La lucha de Sahid para que le devuelvan su puesto de incienso
Este vendedor ambulante, que se situaba en la calle Tetuán, ha perdido la licencia tras no poder renovarla
Vecinos y comerciantes recogen firmas para que vuelva a ejercer su actividad
La céntrica calle Tetuán tiene dos olores muy característicos. El del abobo de Blanco Cerrillo y el del incienso del puesto de Sahid en la esquina de la calle Jovellanos. Desde la pasada Navidad la calle más concurrida la ciudad, también su arteria comercial principal con el permiso de Sierpes, está huérfana de los sahumerios que este marroquí, afincado en Sevilla desde hace más de 30 años, trae de su país natal o de Arabia. A Sahid se le pasó el plazo de la renovación de la licencia hace tres años y desde entonces está reclamando sin éxito que le dejen volver al sitio que ocupaba.
Mohammed Sahid Elmrabet Znagui, Sahid, para todos los vecinos del entorno de la capillita de San José, tiene una historia muy bonita a sus espaldas. Su padre era baterista en la banda del Ejército Español en Marruecos y de ahí paso al ejército marroquí cuando se produjo la independencia. Con el paso de los años Sahid se estableció en Sevilla, donde se casó y tuvo dos hijos. Tras ganarse la vida en distintos oficios, Sahid fue el primero que en el año 2003 montó el puesto de incienso en la calle Córdoba. También estuvo en la esquina de la Avenida de la Constitución con García de Vinuesa antes de asentarse, con su pequeña mesa de camping, en la esquina de Tetuán con Jovellanos. “Desde hace tres años me están denegando la licencia para el puesto. Llevo toda la vida ahí con una mesa que no molesta de un metro y medio. pagando la licencia. Ahora no puedo vivir de nada”, relata a este periódico.
Este marroquí, que se declara abiertamente cofrade, cuenta con el respaldo y apoyo de buena parte de los vecinos y establecimientos de la zona. Son muchos los que ya han firmado la petición para que la Gerencia de Urbanismo sea sensible y atienda su petición. Uno de estos establecimientos es la Casa de Soria, que le ha dado cobijo para que pueda vivir.
Desde allí, Sahid ejerce como una especie de guarda para los vecinos, como asegura uno de ellos, Jesús Calvillo, de Casa Calvillo: “Es una persona muy útil y querida por todos nosotros. Nos ayuda y siempre está pendiente de todos. No molesta, por lo que pedimos que pueda volver a montar su puesto para ganarse la vida”.
A Sahid, con 58 años, la pandemia también le ha cogido de lleno. La crisis aprieta, y alguna hermandad de penitencia vecina ha tenido que salir a echarle una mano. Por ello, como dice Calvillo, “la mejor opción que le pueden dar es que tenga la oportunidad de poner su puesto y ganarse la vida, así no tendrá que recurrir a los servicios sociales o al ingreso mínimo”.
En los años que lleva sin licencia Sahid no ha dejado de montar su puesto en alguna que otra ocasión, pero siempre ha levantado por la policía que, además, le ha confiscado la mercancía. “Yo veo como hay puestos nuevos en la calle, pero a mí no me dejan. Y también están los manteros y no pasa nada”, lamenta.
Desde el Ayuntamiento explicaron a este periódico que, efectivamente, Sahid funcionó durante muchos años con su licencia pero que dejó de renovarla. A partir de ese momento tiene que iniciar un nuevo proceso para volver a ejercer la actividad y, recordaron que son muchas las peticiones de licencias de venta ambulante que hay para el centro de la ciudad, por lo que no pueden crear este agravio.
Pese a estas dificultades, Sahid volverá a presentar su petición a la Gerencia de Urbanismo. Lo hará con el respaldo de vecinos y comerciantes que quieren que el aroma del incienso envuelva de nuevo el entorno de la capillita de San José.
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