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"Más de una vez llamaron a mi puerta por error en busca de sexo"

Los vecinos de Greco, 40 están desesperados por la existencia de un burdel en el bloque

La fachada del edificio, con el piso donde está el burdel, justo encima del bar. / Juan Carlos Muñoz
F. P. A.

05 de febrero 2018 - 02:33

Si entre los vecinos de Nervión existe cierta inquietud con el incremento de burdeles clandestinos en el barrio, a unos metros, en el polígono de San Pablo, existe un verdadero problema. Es el que padecen los vecinos del número 40 de la avenida del Greco. En el piso Primero B de este bloque existe un burdel clandestino desde hace varios años. Al estar dentro de un bloque de pisos, las molestias son mucho mayores que en una casa, más aislada. En un primer momento era un centro de masajes regentado por ciudadanas chinas, en el que también se ofrecía sexo a los clientes, pero que apenas generaba problemas de convivencia. Hace al menos cuatro años, las chinas se marcharon y el dueño de la vivienda se la alquiló a un grupo de iberoamericanas. Desde entonces, la situación se ha tensado cada vez más hasta hacerse insostenible.

El prostíbulo de Greco, 40 es conocido como la Casa del Loro entre los clientes, que acuden a diario y a todas horas. Los vecinos se los han encontrado tanto por la noche como a primera hora de la mañana. Cuando el burdel está lleno, los clientes esperan en el rellano de la escalera. "A veces, para bajar tenemos que pedir permiso porque están en la escalera, esperando que les toque su turno", cuenta Antonio, uno de los vecinos, que vive en el piso de arriba y escucha perfectamente los ruidos que salen de la vivienda de abajo. "Patadas, golpes, porrazos, gritos... De todo, una vez uno que decía que le habían robado, otra vez otro que estaba amenazando con matar a alguien..."

En el piso contiguo vive una mujer a la que en más de una ocasión han llamado a la puerta creyendo que su casa era el burdel. "Varias veces se confundieron y llamaron a mi puerta por error en busca de sexo". En otra ocasión le arrojaron una piedra que le rompió el cristal de la ventana. Un día, los vecinos encontraron un reguero de sangre que salía del prostíbulo.

Los vecinos han denunciado en reiteradas ocasiones la existencia de este burdel a la Policía Nacional. También se han presentado denuncias cuando el bloque ha sufrido daños, robos o desperfectos. En abril de 2014, denunciaron que habían arrancado las llaves de los pulsadores de la luz y que se habían llevado una puerta. En febrero de 2015, el robo de dos hojas de la ventana del rellano de la segunda planta y de un compresor de aire acondicionado que había en la cubierta. Los ladrones también forzaron una casetilla prefabricada que hay en la azotea. En esa misma denuncia, la administradora del bloque hacía constar que las zonas comunes estaban llenas de vasos de plástico, orines y defecaciones.

En junio de ese mismo año se produjo otro robo. Los ladrones se llevaron un compresor, ocho ventanas y una tubería y forzaron varias puertas de domicilios y del cuarto de contadores. La administradora de la comunidad, Macarena Serrano, también informó personalmente al alcalde, Juan Espadas, que es conocedor de la situación desde hace más de dos años. Pero nadie ha podido hacer nada para impedir la actividad de este piso.

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