto le generó una crisis de ansiedad y tuvo que ser hospitalizada. Él se quedó con las llaves de la casa y la estaba esperando dentro a su vuelta del hospital, donde él amenazó con suicidarse. Al día siguiente, lo volvió a encontrar dentro de su casa. Ella se marchó de viaje a Praga y se lo encontró allí, de donde volvieron juntos. La mujer avisó a la Guardia Civil del incumplimiento de la orden de alejamiento al aterrizar en Málaga, pero él no fue detenido.

Desde entonces han pasado dos semanas y el riesgo ya es extremo. Ella tiene que estar trabajando con dos guardias civiles uniformados acompañándola, y desplazarse siempre con un patrullero detrás, una situación que le está causando una profunda angustia.

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