La madre de Alberto Jiménez-Becerril recibe un premio que lleva el nombre de su hijo

"Este homenaje no es mas que el mayor de los agradecimientos, en nombre de todos, pero especialmente mío y de mis hermanas, nunca le podremos agradecer suficientemente todo lo que hizo por nosotros. Hoy somos quienes somos por ella. Este premio es un mínimo gesto que yo, como nieto, y la Fundación, como firme defensora de las víctimas del terrorismo, hoy le podemos hacer". Este es tan sólo un extracto del sentido y emotivo discurso que dio Alberto Jiménez-Becerril García, hijo del matrimonio asesinado por ETA en 1998, en la entrega del VIII Premio Contra el Terrorismo Alberto Jiménez-Becerril. Un galardón que recayó en su edición de 2022 en Teresa Barrio Azcutia, madre del asesinado y abuela del autor de dichas palabras.

Durante el acto, también se entregó una mención especial a Concepción López Barrera, una de las miles de víctimas anónimas de la barbarie terrorista y viuda de Antonio Marín Gamero, guardia civil de 27 años, asesinado junto a otros cinco guardias en atentado terrorista en 1980, en Ispaster (Vizcaya).

El alcalde Antonio Muñoz, que cerró el acto celebrado en el Ayuntamiento, recordó que la premiada "lo ha demostrado no solo en su difícil empeño como abuela al cuidado de sus nietos, también participando en todos los actos de homenaje a su hijo y a su nuera y asistiendo a la entrega de premios y a otras muchas actividades de la Fundación porque siempre ha tenido muy claro que el objetivo de esta entidad es guardar la memoria de las víctimas del terrorismo, y, en especial, de Alberto y Ascensión. Un objetivo que seguimos apoyando para reconocer a quienes luchan contra el terrorismo y para fomentar una cultura de paz y convivencia que es la única con la que podemos combatir el terrorismo".

El Patronato de la Fundación acordó conceder este año este premio a Teresa por su implicación por preservar la memoria, la dignidad y la justicia de las víctimas del terrorismo. Con este reconocimiento se ha querido rendir homenaje, además, a todas las madres y abuelas, víctimas del terrorismo, que han criado a sus hijos y nietos, en ausencia de alguno o de ambos progenitores, quienes fueron tristemente asesinados en atentados terroristas y a las que tanto debe la sociedad española.