La maldición del Paseo Marqués de Contadero en Sevilla: ni con sol ni con viento

El temporal Kirk se lleva por delante los toldos que se colocaron hace un mes, tras demorarse su instalación

El enclave supone uno de los peores ejemplos de reurbanización acometidos la pasada década

Los toldos de Marqués de Contadero duran un mes: 'Kirk' se los lleva

Dos operarios recogen los toldos caídos por el viento en el Paseo Marqués de Contadero.
Dos operarios recogen los toldos caídos por el viento en el Paseo Marqués de Contadero. / Juan Carlos Muñoz

El Paseo Marqués de Contadero está gafado. Maldito. Desde aquella polémica reurbanización que lo incluyó en los ejemplares de arquitectura dura (e insoportable), esta zona del Casco Antiguo de Sevilla no gana para disgustos. El último se lo ha llevado el gobierno de José Luis Sanz, cuya fórmula para dotar de sombra el enclave ha tenido una vida muy efímera. Un mes es lo que han durado los toldos colocados a principios de septiembre, después de que su instalación se demorara por problemas técnicos. 

Los toldos de Marqués de Contadero no han aguantado la primera embestida del mal tiempo. La borrasca Kirk se ha llevado este miércoles por delante varias de las lonas destinadas a dotar de sombra una zona tan visitada por los turistas, al encontrarse en uno de los lugares privilegiados de la ciudad: junto a la Torre del Oro y la dársena del Guadalquivir. Las rachas de viento registradas han provocado que se vengan abajo algunas de estas piezas, momento recogido por los viandantes que se encontraban en el enclave.

Como muestran las fotografías, varios operarios acudieron al lugar para recoger algunas de las lonas, que sólo han permanecido colocadas un mes. Se instalaron a principios de septiembre, cuando al verano le quedaba poco más de 20 días para acabar. Detrás de esta demora se encuentran los problemas técnicos con los que se encontró la empresa adjudicataria del proyecto para su colocación. El coste del proyecto fue de 185.723 euros y el plazo de ejecución, un mes, periodo que se retrasó bastante. 

La estampa que presentaba este miércoles el Paseo Marqués de Contadero, con las lonas caídas.
La estampa que presentaba este miércoles el Paseo Marqués de Contadero, con las lonas caídas. / José Luis Montero

El equipo de Sanz presentó dicha instalación como una solución idónea para hacer frente a la falta de sombra en este enclave, consecuencia de la nefasta reurbanización de la que había sido objeto años atrás. También se optó por la colocación de jardineras para acabar con los efectos de la arquitectura dura. El primer temporal del otoño se ha llevado por delante parte de las lonas, para las que se diseñó una estructura de hierro. 

Toldos caídos, con la Torre de Oro al fondo.
Toldos caídos, con la Torre de Oro al fondo. / José Luis Montero

A la espera de que los toldos caídos en Marqués de Contadero sean repuestos por completo y sigan cumpliendo su función, conviene recordar las cualidades que detallaron de su confección antes de que fueran colocados en septiembre: tejido microperforado de 65 milímetros de espesor, de color claro o crudo, con un tratamiento antimoho, antihumedad, ignífugo y con resistencia a temperaturas extremas, desde los 30 grados bajo cero hasta los 70. Del viento, en tal descripción, nada se decía. 

No tienen buena suerte los gobiernos del PP con los toldos. Como antecedente, lo ocurrido en agosto de 2016 –en el mandato de Juan Ignacio Zoido– en la Plaza del Pan, cuando se colocaron unas lonas de tan reducidas dimensiones que apenas cumplían su cometido: dar sombra. Fueron diseñadas para causar el mínimo impacto visual en un entorno monumental (junto a la iglesia del Salvador), pero dejaban demasiado espacio al sol. Debido a las críticas recibidas, no duraron un día en las alturas, tiempo más que suficiente para –como acostumbra la ciudad de la guasa– ponerle un mote: la lona tanga. 

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