El legado de la Expo
De las 124 edificaciones levantadas con motivo de la muestra, 52 permanecen en pie y 44 de ellas tiene actividad
El recinto de la Expo está ocupado en su mayor parte por el Parque Científico y Tecnológico, Cartuja, que comenzó a gestarse en 1987, antes del evento
Hace poco más de 30 años, el recinto que acogió la Expo 92 era un erial, un horizonte vacío y rústico situado entre los dos brazos del río Guadalquivir y en el que el único elemento singular era el Monasterio de Santa María de las Cuevas. Por aquel entonces, estos terrenos estaban valorados en unos 350 millones de las antiguas pesetas. Su situación cambió a partir de 1987 con los inicios de los primeros trabajos para convertir en realidad la maqueta ideada.
En total se construyeron 98 pabellones -sin contar con los edificios de oficinas y otros servicios- que representaron a 108 países, 23 organizaciones internacionales y 17 comunidades autónomas. Ya en 1988, la sociedad estatal Expo 92 planteó a los países y empresas participantes la posibilidad de construir pabellones permanentes, siempre que su utilización posterior se integrase en el conjunto científico y tecnológico que se construyó tras finalizar la muestra, proyecto conocido inicialmente como Cartuja 93. Pero al cerrar sus puertas, cada edificio quedó condicionado por su propio futuro.
Algunos edificios se demolieron, otros se trasladaron, se reutilizaron o cayeron en el olvido. Ejemplos de arquitectura de vanguardia, como el Pabellón de Japón, desaparecieron o se fueron sustituyendo progresivamente por otras construcciones de escaso valor arquitectónico o paisajístico. Peor suerte corrió el Pabellón de los Descubrimientos, que daba nombre al lema de la Exposición. Éste se quemó pocos meses antes de la inauguración por el fuego que provocó una chispa de una soldadura. Sólo se salvó el cine Omnimax.
Según datos del Parque Científico y Tecnológico (PCT Cartuja), de las 124 edificaciones levantadas con motivo del evento -contando las construciones modulares y servicios-, 25 años después, 44 están en uso, 67 fueron demolidas, 5 se trasladaron, 6 no tienen actividad y hay 2 proyectos en ejecución: la reconversión del Pabellón del Futuro en el Archivo General de Andalucía a finales de 2017 y la nueva Escuela Politécnica Superior en la plaza Sony (más detalles en la infografía de las páginas 8 y 9).
Ángel Aramburu, presidente de la Asociación Legado Expo, hace un balance "positivo" del proceso de recuperación de los pabellones. "Lo ideal sería que se hubieran recuperado todos para el 25 aniversario pero sabemos que es muy difícil adaptar un espacio expositivo a un espacio de trabajo. Estamos satisfechos con el trabajo relizado".
De los 17 edificios construidos por la sociedad Expo 92 como permanentes, cuatro no cumplen actualmente su objetivo. El Pabellón del Futuro está en proceso de reutilización; el Pabellón de la Naturaleza está ocupado sólo parcialmente por el Consulado de Marruecos, y en la Banda Oeste, un edificio de la constructora Detea permanece sin actividad y otro de la misma empresa fue demolido y la parcela entregada posteriormente como dación en pago al Banco Santander.
De los siete efímeros de la sociedad estatal que luego se reutilizaron, sólo uno permanece sin actividad hoy, el Pabellón del Siglo XV, que pertenece al Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC).
Por otro lado, de los 16 pabellones construidos como permanentes por los participantes, tres carecen de actividad: el de Turquía, propiedad de la Junta de Andalucía; el de Chile, de Bogaris, y el de Cruzcampo, cuyo propietario, Heineken, puso a la venta en 2015. Por otro lado, de los 11 edificios levantados también por los participantes como efímeros pero que después fueron reutilizados, sólo el original edificio de Hungría permanece sin actividad. Este inmueble fue embargado y subastado a entidades financieras.
Otros, como los pabellones de la Cruz Roja -que se construyó con carácter permanente-, Bélgica, Austria, Checoslovaquia o el de la Santa Sede, fueron demolidos entre 2001 y 2008. Misma suerte corrió el Palenque, un proyecto ideado, en un primer momento, efímero y cuya construcción costó 2.505 millones de pesetas (unos 15 millones de euros). Durante 15 años, el espacio fue una discoteca y sala de conciertos hasta su demolición en 2007.
Nuevas edificaciones
Tras la finalización de los fastos del 92, con el transcurso de los años, en los solares de los pabellones demolidos o trasladados se han levantado hasta el momento 35 edificaciones de nueva planta, seis de ellas sin actividad o con uso parcial en la actualidad. Uno de ellos es el auditorio de la Sociedad General de Autores de España (SGAE), cerrado pese al despilfarro de millones públicos que supuso su construcción en las parcelas de Venezuela y Rusia.
