La ley Celaá altera también la FP: Los profesores técnicos en Sevilla se rebelan
Educación
Los docentes de ciclos formativos que no sean licenciados se convertirán en un cuerpo a extinguir
Existen 11 especialidades que no se imparten en la universidad
"No se trata de empezar una guerra contra los licenciados, sino de evitar un agravio comparativo que perjudica a la FP”. Quien así se expresa es Diego Bueno, profesor de Mecanizados en el IES El Arenal, de Dos Hermanas. Es uno de los docentes afectados por la disposición adicional 11 de la ley Celaá (la Lomloe), que le obliga a quedarse en “un cuerpo a extinguir”, al no poseer titulación universitaria, pese a llevar 15 años formando a jóvenes en dicha especialidad y haberse convertido en un referente de esta enseñanza.
La reforma educativa del Ejecutivo de Pedro Sánchez, que tanta polémica ha generado, entraña también un importante cambio en esta etapa posobligatoria. El de mayor repercusión y que ha encontrado la disconformidad de la mayoría de las comunidades autónomas (incluida Andalucía) ha sido el que concierne al cuerpo de profesores técnicos de FP, es decir, los docentes que imparten clase en los ciclos formativos sin poseer un título universitario. Según datos oficiales, este colectivo lo conforman en Andalucía casi 2.000 profesionales, que pasarán a formar parte del cuerpo 591, considerado por la ley Celaá como “a extinguir”, mientras que sus compañeros que cuentan con un grado, licenciatura o máster, entrarán en el cuerpo 590, el del profesorado de Secundaria, con la diferencia salarial que conlleva.
La última novedad al respecto ha sido la moratoria que estableció en febrero el Ministerio de Educación para que quienes se encuentren sin titulación puedan ocupar plaza en los ciclos formativos a través de las oposiciones que convoquen las comunidades autónomas los próximos tres años. Sin embargo, como indican fuentes de la Consejería de Educación, esta medida lo único que consigue es “alargar” el problema en el tiempo.
“No se trata ya de la diferencia retributiva, que, en el peor de los casos, no superará los 150 euros al mes, sino la valoración profesional, al considerarnos a nosotros de segunda”, explica José Carlos Garallo, profesor de automoción en el IES Virgen de Consolación, de Utrera. Garallo es interino, no tiene plaza fija y lamenta que, habiendo entrado hace tres años como docente de FP con unas condiciones, ahora le cambien “las reglas del juego”.
Sin correspondencia en la enseñanza superior
Más allá del cambio de calificación profesional entre estos empleados públicos, uno de los problemas que acarrea la disposición adicional es la falta de correspondencia entre una titulación universitaria y ciertas especialidades de la FP. Esta carencia se constata en 11 ciclos formativos: Cocina y Pastelería, Servicios de Restauración, Estética, Peluquería, Fabricación e Instalación de Carpintería y Mueble, Mantenimiento de Vehículos, Mecanizado y Mantenimiento de Máquinas, Patronaje, Confección, Producción en Artes Gráficas y Soldadura. En todas ellas, hasta ahora, los candidatos a las oposiciones las habían aprobado en condiciones de igualdad, mérito y capacidad, independientemente de si su titulación fue universitaria o habilitante.
En el caso de los profesores técnicos que no habían pasado por la universidad, los avala la experiencia profesional acumulada durante años en empresas y talleres, al margen de los cursos obligatorios sobre formación académica que debían realizar para ocupar la plaza docente. “Nosotros tenemos una experiencia de la calle que resulta fundamental para impartir esta enseñanza”, refiere Manuel Flores, profesor de Soldadura en una FP Básica que se oferta en el IES el Arenal, de Dos Hermanas, y por la que fue reconocido en 2020 con el premio Abanca (considerado los Goyas de la Educación) como el mejor docente de Formación Profesional en España.
