Con liturgia solemne y Lucrecio de testigo

En el noble escenario del Salón Santo Tomás, con el atril en lugar de la mesa habitual y arropado por un elenco de compañeros de filas en el que se incluía extraordinariamente uno de los tres altos funcionarios del Ayuntamiento, el secretario Luis Enrique Flores, autor de los informes claves sobre el proyecto Metropol Parasol. Monteseirín compareció acompañado, además de por el fedatario municipal, por la presidenta del Pleno, Rosamar Prieto-Castro, el delegado de Urbanismo, Manuel Rey, y la portavoz del gobierno local, Nieves Hernández. Pudieron haber acudido más concejales, pues la comunicación de la convocatoria era abierta, pero ellos tres fueron los presentes. Gráficamente el objetivo estaba cumplido. El alcalde aparecía arropado a la hora de dar a conocer una decisión trascendente, compleja y con el viento del informe del Consejo Consultivo de Andalucía en contra. Y eso a los políticos les suele gustar en los momentos complicados. O en sus particulares hitos, según se interprete. La solemnidad premeditada no impidió las bromas aderezadas con una pizca de ironía. Monteseirín respondió a una pregunta sobre las quejas de la oposición que había demorado la entrega de los dictámenes al PP para impedir que el equipo de Zoido se tomara la licencia de avisar a la prensa: "Porque esto, lógicamente, se lo quería contar yo personalmente a ustedes... Es una broma, ¿eh? Ellos nunca se adelantan, nunca". Y el alcalde se hartó de repetir una frase ("Hay que acabar con el sino de la Encarnación") pidiendo llevarse el primer título de las ediciones digitales de los periódicos. Todo se redujo a un Setas, sí o sí, pero tamizado con una serie de explicaciones que dieran a su intervención el halo de un político con altura de miras en lugar de la apariencia de un alcalde en apuros. ¿Y el socio de gobierno? ¿Apoyará la decisión? "Pregúntenle a ellos".

En las filas de los asesores estuvo Lucrecio Fernández, el director de área de Presidencia que hace las veces de enlace entre el gobierno de Monteseirín y la candidatura de Juan Espadas. El hombre que coordina ambas partes y que debe poner al día al candidato de la situación real del Ayuntamiento. Evitarle resbalones. Y todas las zancadillas posibles.