Logros y suspensos de 10 años de rector en la US
Universidad
La internacionalización marca el gobierno de Miguel Ángel Castro en la Universidad de Sevilla
La competencia de las privadas y el retraso en las obras se convierten en asignaturas pendientes
Las elecciones en la US ya tienen fecha
El claustro celebrado a principios de esta semana en la Universidad de Sevilla (US) supuso el inicio de la despedida de su rector, Miguel Ángel Castro, del cargo que ha ostentado diez años. Dos mandatos con claros y oscuros que se pusieron de manifiesto tanto en el balance de gestión que hizo al comienzo de la sesión como en las intervenciones posteriores de los claustrales. Una década en la que la Hispalense ha ganado peso en la internacionalización de sus estudios, ha mejorado su posición en los distintos ránkings y ha estabilizado la plantilla. Ahora bien, no se han podido concluir importantes proyectos en infraestructuras, como la remodelación de las facultades de Medicina y Farmacia; y queda por delante un importante (y preocupante) reto, el de hacer frente a la presencia cada vez más notoria de las universidades privadas, que se hacen con un buen número de estudiantes que no tienen cabida en la primera universidad pública sevillana.
Castro comenzó su discurso destacando las premisas que han marcado estos diez años de gobierno en la US. Por un lado, cumplir las directrices marcadas cuando accedió al Rectorado, y por otro, el diálogo constante con los distintos sectores de la comunidad universitaria. Una línea de trabajo que ha tenido que hacer frente a tres grandes dificultades, que el máximo responsable de la Hispalense denominó como “perturbaciones”.
La más inesperada, la de la pandemia del Covid, que obligó a cambiar por completo el modelo de institución académica. En este punto, el rector recibió el elogio de la mayoría de los intervinientes en el claustro, que llegaron, incluso, a alabar su capacidad de “liderazgo” en aquellos meses de estado de alarma, como recordó el decano de Medicina, Luis Capitán.
La segunda “perturbación” es la “creciente infrafinanciación” por parte de la Junta de Andalucía, que ha puesto al borde del déficit financiero a la US. Castro se ha caracterizado en estos años por ser una de las voces más críticas contra la política universitaria del Ejecutivo de Juanma Moreno. También lo ha sido con la del Gobierno de Pedro Sánchez, de donde ha salido la enésima ley que regula enseñanza superior, la LOSU. Fruto de esta reforma es el nuevo estatuto aprobado por el claustro en diciembre y que está a la espera de recibir el visto bueno de la Consejería de Universidades.
El nuevo estatuto
También en las intervenciones, como en la del decano de Derecho, Fernando Llano, se elogió que el nuevo estatuto “pone a la Universidad de Sevilla a la altura de los tiempos”. Llano, que hizo hincapié en que “la Facultad de Derecho seguirá trabajando con independencia, pero con lealtad hacia el equipo de gobierno”, incidió en el “grado de legitimidad del nuevo estatuto, por el gran apoyo recibido y el debate existente antes de su aprobación”.
Y de las “perturbaciones” que ya son pretérito a los retos –o nuevos frentes, según se estime– que se avecinan, los cuales salieron a la palestra en el claustro de esta semana. El primero y que más preocupa es la presencia notoria de la universidad privada en Sevilla. El mismo decano de Derecho habló de ello: “Nos enfrentamos a un reto. El acoso de las universidades privadas”. También a este asunto aludió, por parte de la Facultad de Farmacia, el claustral Esteban Moreno, quien se refirió al caso concreto de su centro, cuyas instalaciones resultan ya insuficientes para atender la demanda de jóvenes que quieren estudiar sus grados. “No podemos meter más alumnos ni en Farmacia ni en Medicina, que somos facultades con titulaciones sin paro en los egresados”, refirió este claustral, quien advirtió que dicha falta de respuesta beneficia al sector privado. “Universidades privadas como la Loyola ya han duplicado sus grupos de la rama sanitaria y la Fernando III incorporará estos grados el próximo curso”, insistió este representante de Farmacia, que alertó de que “estamos desaprovechando alumnos”.
Las obras pendientes
Su intervención puso de relieve una de las lagunas en el gobierno de Castro, la remodelación aún pendiente de las facultades de Medicina y Farmacia. Ambas se han sometido a un concurso de ideas. Para financiarlas se requiere de un acuerdo con el SAS para Medicina (aún pendiente) y la venta de activos de la US (la antigua Politécnica, el Centro Internacional de Ciudad Jardín y la concesión demanial de un solar en Reina Mercedes), que no ha salido adelante. “No tenemos dinero en estos momentos”, admitió Castro para explicar el hecho de que tales proyectos no se hayan iniciado aún. En enero de 2022, hace justo dos años, se anunció que ambas obras comenzarían en 2024, ejercicio en el que no se ha puesto un ladrillo.
La que sí sigue adelante es la nueva sede de la Escuela de Agronómicas. Tras siete años de espera se empezó a construir en el verano de 2022. Se convirtió también en motivo de polémica con la Junta por el uso de los remanentes para su financiación. La primera fase está a punto de terminar, según indicó su director, Luis Pérez.
No debe pasarse por alto la intervención del decano de Económicas, Antonio Navarro, que aludió a tres cuestiones importantes: la evaluación continua, reclamada por los estudiantes y que ya protagonizó sonoras protestas la década pasada; el sufragio universal que incluye el nuevo estatuto y que estará presente en las próximas elecciones a rector; y la necesidad de “aprovechar el teletrabajo”. Esta opción fue definida por Castro con las siguientes palabras: “un regalo envenenado para las universidades públicas. Por eso hay que hacerlo con talento y cuidado”.
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