También fracasó el proyecto de un hospital privado que construyó el Instituto Cartuja Corporación para investigación en radiodiagnóstico y medicina genómica personalizada. El edificio, de 14.000 metros cuadrados construidos, 69 habitaciones individuales, 20 consultas externas y 5 quirófanos, fue liquidado en 2015 sin haberse inaugurado aún.
La mayoría de las nuevas construcciones acogen instituciones públicas, empresas o sedes universitarias y científicas. Es el caso de uno de los tres edificio del Centro de Andaluz de Estudios Empresariales (los otros dos carecen de actividad), el levantado en la parcela de Alemania. También destaca la sede de la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES) donde antes estaba el pabellón de Omán, la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla en el solar de Estados Unidos, y el instituto de Microelectrónica de Sevilla y la Estación Biológica de Doñana (CicCartuja), además del parque temático de Isla Mágica, cuyas oficinas se encuentran en el antiguo pabellón de España.
Referente tecnológico
El recinto de la Expo está ocupado en su mayor parte por el Parque Científico y Tecnológico (PCT) Cartuja. Aquí hay instaladas 423 empresas y entidades, que generan más de 16.400 empleos directos y una actividad económica conjunta cercana a los 1.900 millones de euros, según datos de PCT Cartuja. A estas cifras hay que sumar los 8.000 estudiantes y 700 investigadores que acuden cada día a la isla.
La idea de reutilizar los activos de la muestra para su uso como parque científico y tecnológico no surgió después de la Expo. Este proyecto estaba meditado desde 1986. Cartuja 93, su nombre original, nació con seis empresas instaladas y otras 28 en fases de instalación. Pero las empresas tecnológicas que apostaron por Cartuja 93 no previeron el agresivo desarrollo tecnológico que iba a tener la Humanidad y hubo que esperar más de 15 años para que este proyecto cogiera fuerza y se convirtiera en lo que es hoy.
Un archivo general y un edificio de oficinas
El Pabellón del Futuro, propiedad de la Empresa Pública de Gestión de Activos (Epgasa), antigua Agesa, acogerá a principios de 2018 el Archivo General de Andalucía. La Consejería de Hacienda y Administración Pública cuenta desde diciembre con la licencia de obra necesaria para reformar el edificio y ya se está trabajando en la zona norte del inmueble. Las obras de esta primera fase cuentan con un presupuesto de 2,2 millones de euros. En una segunda fase se rehabilitará la zona sur del Pabellón del Futuro, alcanzando con la misma el 100% de su recuperación. Hace casi dos años también comenzaron las obras en el solar del antiguo Palenque. El arquitecto Rafael Otero González ha diseñado un edificio de oficinas de una sola planta en superficie y otra bajo rasante para un aparcamiento con 60 plazas. El presupuesto es de 2 millones de euros y su superficie construida ha sido drásticamente reducida, quedándose en 2.100 metros cuadrados. Por otro lado, la Escuela Politécnica Superior tendrá nueva sede a partir de 2019. La Universidad de Sevilla ha aprobado trasladar la escuela, situada en la calle Niebla y con importantes deficiencias estructurales, a la isla de la Cartuja. Ya han empezado los trabajos de adaptación del Centro Universitario de Espacios Tecnológicos (Centrius), que empezó a construirse hace ocho años, pero los trabajos se paralizaron por la falta de financiación. El proyecto contempla también la construcción en la parcela anexa al Centrius, en la plaza Sony, levantada con motivo de la Expo, un aulario de 4.200 metros cuadrados con seis plantas. La Hispalense estima que la construcción de la nueva sede de la Politécnica costará 11 millones de euros. A esto hay que sumar el aulario (4 millones) y el equipamiento de la sede (5 millones).
El desguace como destino
La muestra conmemorativa del 25 aniversario de la Expo'92, titulada Un éxito de todos. Del sueño a la realidad, que se inaugurará este lunes en el Pabellón de la Navegación, contará con dos unidades del antiguo y popular telecabina. El sistema de telecabina empezó a funcionar en mayo de 1991 en fase de pruebas. Estaba compuesto por 135 vehículos que cubrían a veinte metros de altura un recorrido de casi dos kilómetros de largo en poco menos de un cuarto de hora. El telecabina funcionó hasta 1995 y en 2006 se desmontó el tendido de cables y los apoyos, y los vehículos, almacenados hasta ese momento en los sótanos de Lipasam, dejaron la ciudad, teniendo casi todos ellos el desguace como destino, según explica la Asociación Legado Expo Sevilla. Años después, varios miembros de esta asociación encontraron en un desguace madrileño dos de estas cabinas, que han sido restauradas para la efeméride con el patrocinio del Grupo Azvi. La única huella que queda del telecabina son sus estaciones. Lipasam recuperó una de ellas, la de la calle Torneo. Las otras dos están abandonadas y su recuperación está bloqueada por las administraciones públicas, ya que el suelo es propiedad municipal y lo construido sobre rasante pertenece a la Junta.
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