Para la especialidad que imparte Flores, por ejemplo, lo más parecido que puede encontrarse en la enseñanza superior es un ingeniero técnico industrial, aunque esta labor sólo la haya visto por power point. Bueno, al respecto, indica que la plaza que actualmente ocupa en este instituto nazareno la logró después de que dos profesores universitarios la rechazaran al darse cuenta de que no estaban preparados para enseñar sobre Mecanizados y Mantenimiento de Máquinas. “Nunca habían estado en un taller”. Este docente estudia ahora Pedagogía en la Universidad de Sevilla, una rama del conocimiento que ha despertado su interés tras años de enseñanza y para la que ha asistido a numerosos cursos.
El "fomento" de la FP Dual
Los tres profesores coinciden en señalar que tras el cambio de la ley Celaá existe “un claro interés” por fomentar la FP Dual, donde los alumnos pasan la mayor parte del curso realizando prácticas en empresas que llegan a un acuerdo de colaboración con la Administración, en este caso, las consejerías de Educación de cada comunidad autónoma. “Nuestro trabajo lo realizarán los formadores que están en las empresas”, advierte Diego Bueno, que incide en que estos empleados “no tienen ningún conocimiento sobre Pedagogía, no han pasado por unas oposiciones y les paga una empresa, lo que supone un ahorro en cuanto a dotación por parte de las consejerías”.
“Es tener una cantera gratis de trabajadores, con la que las empresas logran un ahorro en cursos de formación”, señala José Carlos Garallo, que también pone en duda el papel que juega la FP Dual en la formación de los jóvenes. “En una empresa van a estar condicionados por el tipo de producto que allí se fabrica, o si es un taller, como es mi caso, de los trabajos en los que estén especializados, mientras que en la FP convencional de los institutos a los alumnos se les enseña un abanico mucho más amplio de especialidades, sin estar condicionados por otros intereses”, incide.
En este punto, Manuel Flores recuerda que la FP Dual toma como patrón el modelo desarrollado hace décadas en Alemania, cuyo tejido industrial difiere bastante del español y del sevillano. “No tiene nada que ver”, señala Bueno, quien estuvo varios años trabajando en tierras germanas. “Allí hay grandes compañías, con espacios reservados para formación y prácticas de alumnos. Aquí, sin embargo, el tejido empresarial lo dominan las pymes y los autónomos, que no tienen esa capacidad”, insiste este profesor.
La postura de la Junta
¿Y cuál es la postura de la Consejería de Educación en este asunto? Fuentes del departamento que dirige Javier Imbroda aseguran que el cambio que introduce la Lomloe respecto al profesorado de FP “no se habló ni con las comunidades autónomas ni con los sindicatos”, lo cual ha provocado un verdadero problema para las consejerías de Educación que se tienen que enfrentar a tres presiones. Por un lado, la de los titulados universitarios que quieren formar parte del grupo A1, como contempla la ley estatal; por otro, la de los que carecen de licenciatura o grado, que consideran un agravio el cambio; y en tercer lugar, la de los interinos.
Por tal motivo, en la última comisión de personal de mediados de abril y a la que asistieron los directores generales de Recursos Humanos de las consejerías, todas las comunidades se sumaron a la propuesta de Andalucía para que se constituya un grupo de trabajo y en él se lleve a cabo un estudio “serio” de lo que va a ocurrir con este cuerpo docente y la solución que se le puede dar. Debe recordarse que Imbroda ya apostó, antes de que se conociera este cambio, por la equiparación salarial de los profesores de FP con los de la ESO.
José Carlos Garallo: “Cambian los criterios a mitad de partido”
Es profesor de Automoción en el IES Virgen de Consolación, de Utrera. Lleva tres años dedicándose a la docencia en la enseñanza pública. Antes trabajó en la Inspección Técnica de Vehículos (ITV). El cambio en la FP le afecta especialmente por su condición de interino. Entró en educación con unas condiciones que la ley Celaá “no respeta”. “Se han cambiado los criterios a mitad de partido”, refiere Garallo, que insiste en la idea de que su labor como profesor de ciclos formativos “no es transmitir unos conocimientos totalmente teóricos al alumnado”.
