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La justicia terrenal exculpa al falso cura

La Fiscalía solicita el archivo de la causa abierta al 'padre Ángel' después de que la Archidiócesis haya avalado la validez de la veintena de bodas que celebró

La justicia terrenal exculpa al falso cura
Jorge Muñoz

19 de enero 2014 - 05:03

No habrá castigo mundano para el falso cura. La Fiscalía de Sevilla ha decidido solicitar el archivo de la causa judicial abierta contra Ángel Luis Orellana Rodas, el falso sacerdote que ejerció durante siete años en la parroquia de Santa María de las Flores y San Eugenio de la barriada de Pío XII.

El Ministerio Público ha llegado a la conclusión de que la conducta del padre Ángel no puede ser objeto de ningún reproche penal, después de que la Archidiócesis de Sevilla haya confirmado la validez a efectos canónicos de la veintena de bodas celebradas por el falso presbítero.

La Fiscalía había pedido al juez que la Archidiócesis informara sobre la validez de esas ceremonias antes de emitir un dictamen y el resultado ha sido el mismo que cuando estalló el escándalo. En mayo de 2012, la Archidiócesis se apresuró a aclarar que los sacramentos del bautismo y matrimonio celebrados por Ángel Orellana durante el tiempo que estuvo en la parroquia eran "claramente válidos, si bien eran ilícitos". El Arzobispado indicó entonces que las parejas que habían contraído matrimonio en ceremonias oficiadas por el falso padre lo habían hecho "válidamente", aunque no ocurría lo mismo con los sacramentos de la eucaristía, la penitencia y la unción de enfermos, en los que se trata de "actos inválidos, pues requieren una potestad de la Orden".

Para el Ministerio Público, el único delito que podría atribuirse a Ángel Orellana, quien llegó a declarar ante la Policía pero nunca ante el juez, sería una supuesta falsedad a la que se podría haber inducido al funcionario del Registro Civil que inscribió estos matrimonios. Para ese trámite se tiene en cuenta únicamente la partida de matrimonio que emite la parroquia, por lo que de haberse producido alguna irregularidad relacionada con el oficiante de la ceremonia podría haberse inducido a esa supuesta falsedad.

Sin embargo, el padre Ángel no llegó a firmar ninguno de los certificados que se remitieron al Registro Civil de Sevilla, puesto que esa certificación siempre fue realizada por el párroco titular de Nuestra Señora de las Flores y no por Ángel Orellana, a pesar de que fuese éste quien celebró la veintena de bodas.

La petición de sobreseimiento por parte del Ministerio Fiscal conducirá al juez de Instrucción número 4 de Sevilla, Francisco de Asís Molina, a archivar la causa contra el falso presbítero, ya que en las diligencias previas tampoco se había personado ninguno de los posibles perjudicados por esta actuación.

De esta forma, el padre Ángel sólo tendrá el castigo que en su día le impuso el Arzobispado de Sevilla. Juan José Asenjo zanjó en marzo de 2013 la polémica en torno al ex seminarista de la Archidiócesis de Cuenca (Ecuador), al condenarle a realizar una "peregrinación piadosa" desde la localidad de Alcalá de Guadaíra -donde está afincado- hasta el santuario diocesano de Nuestra Señora de la Consolación de Utrera, lo que supone la realización de un recorrido de unos 20 kilómetros.

El decreto de monseñor Juan José Asenjo absolvió, no obstante, a Ángel Orellana de la pena de excomunión que de forma automática prescribe el Código de Derecho Canónico para los casos de impostura y "grave comportamiento".

El arzobispo basó esta absolución en el "sincero arrepentimiento" mostrado por el falso cura, al que también se prohibió expresamente visitar los templos y las hermandades en las que se hizo pasar por sacerdote, dado que Orellana no sólo ejerció como presbítero en la parroquia de Santa María de las Flores, sino que predicó en muchas hermandades. Ángel Orellana también fue condenado a devolver "cada uno de los estipendios recibidos durante el tiempo en que simuló la celebración de la eucarística", según recogía el decreto del arzobispo Juan José Asenjo.

Ángel Orellana se había presentado en la curia diocesana procedente de Ecuador y había acreditado su condición de sacerdote con una documentación que luego se pudo comprobar que era falsa. El ecuatoriano manifestó que se encontraba en la ciudad para hacer su tesis doctoral y pidió una parroquia en la que poder ejercer el ministerio sacerdotal. Desde el Arzobispado le indicaron que podría realizarlo en alguna de las cercanas a su lugar de residencia, entonces en Pío XII, pero en ningún momento se le asignó "oficio eclesiástico alguno", por lo que no estuvo en la nómina de la Iglesia ni se le encomendó ningún destino u obligación.

El falso sacerdote no tendrá, por tanto, ningún problema con la Justicia de los hombres y podrá seguir haciendo su vida con normalidad en Alcalá de Guadaíra, donde está integrado y buena prueba de ello es que durante las pasadas navidades encarnó incluso el papel de cartero real de sus majestades los Reyes Magos.

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