La ventana
Luis Carlos Peris
La Magna y su enfebrecida cuenta atrás
Los investigadores de la Policía Nacional que investigan la violación de Sara D. M., la joven de 31 años que apareció muerta en el Parque de María Luisa en la mañana del pasado 24 de febrero, trabajan con la hipótesis principal de que la causa de la muerte fue la hemorragia que sufrió como consecuencia de la violenta agresión sexual que se atribuye a Francisco M. S., de 46 años, que continúa detenido, imputado por delitos de homicidio y agresión sexual. Fuentes policiales explicaron ayer que los investigadores atribuyeron al detenido el delito de homicidio por la gravedad de las heridas que presentaba el cuerpo de la joven y la importante cantidad de sangre que había perdido como consecuencia de la agresión sexual, a la que atacó con "suma violencia".
Además, según informó Efe, los análisis toxicológicos han determinado que la mujer murió desangrada y que los fármacos que había ingerido -un tubo de pastillas del antidepresivo Diazepam- no le habrían provocado la muerte. Otras fuentes apuntan, no obstante, que estos datos aún tienen que corroborarse con el informe forense completo que debe aportarse al juzgado de Instrucción número 16 de Sevilla, que investiga el caso. En un principio, los investigadores consideraron que se podría tratar de un caso de suicidio, dado que la joven había dejado incluso una nota manuscrita, pero el análisis forense descubrió que había sido víctima de abusos sexuales.
Durante la jornada de ayer, el grupo de Homicidios de la Policía Nacional continuó realizando gestiones en torno a este caso, tras la detención en la tarde del pasado martes de Francisco M. S., quien tenía antecedentes por violencia de género y fue arrestado en su domicilio.
Los investigadores tienen previsto que el sospechoso sea puesto a primera hora de la mañana de este viernes a disposición del juez, aunque el plazo de las 72 horas no vencería hasta por la tarde. La Policía identificó al sospechoso en un tiempo récord, a pesar de las dificultades que entrañaba esta investigación, por cuanto la víctima y el agresor no se conocían de nada. Según la línea de investigación policial, el agresor encontró a la joven de forma fortuita y podría tratarse de un mirón que merodeara habitualmente por el parque de María Luisa.
La víctima había acudido la noche del 23 de febrero a la glorieta de Bécquer con la intención de suicidarse y el violador la halló en "un estado de aletargamiento que mermó su capacidad física y psíquica".
Esas circunstancias fueron precisamente aprovechadas por el agresor para acercarse a la joven y agredirla sexualmente, originándole unas heridas que le causaron una importante pérdida de sangre que probablemente determinaron su fallecimiento, más allá de la ingesta de los fármacos antidepresivos.
Hasta dar con Francisco M. S., la Policía llevó a cabo una ardua labor en la que interrogó a los posibles testigos y revisó todas las cámaras de videovigilancia del parque, que no registraron nada sospechoso.
Las pesquisas continuaron con el análisis de la ropa de la víctima, en la que descubrieron restos biológicos que podrían pertenecer a otra persona. Continuando con las pesquisas, los agentes paralizaron las labores de recogida de basuras en el parque, analizando los residuos hasta que dieron con un resto que coincidía con el hallado en las ropas de la joven que había sido violada. También se recurrió a unidades epesciales, entre ellas la de guías caninos, que rastrearon todo el perímetro de la zona donde fue hallado el cadáver.
La Policía Científica obtuvo el perfil genético de ambas muestras, que se introdujo en la base de datos de ADN, donde se localizó un perfil que coincidía con el de Francisco M. S., de 46 años y vecino de Sevilla, con antecedentes por violencia de género.
Su perfil genético estaba incluido en la base de ADN porque desde noviembre de 2007 la ley permite a las Fuerzas de Seguridad extraer muestras de ADN a los detenidos, por lo que todos los perfiles genéticos de las personas arrestadas se almacenan en esta base de datos, que es cotejada para tratar de resolver delitos, como ha ocurrido en este caso.
Al cierre de esta edición, los agentes del Grupo de Homicidios continuaban ultimando las investigaciones en torno a este caso y elaborando el atestado que esta mañana pondrán a diposición del instructor, en unión del detenido. El juez deberá decidir, una vez que le tome declaración, sobre si acuerda enviar a prisión provisional al detenido, que tiene en su contra la contundencia de las pruebas científicas recabadas por la Policía.
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