“Nosotros venimos de trabajar en la calle, en talleres, lo que nos ha aportado una experiencia vital para la formación de los jóvenes”, explica. La titulación universitaria que más se asimila a la enseñanza que imparte es la de ingeniero técnico industrial, cuyo currículum incluye la asignatura Motores Térmicos. “Eso es teoría, pero al alumno que estudia una FP le interesa más saber cómo hay que cambiar las piezas de un motor que tener un gran conocimiento de termodinámica, pues busca una inserción laboral a corto y medio plazo, por lo que requiere de datos muy prácticos”.
Diego Bueno: “La ley Celaá nos considera profesores de segunda”
“Nosotros estamos obligados a realizar unos cursos pedagógicos, lo que nos capacita para transmitir conocimientos a los estudiantes. No somos, por tanto, ajenos al mundo de la enseñanza”. Así de contundente se muestra este profesor de Mecanizado y Mantenimiento de Máquinas cuando se le pregunta por los cambios que plantea la Lomloe en la FP.
“No se trata sólo de la remuneración salarial, sino de que la ley nos considera de segunda respecto a los compañeros que son licenciados”, subraya este docente, quien destaca que la filosofía de esta enseñanza no se basa en el saber, sino en “el saber hacer”. “No creo que en el Ministerio de Educación sean unos inconscientes sobre el cambio introducido. Pienso que detrás de todo esto hay un fomento de la FP Dual”, advierte Bueno, que incide en las diferencias existentes con Alemania, de donde se ha tomado este modelo educativo. “Allí al estudiante que hace prácticas en una empresa se le pagan como mínimo 400 euros al comenzar la formación dual y el último curso cobra hasta 3.000, porque el tejido empresarial de allí es totalmente distinto al de Andalucía”, apostilla.
Manuel Flores: “Ya se intentó una vez este cambio y fracasó”
Manuel Flores lleva 20 años ejerciendo de profesor de FP. Un veterano en esta etapa posobligatoria que ha experimentado un importante incremento de la demanda por parte de los jóvenes la última década, hasta el punto de superar en matriculados, en Sevilla, al Bachillerato. Recuerda que ya en 2001 hubo un intento similar para que quienes impartieran esta enseñanza fueran sólo los titulados universitarios. “Antes de yo de entrar sólo daban clases de FP los ingenieros, pero las familias se quejaron mucho porque veían que sus hijos no aprendían nada, por lo que de nuevo tuvieron que abrir las bolsas de trabajo para los profesores técnicos sin titulación. Creo que ahora puede pasar igual si sale adelante este cambio”, confiesa.
Flores también sostiene que detrás del planteamiento de la Lomloe se encuentra la apuesta por la FP Dual, un formato con el que no está conforme al considerarlo “elitista”. “Las empresas sólo quieren que hagan prácticas en sus sedes los alumnos que tengan mejores expedientes y eso no puede consentirse en la enseñanza pública, que debe ser para todos”, alerta.
Este docente fue galardonado en 2020 con el premio Abanca como el mejor profesor de FP de España. En el IES Arenal desarrolla una FP Básica sobre Soldadura en la que no sólo se enseña a los jóvenes sobre este oficio, sino que también se les incita a la creatividad, a través de la realización de distintas figuras que suponen una interpretación de modelos de la Historia del Arte o de la naturaleza. De este modo, se ha conseguido crear una auténtica galería de arte en el instituto nazareno, que es visitada por diversos colectivos de la ciudad. Una suma de aprendizaje práctico, diseño y arte tutelada por un docente que, sin titulación universitaria, ha logrado que los alumnos que venían fracasados de la ESO aumenten su autoestima.
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